Por: Hugo Balderrama.
Escribo este artículo a pedido de algunos
amigos y estudiantes de resumir de manera breve mi trabajo de investigación
doctoral, el objetivo se tornó difícil ya que como sabemos los artículos son
como la minifalda, cortos para cubrir el argumento y largos para dejar volar la
imaginación.
Cuando nos referimos al término razón, debe
aclararse a que se refiere el concepto de racionalismo.
Hay dos vertientes distintas y opuestas; por un lado el racionalismo
critico propuesto por Karl Popper y por el otro el racionalismo constructivista
o iluminista.
En el primer caso se alude a la razón como la
capacidad humana de hilar argumentos en una secuencia lógica, es decir la base
del pensamiento y la incorporación de conocimientos en el mar de ignorancia en
que nos encontramos los humanos, de lo que se trata es del sano debate entre
teorías rivales para la construcción de conocimiento el cual siempre serán de
carácter provisorio. La conciencia de las limitaciones de la razón humana no
significa que tiremos por la borda nuestro instrumento fundamental para
entender el mundo que nos rodea, de la falibilidad no se sigue el escepticismo
ni el relativismo.
En el segundo caso el racionalismo iluminista
le atribuye a la razón humana la capacidad de rediseñar el orden ontológico, Digamos que en la pretensión del iluminista
radica el abuso de su razón. El mito del control o dirección consciente de los
proceso sociales descansa en la idea común de que la mente humana es capaz de
trascenderse a sí misma (autoconocimiento), que se pude llegar al estudio de la razón humana desde fuera, como un TODO, suponiendo
la conquista de una especie de supermente. Sin embargo, afirmar que conocemos
más de lo que realmente conocemos es una pretensión que nos lleva a la
exigencia de un tipo de dirección total de la realidad en todos sus
aspectos, olvidando que los proceso sociales alcanzan resultados que superan
las capacidades de realización y planificación de la mente humana individual.
Es más, de estos procesos sociales es que recibe la mente individual el poder
de que está dotada, todo intento de imponer un control consciente a estos
procesos genera totalmente consecuencias trágicas, esta
forma de pensar que nace con la revolución francesa y que tenía como objetivo
eliminar a Dios y la religión de la escena política y social es la madre del
estatismo y todas las corrientes científicas que le sirven de respaldo:
keynesianismo, positivismo jurídico, cepalismo, etc.
El
racionalismo extremo es incapaz de reconocer en qué medida la razón individual
es producto de las relaciones interindividuales (intersubjetivas). El método
colectivista proclama la pretensión de poder abarcar este proceso como un todo
y de utilizar todos los conocimientos en forma sistemática integrada
(planificada) que conduciría a un sistema en que todos los miembros de la
sociedad se verían convertidos en meros instrumentos de una única mente
rectora, haciendo desaparecer las fuerzas sociales espontáneas,
despreciando las costumbres e instituciones que no hayan tenido un origen
intencionado, contractual, sin demostración racional. Las consecuencias de esta
forma de pensar se ven a diario en la economía, el derecho, la justicia y la
seguridad.
Esa forma de
pensamiento hace que los legisladores apoyados por académicos consideren que el
estado tiene la capacidad de solucionar problemas y planificar el futuro del
conjunto social mediante el diseño y promulgación de leyes contrarias al orden
natural, las mismas que son las causantes de los niveles de desempleo, pobreza
y criminalidad.
A continuación
un leve resumen de las denominas leyes malas:
1.- Leyes de permisos y
licencias gubernamentales para cualquier clase de
actividades, comercios, industrias, transporte, escuelas, etc. El funcionario
selecciona, no el cliente. Generan corrupción, y reducción de las fuentes de
empleo, de su riqueza y variedad. Es también una de las causas de la pobreza, y
de la mala calidad en los bienes y servicios.
2.- Leyes Anti-Monopolio (“Pro Competencia”) El monopolio es un privilegio
gubernamental o legal que garantiza alguna posición de exclusividad. No
obstante, estas leyes castigan el monopolio como una “posición de dominio”, así
es como llaman al liderazgo comercial definido como gruesa participación de una
empresa en un mercado, lo cual muchas veces es muestra de eficiencia y elección
por la clientela. Estas leyes causan una “selección inversa” a manos de los
Jurados Anti-Monopolio, por la cual las mejores empresas son atacadas por las
peores y más ineficientes.
3.- Leyes de Empresas
Estatales. Si las ventajas de la empresa estatal
se traducen en precios artificialmente bajos, le significan competencia desleal
al empresario privado; de otro modo, sus altos precios le significan una
ventaja y una ganancia inmerecidas, al permitirle fijar sus propios precios al
nivel de los de la empresa estatal.
4.- Leyes
de Impuestos excesivos, para recaudar un
volumen muy superior al del total de recursos necesarios para pagar los costos
de un Gobierno limitado. Esta tributación desmedida es otra causa de la pobreza
y miseria de los pueblos, porque es ley natural y general de la Economía que
todos los impuestos se trasladan en cadena, por lo corriente de arriba hacia
abajo en la escala social.
5.- Leyes de Impuestos ocultos, p. ej. los costos en las
tramitaciones. También lo son las leyes que causan inflación, como las
relativas a los Bancos Centrales y
al dinero puramente fiduciario (sin respaldo real). La inflación es un impuesto
a los saldos líquidos, que traslada riqueza desde la sociedad civil al sector
estatal, que desorganiza el esfuerzo productivo privado, y que frustra el
ahorro y la inversión. Y que castiga muy especialmente a los más pobres; y a
los acreedores en general, pero en particular a los perceptores de rentas fijas
(“la viuda y el huérfano” en términos bíblicos)
6.- Leyes
de Encaje legal, autoriza a los bancos privados a
multiplicar los créditos mucho más allá de los depósitos en reservas, en lo que
se llama “banca de reservas fraccionarias”. De esta forma se les permite a los
bancos privados hacer con las operaciones de crédito lo mismo que hacen los
Bancos Centrales con la base monetaria: inflar o expandir los medios de pago de
modo indiscriminado, provocando de esa forma inflación de precios, con las
consiguientes malas decisiones empresariales e inversiones. Así se causan los
ciclos de auge artificial seguidos de brutales recesiones, con cierres de
empresas, quiebras y desempleo masivo e involuntario. (la teoría del ciclo muy
descrita por los maestros de la escuela austriaca)
7.- Leyes de aranceles “proteccionistas”, son impuestos a las importaciones,
que las encarecen artificialmente, y a los rubros con ellas elaborados. Otorgan
al productor nacional un privilegio, que condena al consumidor a pagar un
sobreprecio.
8.- Leyes de subsidios, financiados con impuestos y multas, implican injustificadas
transferencias de rentas, desde los contribuyentes hacia los beneficiarios
privilegiados: grupos de interese especiales a favor de tal o cual sector de la
actividad económica. Y también grupos de intereses “no económicos” o
calificados de “no lucrativos” (¿?), que alegan un supuesto compromiso con la
ciencia, cultura, bellas artes, salud, deporte, etc. En esta categoría entran
los “Programas Sociales”, por los cuales se obliga a la clase media a mantener
al menos a otras dos clases sociales: a) la clase política de los
“redistribuidores”; b) aquellos pobres que a su nivel poseen las conexiones
políticas apropiadas para recibir las migajas del banquete a título de
beneficiarios, a cambio del voto.
A manera de conclusión rápida: No hay sustituto para la sociedad abierta, de gobiernos en sus funciones
propias en lo político; de mercados libres en lo económico; y de respeto a la
propiedad privada e instituciones independientes en lo social-cultural. Y como
vía idónea a ese fin, no hay sustituto para toda la serie completa de
privatizaciones (desestatizaciones); desreglamentaciones; des-tributaciones
(eliminar y reducir impuestos); y garantías legales para las libertades, entre
ellas las monetarias y bancarias, y las no económicas.
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