Por: Hugo Balderrama (Abdul Rahman)
La religión es una de las principales causas a las que se atribuye la violación a los derechos de la mujer en las sociedades musulmanas. Sin embargo, cabe contemplar la posibilidad de que no sea la religión en sí la causa de este mal, sino la mala interpretación del Corán lo que lleva a ella. Podemos considerar que la situación que sufren actualmente las mujeres, en ciertos países musulmanes, no ha sido directamente dictada por el Corán. En muchos casos se trata de costumbres anteriores a la implantación del Islam y, sobre todo, a la errónea interpretación por parte de los ulemas (expertos en leyes) de algunos versículos del Corán, desviaciones que se extendieron con posterioridad a otros países. Estas interpretaciones se realizaron en el marco de una sociedad en la que los hombres eran los principales sustentadores económicos de las familias, de manera que se extendieron y no han sido revisadas. De hecho, la abogada iraní y premio Nobel de la Paz 2003, Shirin Ebadi, afirmó durante su participación en el Forum de Barcelona 2004 que el Islam, la religión musulmana, no dice que la mujer deba estar sometida al hombre: son los gobernantes de Irán los que hacen una mala e interesada interpretación de lo que establece la religión islámica.
El temas más polémico en la actualidad es el uso del velo, en occidente es el caballo de batalla para todos los ataques contra el Islam. Son muchas las mujeres que lo llevan por tradición y, en ningún caso quieren renunciar a él, consideran que al cubrirse la cabeza se reivindican como mujeres, Jadicha Candela (España), letrada en el Congreso de los Diputados y transformada al Islam después de casarse, afirma que el arma fundamental contra la mujer es la ignorancia, no el velo.
El problema surge cuando, más allá de una opción personal, existe la imposición. Se trata de sociedades dónde se busca mantener un régimen antiguo y las mujeres son obligadas a llevar una indumentaria que las mantiene en un segundo plano. No son muy lejanas las imágenes de las mujeres afganas que cubrían todo su cuerpo con el burka por imposiciones del régimen talibán. De nuevo, múltiples interpretaciones para un mismo asunto.
Mi intención es generar un sano debate, que como musulmanes, nos afecta de forma directa, porque estamos hablando de más o menos la mitad de trecientos millones de personas que forma la gran comunidad islámica del mundo. El Islam se caracteriza, entre otras cosas, por carecer de iglesias, de sacerdotes o intermediarios entre Al-lâh y sus siervos. Así, pues, sin querer negar la aportación inestimable de los grandes eruditos en Islam, en mi opinión el verdadero yihad personal es la lectura e interpretación del Corán. Todo musulmán ha de intentar encontrar las respuestas a sus preguntas en el Libro Sagrado.
Burka, chador, nikab, y otras formas de cubrirse la cabeza de algunas mujeres en el mundo musulmán no son el "velo islámico". De hecho tal concepto, simplemente, no existe en el Corán. De las ocho veces que aparece el término hiyab "velo" en el Corán ninguna hace referencia a la prenda que camufla el pelo. En dichos versículos el sentido de hiyab es "cortina", que separa espacios físicos, el privado del público.
Las únicas referencias del Corán al modo de vestir son las siguientes: “¡Oh, Hijos de Adán! Les hemos dado ropas para que se cubran y la ropa es como un adorno. Pero la ropa de rectitud es mejor”. (7:26). De hecho, hoy, la mayoría de las mujeres musulmanes del mundo no utilizan ninguna forma del velo, y siguen llevando sus vestimentas étnicas y tradicionales que son, por cierto, muy coloridas y casi nunca negras, porque el rostro islámico muestra a malayos, persas, kurdos, bolivianos, chilenos, etc. Lo que hace básicamente imposible que existe una vestimenta unificada, para todo ese enorme abanico de personas.
La vicepresidenta de la Unión de Mujeres Arabes, la marroquí Fatna Daanoun, defendió que en el Islam no hay discriminación alguna contra la mujer, pues desde la primera sura del Corán se pide a los hombres que aprendan, "porque sin la sabiduría no podemos ni practicar la religión como es ni tener una buena convivencia en todos los aspectos". A su juicio, la violencia contra la mujer no es una característica de las religiones, "sino de la cultura, la sociedad y las tradiciones y costumbres que arraigaron desde las épocas ante-históricas". Respecto al uso del pañuelo en las mujeres, Fatna Daanoun, que usa el "hiyab" reclamó el derecho de la mujer a vestir como desee. "La persona es libre y debe responder ante Dios, no ante el ser humano".
El caso de países como Arabia Saudí, Afganistan e Irán que institucionalizan la vestimenta de las mujeres es contrario al principio islámico de libre elección ya que "En Islam no hay coacción" (2:256). Tanto la mujer como el hombre tienen derecho a pensar libremente porque Al-lâh nos ha dotado de entendimiento y nos ha hecho el mejor regalo que podía ofrecernos: Al-Hurriya (la libertad) que forma parte de nuestro destino.
Salam Aleikum