Por Alberto Benegas Lynch (h)
AIPE
Me acaban de informar desde Caracas que lo han retenido en el aeropuerto de Maiquetía a Álvaro Vargas Llosa y le habían arrancado el pasaporte con lo que no le resultaba posible ingresar a Venezuela ni salir de ese país. Lo retuvieron durante dos horas y al liberarlo “le ordenaron” que no podía hacer declaraciones políticas de ninguna naturaleza. Es irrelevante cuanto tiempo haya durado esta patraña elucubrada por el bufón del Orinoco, el tema central es que se tolere que un mequetrefe al frente del gobierno pueda tratar al país como si fuera su estancia personal y oponerse a que ingrese alguien que no solo no ha cometido crimen alguno sino que se trata de un preclaro defensor de la libertad.
La soldadesca no conoce a la persona que iba invitada por el muy meritorio CEDICE para pronunciar conferencias. No cambiará su rumbo ni se dejará amedrentar por los lacayos del mandamás de marras. Pero en todo caso, lo ocurrido hasta ahora pone de manifiesto una felonía más del coronel Chávez incapaz de comprender que sus atropellos deben tener un límite. Las votaciones africanas que le dan aire a sus bravuconadas no le otorgan legitimidad igual que no se la otorgó en su momento a Hitler y a su banda de sicarios. No resulta posible tolerar que en nombre de una mayoría se aniquilen los derechos más elementales de las personas. Solamente un cretino acepta que si se gana una votación en la que se decide pasar a degüello a los pelirrojos estos pongan mansamente sus pescuezos para que se los despedace. Si se procediera de ese modo no sería en nombre de la democracia sino en nombre de una irresponsabilidad mayúscula.
Por esto es que desde Sidney y Locke en toda la tradición civilizada se ha establecido el derecho a la resistencia. Eso fue lo que precisamente hizo Bolívar con el autoritarismo español. Eso es lo que se hizo en Estados Unidos para liberarse de los atropellos de Jorge III y su séquito. Si se considera la prepotencia española en sus colonias de América de Sur y la inglesa en el Norte, se verá que resulta muy menor si se la compara con lo que viene haciendo con las vidas y las haciendas ajenas el antisemita del Orinoco con el respaldo de Cuba, Irán, Corea del Norte y toda la bazofia disponible en el orbe.
Lo que se ha hecho con Álvaro Vargas Llosa es gravísimo, como que son de gravedad creciente todos los manotazos de este coronel farandulesco desde que asumió el poder absoluto en Venezuela. Es imperioso que se vuelva a establecer la República y la democracia en ese país para bien de los venezolanos y para bien del mundo libre. La farsa macabra que se vive en esa nación conduce a que se exterminen los vestigios de derecho que aún quedan en pie. Es de esperar que se reaccione a tiempo antes de que los energúmenos en el poder barran con el valiente periodismo y demás reservas morales que aún queda en Venezuela y se transforme en otro Gulag más.
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