Por: Maria Calderón .
Existen varias formas de interpretar lo que es una educación clásica. En este artículo me referiré en concreto a la que se conoce como neoclásica y que tuvo su origen en una ponencia de la traductora y escritora británica Dorothy L. Sayers*, expuesta en Oxford en 1947, y que se continúa con lo reflejado en el libro de Susan Wise Bauer y Jessie Wise, The Well-Trained Mind.
La educación clásica es una aproximación al aprendizaje utilizando una serie de herramientas, independientemente de las materias que se estudien. Es decir, que no es tanto lo que se estudia sino cómo se estudia.
Dorothy L. Sayers propuso en su ensayo, The lost tools of learning (Las herramientas perdidas del aprendizaje) una revisión de la educación, en la cual se adoptaría un currículo neomedieval que no especificaba en concreto unas asignaturas de estudio sino un método para el aprendizaje.
Es cierto que ella no fue educadora ni maestra, pero sí expone sus ideas desde el punto de vista de quien ha sido enseñada, “en algún momento u otro. Incluso si no aprendimos nada – quizás particularmente si no aprendimos nada – nuestra contribución a la discusión pueda que tenga un valor potencial”.
Antes de comenzar su exposición también tiene claro algo: que conseguir un cambio educativo va a ser tremendamente difícil. Parece que ha sido siempre igual con las reformas educativas:
[…] es en sumo grado improbable que las reformas que propongo alguna vez sean llevadas a cabo. Ni los padres, ni los centros de entrenamiento, ni las juntas de inspección, ni los consejos escolares, ni los ministros de educación, van a aceptarlas ni por un momento. Pues equivalen a esto: si hemos de producir una sociedad de gente educada, capaces de preservar su libertad intelectual en medio de las complejas presiones de nuestra sociedad moderna, debemos hacer girar hacia atrás la rueda del progreso unos cuatrocientos o quinientos años, hasta el punto en que la educación comenzó a perder de vista su verdadero objetivo, hacia fines de la Edad Media.
Lo cierto es que todo lo que huela a antiguo en materia educativa tiende a provocar sarpullidos en ciertos sectores sociales. Y sin embargo, a veces lo que funcionó, adaptado a la época actual, es tan válido como la teoría pedagógica más moderna. E incluso si las cosas no hubieran sido como Dorothy Sayers apunta en su ensayo, con el trivium y el quadrivium, su visión educativa tiene coherencia y es probable que resulte útil para enseñar a pensar a las personas.
Es ahora cuando me traslado en el tiempo y nos situamos en los últimos años del siglo XX. A partir de aquel ensayo se recuperó, sobre todo en Estados Unidos, la educación clásica.
Mi encuentro con este tipo de educación tuvo lugar a través del libro de madre e hija, Jessie Wise y Susan Wise Bauer, The Well-trained Mind [La mente bien entrenada]. En él se explica de una forma práctica y detallada, en qué consiste el método neoclásico educativo.
Consta este de tres fases –el trivium medieval, las famosas gramática-lógica-retórica, que se adaptan de forma progresiva al desarrollo evolutivo del niño y que permiten entrenar su mente.
Los primeros años –la gramática, que abarca desde los 6 a los 9 años- establecen los cimientos educativos, el aprendizaje de los bloques básicos que servirán para la educación futura. Me refiero al lenguaje y la aritmética, los pilares fundamentales. Las herramientas: la memorización y el aprendizaje de diversos hechos, como fechas, sucesos, anécdotas, aprovechando que los niños de esta edad encuentran fácil y casi les sale espontáneamente el recordar todo tipo de cosas.
El resto de materias, como podrían ser historia, ciencias, literatura, lenguas extranjeras o arte y música, no se estudian de forma sistemática, sino intentando que el niño se familiarice con ellas y las disfrute, sin coartar su curiosidad en absoluto.
A partir de los 10 años, más o menos el 5º grado de primaria –la fase lógica o dialéctica, el niño empieza a desarrollar un pensamiento analítico, se pregunta el por qué de las cosas; ve las relaciones entre distintos campos de conocimiento; empieza a desarrollar más la abstracción. Es el momento de potenciar la crítica y los análisis de texto, profundizar en el por qué de la historia y en el método científico.
Llegan los 14 años, la retórica, y es el momento de que la persona empiece a expresar sus propias conclusionesy a escribir y hablar con fuerza y originalidad. Ahora el estudiante puede centrarse más en el estudio de aquello que le interesa y dejar de lado otras materias.
Esto en cuanto a las famosas tres fases del trivium. En cuanto a unas generalidades sobre la educación neoclásica, siguiendo las indicaciones del libro de Susan Wise Bauer, podrían ser estas:
• Está centrada en el lenguaje y no en las imágenes.• Las materias se interrelacionan, de manera que el aprendizaje se centra en el estudio cronológico de la historia. Las ciencias, la literatura, el arte, la música, se hacen girar en torno al período histórico que se está estudiando ese año. Nosotros seguimos el programa de historia de Susan Wise Bauer, The Story of the World; estudiamos tres ciclos de historia del mundo, repitiendo cada cuatro años los mismos libros.• La educación neoclásica está muy sistematizada, pero eso no significa que sea árida o rígida. El estudio se hace a través de libros vivos, de la experimentación, de la palabra, del pensamiento, del descubrimiento. El sistematizarlo todo da mucha seguridad a ciertos padres (levanto la mano la primera), además de favorecer que lo básico (la escritura, la lectura, las matemáticas) se aprenda bien, y a partir de ahí se pueda profundizar en el estudio de otras materias que resulten interesantes para el estudiante.• Ni siquiera sería necesario el estudio del latín o el griego clásicos, pero nuestra cultura occidental deriva en tan gran medida de todo el saber grecorromano que es una lástima no dar la oportunidad a nuestros hijos de entrar en contacto, aunque sea brevemente, con los idiomas y las obras de los clásicos.• Produce estudiantes que han leído bastantes clásicos, que piensan por sí mismos y que son curiosos, independientemente de la profesión que quieran desarrollar en el futuro.
Que este método funcione o no en el futuro no es posible decirlo, claro, pero al menos aporta conocimiento, y como dice Pérez-Reverte, “no hay mejor vacuna que el conocimiento. Me refiero a la cultura, en el sentido amplio y generoso del término: no soluciona casi nada, pero ayuda a comprender, a asumir, sin caer en el embrutecimiento, o en la resignación. Con ello quiero sugerirte que leas, que viajes, y que mires”.
* Traductora y escritora inglesa, que escribió las novelas policíacas que tienen como protagonista a Lord Peter Wimsey. Además fue estudiosa de lenguas clásicas y modernas. Humanista cristiana, tradujo la Divina Comedia. Fue amiga de C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien.
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