lunes, 25 de julio de 2011

La mujer y su Libertad en el Islam

Por: Hugo Balderrama (Abdul Rahman)
La religión es una de las principales causas a las que se atribuye la violación a los derechos de la mujer en las sociedades musulmanas. Sin embargo, cabe contemplar la posibilidad de que no sea la religión en sí la causa de este mal, sino la mala interpretación del Corán lo que lleva a ella. Podemos considerar que la situación que sufren actualmente las mujeres, en ciertos países musulmanes, no ha sido directamente dictada por el Corán. En muchos casos se trata de costumbres anteriores a la implantación del Islam y, sobre todo, a la errónea interpretación por parte de los ulemas (expertos en leyes) de algunos versículos del Corán, desviaciones que se extendieron con posterioridad a otros países. Estas interpretaciones se realizaron en el marco de una sociedad en la que los hombres eran los principales sustentadores económicos de las familias, de manera que se extendieron y no han sido revisadas. De hecho, la abogada iraní y premio Nobel de la Paz 2003, Shirin Ebadi, afirmó durante su participación en el Forum de Barcelona 2004 que el Islam, la religión musulmana, no dice que la mujer deba estar sometida al hombre: son los gobernantes de Irán los que hacen una mala e interesada interpretación de lo que establece la religión islámica.

El temas más polémico en la actualidad es el uso del velo, en occidente es el caballo de batalla para todos los ataques contra el Islam. Son muchas las mujeres que lo llevan por tradición y, en ningún caso quieren renunciar a él, consideran que al cubrirse la cabeza se reivindican como mujeres, Jadicha Candela (España), letrada en el Congreso de los Diputados y transformada al Islam después de casarse, afirma que el arma fundamental contra la mujer es la ignorancia, no el velo.

El problema surge cuando, más allá de una opción personal, existe la imposición. Se trata de sociedades dónde se busca mantener un régimen antiguo y las mujeres son obligadas a llevar una indumentaria que las mantiene en un segundo plano. No son muy lejanas las imágenes de las mujeres afganas que cubrían todo su cuerpo con el burka por imposiciones del régimen talibán. De nuevo, múltiples interpretaciones para un mismo asunto.

Mi intención es generar un sano debate, que como musulmanes, nos afecta de forma directa, porque estamos hablando de más o menos la mitad de trecientos millones de personas que forma la gran comunidad islámica del mundo. El Islam se caracteriza, entre otras cosas, por carecer de iglesias, de sacerdotes o intermediarios entre Al-lâh y sus siervos. Así, pues, sin querer negar la aportación inestimable de los grandes eruditos en Islam, en mi opinión el verdadero yihad personal es la lectura e interpretación del Corán. Todo musulmán ha de intentar encontrar las respuestas a sus preguntas en el Libro Sagrado.

Burka, chador, nikab, y otras formas de cubrirse la cabeza de algunas mujeres en el mundo musulmán no son el "velo islámico". De hecho tal concepto, simplemente, no existe en el Corán. De las ocho veces que aparece el término hiyab "velo" en el Corán ninguna hace referencia a la prenda que camufla el pelo. En dichos versículos el sentido de hiyab es "cortina", que separa espacios físicos, el privado del público.

Las únicas referencias del Corán al modo de vestir son las siguientes: “¡Oh, Hijos de Adán! Les hemos dado ropas para que se cubran y la ropa es como un adorno. Pero la ropa de rectitud es mejor”. (7:26). De hecho, hoy, la mayoría de las mujeres musulmanes del mundo no utilizan ninguna forma del velo, y siguen llevando sus vestimentas étnicas y tradicionales que son, por cierto, muy coloridas y casi nunca negras, porque el rostro islámico muestra a malayos, persas, kurdos, bolivianos, chilenos, etc. Lo que hace básicamente imposible que existe una vestimenta unificada, para todo ese enorme abanico de personas.

La vicepresidenta de la Unión de Mujeres Arabes, la marroquí Fatna Daanoun, defendió que en el Islam no hay discriminación alguna contra la mujer, pues desde la primera sura del Corán se pide a los hombres que aprendan, "porque sin la sabiduría no podemos ni practicar la religión como es ni tener una buena convivencia en todos los aspectos". A su juicio, la violencia contra la mujer no es una característica de las religiones, "sino de la cultura, la sociedad y las tradiciones y costumbres que arraigaron desde las épocas ante-históricas". Respecto al uso del pañuelo en las mujeres, Fatna Daanoun, que usa el "hiyab" reclamó el derecho de la mujer a vestir como desee. "La persona es libre y debe responder ante Dios, no ante el ser humano".


El caso de países como Arabia Saudí, Afganistan e Irán que institucionalizan la vestimenta de las mujeres es contrario al principio islámico de libre elección ya que "En Islam no hay coacción" (2:256). Tanto la mujer como el hombre tienen derecho a pensar libremente porque Al-lâh nos ha dotado de entendimiento y nos ha hecho el mejor regalo que podía ofrecernos: Al-Hurriya (la libertad) que forma parte de nuestro destino.
Salam Aleikum

martes, 19 de julio de 2011

La riqueza, no es pecado

Por: Hugo Balderrama

De verdad resulta triste ver que en pleno siglo XXI, cuando salieron a la luz los crímenes de los grandes dictadores socialistas (Mao, Stalin, Tito), cuando las violaciones a los derechos llevadas a cabo por el gobierno de Castro son imposibles de ocultar, después de comprobar que Guevara es un simple delincuente que fusilo a centenares de cubanos, todavía existan personas que ven en ese modelo de sociedad la solución a los problemas que golpean a millones de latinoamericanos (no es raro ver fotos del “Che” en casi todas las universidades fiscales de América Latina). La pregunta obvia es ¿Por qué?


Es un hecho que existe más de una causa que responde a la interrogante anterior, pero el objetivo de esta pequeña nota es mostrar el triste papel de la iglesia católica en la promulgación de esas ideas, que por su naturaleza son contrarias a los principios evangélicos.

Los movimientos de raíz totalitaria en América Latina en su gran mayoría fueron intelectualmente alimentados por la llamada Teología de la Liberación, que tuvo entre sus principales teóricos a Leonardo Boff y Hugo Assman, muchos fueron los sacerdotes que movidos por este pensamiento ocuparon cargos importantes en varios gobiernos de la región, como es el caso del régimen sandinista en Nicaragua que tuvo de ministros a los siguientes religiosos: Ernesto Cardenal, su hermano Fernando Cardenal y Miguel D’Escoto; los dos primeros en el área educativa y el ultimo como ministro de relaciones exteriores. Todos ellos convencidos de la superioridad del colectivismo y enemigos declarados del mercado y la propiedad privada.
En la actualidad no son pocos los sacerdotes que mantienen vivo ese pensamiento, no es raro escuchar en los sermones la crítica a la riqueza, haciéndola aparecer como uno de los mayores pecados y la causa central de los males del mundo. Dichos sermones desconocen que los evangelios dan grandes alegatos a favor de la propiedad privada como: no robar y no codiciar haciendas ajenas. Así como también desconocen las grandes enseñanzas que dejo Juan Pablo II en la encíclica Centesimus Annus. Donde resalta el papel del mercado y la empresa en el alivio de la miseria en el mundo.

Si bien no soy católico, el tema no deja de preocuparme porque es innegable la influencia en la educación que tiene la iglesia, es por eso que considero necesario aclarar algunos conceptos respecto a la riqueza que están presentes en las tres grandes religiones abrahámicas (Judaísmo, Cristianismo, Islam)

En Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Javeh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. Como se puede observar en estos textos extraídos de los evangelios, el progreso material no es incompatible con la práctica religiosa, porque de ser así, Jesús fueran el primer promotor del hambre y la miseria general, lo cual degradaría de sobre manera a uno de los más grandes maestros del bien.

En el Islam (la fe que este escriba practica) se encuentra valiosos elementos que respaldan el progreso económico, la riqueza en el Islam se considera como un regalo de Dios. Es Dios quien le provee a la persona, como lo muestra el siguiente hadiz del Profeta Muhammad “La riqueza no disminuye a causa de la caridad, y Dios incrementa a Su siervo en honor cuando él perdona a los demás. Y nadie se humilla ante Dios sin que Dios lo eleve (en estatus)”. (Sahih Muslim). Desafortunadamente en muchas cátedras que se imparten en diversos institutos educativos se analiza mal la idea de la solidaridad y las obras filantrópicas en el contexto de erradas concepciones sociales. La sagrada noción de la caridad que, por definición, significa el uso de recursos propios, realizado voluntariamente y, si fuera posible, de modo anónimo, se pervierte con la idea del uso compulsivo del fruto del trabajo ajeno, es decir con el robo de la billetera del prójimo.

Es que, independientemente de las religiones, la superlativa confusión sobre la noción de la riqueza y la propiedad se encuentra hoy en día extendida en prácticamente todas las manifestaciones de la vida. Debido a que los bienes no aparecen del cielo y, por ende, no hay de todo para todos todo el tiempo, la propiedad privada permite asignar los escasos recursos para que sean administrados por las manos más eficientes para producir lo que demanda la gente, los que dan en el blanco son aquellos que en un momento determinado verán crecer sus patrimonios, en cambios los que no incurrirán en quiebras, esto suele pasar en un mercado competitivo donde el empresario debe complacer al consumidor si quiere permanecer en el juego, todo esto se desmorona cuando aparecen los empresarios mercantilistas que viven en las oficinas públicas buscando el favor del gobernante de turno, esto siempre se traduce en mercados cautivos (aranceles a la importación, o monopolios artificiales), que son un robo disimulado al bolsillo del vecino, en especial de los más pobres, debido a que compramos menos y de peor calidad.

Los textos sagrados nos hacen un llamado a la humildad que es una de las mayores bendiciones que Dios puede otorgar a un ser humano. La misma viene de conocer acerca de Dios y reconocer su grandeza, venerarlo, amarlo y temerle, y viene también de conocerse a sí mismo y sus propias faltas y debilidades. Dios da esta característica a quienes que luchan por acercarse a Él a través de obras de piedad y rectitud. Aquel que es humilde en verdad es quien es realmente bendecido. Cada vez que se siente superior a los demás, recuerda a Dios, el Más Grande y Omnipotente, y se humilla en verdadera sumisión. “Y los siervos del Misericordioso son aquellos que caminan sobre la Tierra con serenidad y humildad, y cuando son increpados por los ignorantes les responden educadamente”. (Corán 25:63).

lunes, 11 de julio de 2011

EL Islam, la paz y la libertad

Por: Hugo Balderrama Ferrufino (Abdul Rahman)


La idea de esta nota me vino a razón de responder algunos cuestionamientos que surgen de forma casi diaria a raíz de mi fe islámica y la supuesta incongruencia de esta con la filosofía liberal, de la cual yo soy un seguidor. Espero que las líneas que siguen sirvan para colocar tierra fértil en un debate que hoy por hoy incluye a musulmanes y gente de otros credos.


En el mundo existimos aproximadamente mil trecientos millones de musulmanes, si usted hace una simple operación aritmética vera que somos aproximadamente un quinto de la población mundial, y actualmente la religión con mayor tasa de crecimiento, dentro ese enorme abanico de personas, las posiciones suelen ser igual de numerosas ya que el Islam a diferencia del catolicismo y otras creencias cristianas no cuenta con sacerdotes u otro tipo de intermediarios entre el creyente y Dios. Muchos musulmanes tenemos una preocupación constante sobre lo que sucede en países donde la fe está ligada a la espada (con características parecidas a la Europa medieval), debemos recalcar que muchas de las dictaduras y regímenes totalitarios en el medio oriente, no son una aplicación de los principios islámicos sino su antípoda, muchos son los autores que han destacado principios coránicos en perfecta complementación con marcos institucionales republicanos defendidos por el liberalismo como son el respeto a la vida, la propiedad y la libertad, como lo cita la siguiente aleya “No devoren sus bienes injustamente unos a otros, ni sobornes con ellos a los jueces para devorar ilegalmente la hacienda ajena” (2: 188). El islam estipula que ningún ciudadano puede ser encarcelado hasta que su culpabilidad se pruebe ante un tribunal de justicia. Proceder al arresto de un hombre por una simple suposición y encarcelarlo, sin haberle dado la posibilidad de la defensa, no está admitido en el Islam. De forma paralela a estos elementos citados el Corán proclama: “No está permitido a nadie forzar a nadie a creer” (2: 256), lo cual reconoce que los individuos gozan de plena libertad de conciencia para seguir el credo que consideren apropiado o en su caso la ausencia de creencia religiosa. La tradición islámica muestra que los ciudadanos disfrutan de una igualdad ante la ley (no mediante ella); como lo muestra la siguiente historia del profeta Mahoma (La paz sea con el): Una mujer perteneciente a una familia noble e influyente fue arrestada por un robo. El asunto fue llevado ante el profeta (La paz sea con el) y algunas personas pidieron, la conmutación de la pena. El profeta respondió: “Otras naciones solían castigar al débil por un delito y dejaban libres a los nobles a pesar de sus crímenes. Por Dios, quien posee mi vida en sus manos, juro que si Fátima mi hija, cometiese este crimen, le habría aplicado la pena correspondiente”.


Es muy frecuente tergiversar el termino Jihad, que se refiere a la lucha interior para la mejora espiritual para asociarla a esa expresión inapropiada de “Terrorismo islámico”. El Islam, es una religión de misericordia, no permite el terrorismo. Dios dijo en el Corán: “Dios no les prohíbe que trates bien y con justicia aquellos que no les combatieron a causa de su fe, ni les hayan hecho abandonar sus hogares. Es cierto que Dios ama los justos” (60:8). A la luz de este y otros textos islámicos, el incitar el terror en los corazones de indefensos civiles, la total destrucción de edificios y propiedades ajenas, la explosión de bombas y la mutilación de inocentes, son actos reprochables y prohibidos de acuerdo con los musulmanes y el Islam. Nosotros seguimos una religión de paz, misericordia y perdón, no tenemos nada que ver con los ataques criminales como el perpetuado contra las pacificas torres gemelas el 11 de Septiembre del 2001. Los malos existen en todo grupo humano, lo importante es que sean identificados por nombre y apellido y no por la fe que profesan, en lo personal yo también soy critico de países que usan la ley islámica como un pretexto para justificar dictaduras y vulnerar derechos de los súbditos, pero generalizar la fe con ese tipo de dislates, sería tan insensato como asociar al cristianismo con los actos de intolerancia (la quema publica del Corán) mostrados por algunos pastores el 2010.


En cuanto a la actividad económica, podemos usar la frase recopilada por Alberto Benegas Lynch, la misma que pertenece a Guy Sorman, que denomina al Corán con el “libro de los hombres de negocios”, por el énfasis que pone en el respeto de la propiedad privada y el cumplimiento de la palabra empeñada, así mismo Gary Becker muestra como el Islam es más propenso a la economía de mercado que el cristianismo, porque ordena el cumplimento de los contratos comerciales en cantidad y calidad como reza la aleya “Ustedes los creyentes cumplid con sus contratos y obligaciones”(5:1). La Universidad Francisco Marroquin, recientemente uso el nombre de Ibn Khaldum para denominar su centro de investigaciones internacionales, que como es sabido fue uno de los primeros en teorizar el comportamiento del mercado y la formación del capital. El profesor Imad-ad-Dean Ahmad director del Minaret of Freedom Institute, manifiesta que fueron los pensadores musulmanes los precursores de la escuela austriaca de la economía (Menger, Bower, etc).


Estos son algunos ejemplo del porque no existe incompatibilidad entre ser liberal y seguir el camino de Dios a través del Islam, espero que estas humildes letras sirvan para superar algunos prejuicios en torno a nosotros los musulmanes.



Salam Aleikum.