sábado, 12 de mayo de 2007

CARLOS VALVERDE


Carlos Valverde: “No me interesa el rating”
Texto Mónica Oblitas
Fotos El Deber
Diferente El estilo de hacer periodismo del “Pelado” Valverde ha llamado la atención de los televidentes en todo el país
Irreverente y polémico. Interesante para unos y antipático para otros, pero para nadie indiferente, Carlos Valverde es un periodista sin pelos en la lengua que no tiene ningún pudor a la hora de usar palabras de grueso calibre, sin importar contra quien sea. El periodista cruceño conduce “Sin letra chica” (P.A.T) y tiene un programa desde hace seis años en Radio Clásica. Con varios proyectos en mente, aunque siempre como productor independiente, Valverde está sacudiendo la televisión conservadora y solemne a la que estamos acostumbrados los bolivianos.
¡OH!: ¿Cómo y dónde empieza su trabajo en los medios de comunicación?
No tengo el año en la cabeza, pero comencé en la televisión, me invitó la gente de ATB hace unos 8 años atrás y el que me hizo la prueba fue Paolo Agazzi. Yo había participado en las elecciones municipales del 98 y me fue muy mal, pero parece que algo que dije valió la pena. Los medios consideraron que había sido como candidato el que mejor se había comportado frente a la prensa, etc., así que seguramente de ahí se le ocurrió a la gente de ATB invitarme y la verdad es que dio resultados. La prueba salió bien y yo comencé a trabajar allí, estuve durante unos siete meses y después, sin que yo sepa exactamente por qué, me echaron.
¡OH!: ¿Sin ninguna explicación?
No, porque la que tuve fue muy burda, me dijeron que había escrito para El Deber y que no podía hacerlo, pero eso no me lo trago; seguramente hubo alguna otra cosa, tiene que haber pasado algo raro, pero no me imagino qué es. Me fui muy dolido por esa actitud sin sentido. Como ya me quedó la ‘cosita’, hice un programa de radio que se llamaba “La noche del martes” en Radio Clásica, donde trabajo actualmente. Era un programa de contenido erótico y fue todo un éxito, pero lo suspendí porque un martes, mientras hacía el programa, detuvieron al colega Ronald Méndez por la acusación que le hiciera Luis del Río, y a mí me pareció muy fatuo estar haciendo programas de sexo cuando los periodistas van presos por dar a conocer hechos de corrupción.
Seguí siendo articulista y algunas otras cosas, como un programa de 7 a 9 de la mañana que se llama “Como somos”, (Radio Clásica) que ya va a cumplir seis años en agosto y que es un programa muy fuerte pero al que le va muy bien, es un programa con su propia personalidad. Un día me dice Miguel Chávez, que es mi productor, que hagamos algo en televisión e hicimos la oferta a todo lado, pero nadie nos dijo que sí, así que me fui a Cotas que tiene un canal en el cable mismo, y lo hice allí. Ya tiene tres años, 600 programas, su propio público y nos va bastante bien.
¡OH!: ¿Cómo llega a P.A.T y cuáles fueron las condiciones?
El año pasado la gente de P.A.T se acercó a nosotros para ver la posibilidad de hacer algo allí, yo les dije que había todas las posibilidades si ellos nos daban la chance, pero eso sí, no queríamos ser empleados del canal. Nosotros somos una productora independiente, porque ése era el sueño, producir independientemente, nos dijeron que sí y ahí está el programa.
Creo que después de que rompió el tabú del desenfado con el que se habla, no deja de ser interesante. Ahora tenemos proyectos y planes nuevos para hacer en P.A.T dos programas más que voy a producir y otro en Activa. Esa es toda mi historia.
¡OH!: ¿Cómo serán esos nuevos programas? ¿Tendrán un contenido similar al de “Sin letra chica”?
No serán políticos. Uno es de investigación social, el otro es un programa que va todos los días y dura media hora, es casi cómico. Yo lo produciré y lo hará Analía Roca. El otro será de historia regional. La gente de P.A.T ya nos dijo que sí. Si las cosas salen bien, después del Mundial estaremos en el aire con todo lo nuevo que queremos hacer.
¡OH!: ¿Cuál considera que es la fórmula para su éxito, ¿haber roto con lo convencional en televisión? ¿utilizar malas palabras para impactar al televidente?
Ahí sí me agarró... Yo no sé si es éxito para comenzar, creo que la gente nos escucha por el fondo de lo que decimos, la puteada cuando no tiene fondo ni significado es puteada nomás. Si hay éxito es porque lo que decimos es fuerte, más allá de las palabrotas, que para mí no existen. Tiene sentido lo que decimos, es interpelador, y no tenemos problema en reconocer lo que está bien o tirarnos contra lo que está mal a partir de un criterio propio. Yo no digo lo que quiere escuchar la gente, digo lo que yo pienso que son las cosas, y se me antoja que eso es lo que identifica al que me mira. No le sigo la corriente a nadie, yo igual que cualquiera hago periodismo ciudadano, así como el ciudadano que está en su casa lo hace y tiene su propia visión, lo que hago es reflejar visiones propias y eso no le estorba a nadie. Soy convencido de que bien nos va, pero para serle sincero ni me interesa ni ando buscando el rating.
¡OH!: ¿Qué busca entonces si no es el rating?
Yo quiero hacer un producto absolutamente ho-nesto que hoy pueda criticar a alguien, pero que si mañana ese alguien rectifica o demuestra la validez en su propuesta pueda decir que yo me equivoqué. Eso es lo que hago, es así de sencillo, no tiene secretos, salvo trabajar, leer y estudiar mucho.
¡OH!: ¿Cuáles son las mayores diferencias que encuentra entre el periodismo que se hace en occidente y el que se hace en el oriente del país?
Le soy sincero: yo hago un periodismo que no se hace tampoco en Santa Cruz, pero hay una forma de hacer periodismo en nuestro país, sobre todo televisivo, que es el de mucho impacto y poco contenido: notas de máximo un minuto y medio o dos en las que el entrevistado no puede decir nada, en el que la mayoría de los que salen en televisión son bustos parlantes, algunos de ellos con una cosita en la oreja que les dice qué deben ser y qué deben decir, cómo se deben sentar y qué cara poner, eso se repite en occidente y en oriente.
Yo no soy así, como soy responsable de lo que hago y lo que digo, mi programa va a partir de la discusión y el debate que tenemos todos los días antes de que los periodistas salgan a la calle. El periodista puede hacer la pregunta que él vea conveniente, y si no estoy de acuerdo con ella puedo disentir de la misma entrevista y es así, tampoco hay drama en eso. Hay una libertad total de decir y preguntar en función de cómo está la situación. Nosotros no somos los dueños de la verdad, estamos convencidos de eso, trabajamos para que la gente se informe, no para decirle lo que tiene que pensar.
¡OH!: Entonces, ¿cuál es el error más común que cometen los periodistas?
Lo que pasa es que hay una cultura dominante y hay un periodismo que la replica. Yo no sé si es un error o si es más bien una intención. Uno puede cometer errores, hacer sensacionalismo puede parecer un error, pero el sensacionalismo vende. ¿Cuál es el objetivo del dueño del medio? Ganar plata, así que entonces está bien. Convengamos que si el dueño logra ganar plata y para eso puso el medio, está bien para él, a lo mejor no está bien ni para usted ni para mí, pero para él sí. Hay una ideología dominante que termina imponiendo sus propios mecanismos de dominación a partir de la información.
¡OH!: Déme un ejemplo...
Casi todos los canales bolivianos y muchos extranjeros, después de presentar una nota fuerte, de impacto, la matizan y le bajan el tono de inmediato poniendo unas buenas nalgas o una noticia superflua sin sentido y sin mayor interés para que lo último que quede en la mente de la gente sea eso, y no la nota que va a hacer pensar al ciudadano. Le están dando y racionando lo que tiene que decir y lo que tiene que pensar, mucho bombardeo de imágenes, mucho de lo que yo siempre digo: culos, tetas y poco contenido.
¡OH!: Ante ese panorama, ¿están suficientemente comprometidos los periodistas?
Depende. Una cosa es el periodista que está en la calle y otra cosa es lo que determina el gerente del canal o del periódico o lo que el jefe de prensa, que no sale a la calle, establece. El periodista de la calle no siempre está conforme con aquello que llega a las pantallas o a las páginas, pero tiene que comer y como tiene que comer, tiene que seguir la orden del patrón. Cuando uno tiene independencia económica o finalmente no tiene mayores apuros no va a tener problemas en mantener sus propios puntos de vista, pero, ¿y si no? a veces debe tragarse sapos como en cualquier profesión, como en cualquier oficio.
¡OH!: ¿Cómo interpreta la relación del presidente Evo Morales con los periodistas?
Creo que el Presidente de la República es muy caprichoso con los medios: si lo aplauden, le gustan, si no lo aplauden, son malos y opositores. Además maltrata a los periodistas de la calle por la bronca que tiene con los dueños de los medios y eso no está bien. Ese "casimiro” al periodista de Unitel no tiene sentido, es una agresión. Para comenzar, la señora Casimira Lema ni siquiera trabaja ya en Unitel, pero el Presidente se estalla agrediendo a ese periodista que lo único que hace es lo que le mandan que haga porque si no, no come. Es así. Pero no creo que el Gobierno tenga intenciones por el momento, de censurar a la prensa, aunque existe este sistema de castigo por la vía publi citaria que por suerte fue rectificado. Ahora entiendo que los medios tienen publicidad en función del rating y no del gusto que le den al Presidente.
¡OH!: De acuerdo a su experiencia, ¿pueden ser los periodistas buenos políticos?
Ser buen o mal político es cuestión de cómo se plantée y las posibilidades que se tengan. Cualquiera puede ser buen o mal político. También se puede ser mal periodista sin necesidad de ser político.

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