viernes, 31 de mayo de 2013

Moneda y Banca Estatal.

Por: Hugo Balderrama.

El mundo atraviesa una de las peores crisis económicas de la historia solo comparable con el crack de 1929, como era de esperar los analistas de la izquierda saltan de alegría y según ellos tienen una razón más para demostrar el inminente fin del modelo capitalista. Pero al igual que el década del 20 sus críticas tienen un blanco errado y de hecho sus soluciones propuestas solo agravarían la situación actual.

 El origen de la crisis que padecemos se debe a la irresponsabilidad del aparato estatal con sus gigantescos gastos, endeudamientos desenfrenados, déficit astronómicos, empecinadas manipulaciones en la tasa de interés que hacen aparecer como rentables negocios que en verdad son antieconómicos, regulaciones asfixiantes en los mercados inmobiliarios y financieros, junto con un sistema absurdo de reserva fraccional dirigido por la banca central que pone a todos los bancos al borde del colapso cada vez que hay un cambio en la demanda de dinero, nada de lo anterior puede considerarse capitalismo liberal, la descripción corresponde a lo que mi buen amigo Alberto Mansueti llama el Neoestatismo.

Los estados siempre intentaron tener el control del dinero, por ejemplo en 1694 el rey Guillermo III fundo el banco de Inglaterra; desde ese momento los mandones no necesitaban arriesgar ni su popularidad ni su cuello decretando la subida de impuestos, ahora para financiar sus gastos excesivos solo tendrían que imprimir billetes el resultado fue la primera inflación masiva del reino. Ese experimento de control estatal de la moneda fue combatido por los cristianos ingleses levantando el argumento bíblico de pesos y medidas justas presente en Levito 19-35.

Situaciones como la arriba descrita eran más bien excepciones y no la regla, la acuñación privada de monedas funciono por muchos siglos. Los particulares entregaban oro en bruto o en barras a los acuñadores y estos las convertían en monedas del tamaño que el mercado demandaba, obviamente existía un precio acordado por el servicio. El estado velaba por evitar el fraude, al igual que con cualquier otro tipo de mercancías; ese sistema de orden espontaneo fue bautizado como el patrón oro clásico.

El abandono del patrón oro  comenzó poco antes del ingreso de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial, mediante la creación de La Reserva Federal en 1913. A partir de ese momento se les confiscaba los ahorros en oro a los norteamericanos y se les entregaba dólares recién impresos. Esa fue la medida que provoco el boom artificial  de los años veinte que luego desemboco en la crisis del 29 que arrastro a gran parte de occidente ya atado al dólar.

Por medio de los Bancos Centrales y sin patrón oro que haga de contención los gobiernos se concentraron primero en la impresión monetaria hasta los 80 y a partir de los 90 en la regulación estatal de crédito y la banca; que en ambos casos resultan un eufemismo para disfrazar la puesta en circulación de billetes sin respaldo (inflación).

El sistema de reserva parcial que es el instrumento que usan los gobiernos para el control de crédito consiste en que los bancos no mantienen el 100% de los depósitos de sus clientes que deberían tener a la vista. Prestan una parte a terceros, reteniendo únicamente una proporción de los ahorros conocida con el nombre de encaje legal. La irregularidad existe desde el momento que el banquero usa recursos ajenos, que tiene una consecuencia moral y una consecuencia económica.

La consecuencia moral es el uso de propiedad ajena sin autorización expresa del titular, a diferencia de quienes guardan bienes fungibles como maíz , azúcar o aceite, que están obligados a devolver a sus depositantes el total de lo depositado cuando lo reclamasen, la banca tiene un privilegio de manipulación que vulnera el derecho de terceros. Esto último de ninguna manera va dirigido contra los banqueros, la responsabilidad recae sobre las autoridades que implantan regímenes de este tipo.

En lo económico este régimen se encuentra bailando en la cuerda floja, ya que si por cambios en las decisiones de los clientes, estos deciden hacer retiros masivos de su dinero, se producen quiebras masivas con lamentables efectos para la comunidad (Venezuela 1994,  Argentina 2002, Bolivia 2010, Chipre 2012) en resumen con moneda enferma es imposible la existencia de banca sana.

También es equivocado y hasta mal intencionado afirmar que por medio del procedimiento antes aludido, se logra ahorro forzoso. La falsificación monetaria no solo no produce ahorro de ningún tipo, sino que, como hemos visto, tiende a disminuir sustancialmente el poder adquisitivo de los que reciben rentas fijas (viudas, jubilados y obreros de bajo rango).

Para terminar esta nota tomare prestado una frase de un artículo de mi amigo y colega Mauricio Ríos “Siendo la moneda el campo de la economía menos estudiado y sobre el que menos se ha escrito, se ha cometido errores metodológicos tan grandes y el desconocimiento teórico ha sido tal que, en vez de que –como diría Popper- nos una más la infinita ignorancia en la que estamos inmersos, que el muy escaso conocimiento que poseemos, se le ha permitido a la coactiva planificación central cometer los mismos errores de descontrol financiero y distorsión monetaria que han desembocado de manera recurrente en recesiones económicas. Es por eso que el aspecto monetario también se convierte en el área más trascendental de la economía en tanto no sea concebida como un genuino y espontáneo proceso social de cooperación, pero no vaya a ser que, al igual que con la relación Estado-Iglesia, se tarde 200 años en terminar con la relación Estado-moneda.” 

1 comentario:

ACSI dijo...

¿Que piensas del Bitcoin?