sábado, 5 de mayo de 2007

La máscara sobre la piel

LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Hoy, primero de mayo, se celebra el Día de los Trabajadores. En Cuba se añaden a la conmemoración desfiles multitudinarios convocados por el gobierno. Presionados por los sindicatos, que aquí no son independientes, miles de trabajadores acuden a la Plaza. Prefieren ir al desfile a quedarse en casa y propiciar así la ojeriza del funcionario sindicalista que puede calificarlo como desafecto al régimen.
En este "paraíso de los trabajadores" falta mucho más que la manzana de Adán para lograr la felicidad de los que requieren de un salario para vivir. En realidad, podemos decir que sí hay manzanas, pero valen más de medio peso en moneda convertible en las tiendas de recuperación de divisas.
Ayer, un señor jubilado me comentó lo que le sucedió cuando, cansado de caminar, escogió un banco del jardín exterior de un hotel habanero para reposar y un guardia salió de inmediato a requerirlo porque está prohibido sentarse allí. El mulato sesentón tuvo que recordarle al custodio cuánto había trabajado para esta sociedad y responderle que de allí no se iba hasta que descansara, porque estaba en su país, sin que le importara un pito el apartheid turístico que padecen los cubanos en las instalaciones turísticas del país
El primero de mayo desfilarán miles de hombres y mujeres por la Plaza. Muchos de ellos venderán la merienda del gobierno (un sándwich de jamonada empacado en nylon y una lata de refresco) para ganarse veinte pesos. Los necesitan para estirar un salario que no les cubre las necesidades.
Otros acudirán al acto porque tienen el transporte garantizado; el que les falta para ir al trabajo. Como el acto es político, el transporte es prioritario. Los ómnibus, en estos, casos, siempre listos para el traslado de miles de personas hacia la Plaza de la Revolución.
Las banderitas de papel elevadas al cielo manifestarán entonces la aprobación y el apoyo a una situación que en cualquier otro país terminaría en manifestaciones de protesta. Pero en el "paraíso de los trabajadores" callar, soportar, aguantar, son las consignas que se transmiten de manera subliminal a los trabajadores cuando se condena a cualquiera que se oponga al régimen o exprese cualquiera opinión contraria a sus designios.

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