jueves, 31 de mayo de 2007

Pele Hijo de Pu...........

NO AL VETO

Pelé se suma al veto de la altura
(Goles Peru.com) El ídolo máximo del fútbol brasileño, Pelé, apoyó la decisión de la Fifa de prohibir la realización de partidos internacionales en ciudades a más de 2.500 metros de altura. “Lo único que no entiendo es cómo demoraron tanto tiempo en tomar esa decisión”, declaró Pelé la noche del lunes.
“Hace algún tiempo que ya discutíamos eso porque entendíamos que (los jugadores del llano) éramos perjudicados. En algunos lugares es posible jugar, pero no precisa ser la ciudad más alta del país”, agregó.
Los brasileños siempre se quejaron de los perjuicios ir jugar en ciudades altas, especialmente en La Paz y Quito.
En la Copa América de 1979, Zico, entonces la estrella de la selección de Brasil, no pudo siquiera salir del hotel para disputar un encuentro en la capital boliviana, recuerda la prensa brasileña.
En las eliminatorias para la Copa Mundial de Alemania-2006, Ronaldo debió recurrir a tubos de oxígeno en el intervalo del partido contra Ecuador en Quito

miércoles, 30 de mayo de 2007

El llamado

El llamado
Por Alberto Benegas-Lynch (h)
Desde la caída del Muro de Berlín, las librerías y las referencias bibliográficas en las universidades están cada vez más cargadas de escritos sobre lo que ha dado en llamarse "pensamiento único". La gran paradoja de nuestro tiempo radica en que se endilgue semejante etiqueta nada menos que a los partidarios de la sociedad abierta o liberalismo clásico. Una denominación inventada y difundida por la izquierda para ocultar su propia visión lineal, esquemática y cerrada de la sociedad. En todos lados donde se ha impuesto esta concepción mesiánica, trasnochada y totalitaria, lo primero que se hace es eliminar de un plumazo la libertad de prensa y la libertad de expresar el pensamiento. Obsérvese, por ejemplo, lo que ocurre hoy en la isla-cárcel cubana tan admirada y ensalzada por los seguidores de las izquierdas.Por su parte, el eje central de la sociedad abierta o liberalismo clásico precisamente consiste en alentar los pensamientos múltiples, el juicio crítico y el incentivo a los debates abiertos a los efectos de disminuir la ignorancia sobre la base de refutaciones y corroboraciones provisorias en el contexto de un proceso evolutivo que no tiene término. El punto de partida de esta filosofía se sustenta en el respeto irrestricto a los derechos individuales, pero aún esto está sometido a la exploración de distintas avenidas para encontrar el mejor medio de proteger aquellos derechos de las personas.Lamentablemente, en especial en América latina, se ha pretendido desfigurar esta filosofía de la libertad confundiéndola con su antítesis. Esto es así cuando se recurre al doble discurso y, en nombre de los mercados libres y la democracia, se destruyen marcos institucionales fundamentales como la división horizontal de poderes y la consiguiente independencia de la justicia en un contexto de corrupción e impunidad generalizados, al tiempo que aumenta a ritmo vertiginoso el gasto público, la deuda estatal y los tributos, otorgándose monopolios y favoritismos de toda laya a pseudoempresarios que operan en alianza con los aparatos políticos del momento.El mercado no es más que una expresión abreviada que significa la realización de millones de arreglos contractuales libres y voluntarios. Y la tan cacareada globalización alude a la eliminación de trabas burocráticas a los movimientos migratorios y al comercio de bienes y servicios según lo desee la gente. En realidad estábamos más globalizados entre el Congreso de Viena y la Primera Guerra Mundial donde no existía el documento absurdo del pasaporte ni se sucedían manifestaciones de racismo y xenofobia como los que hoy ocurren, ni se imponían trabas arancelarias mayúsculas para el tráfico pacífico de mercancías.Actualmente la poca globalización que se lleva a cabo es, muy a pesar de los gobiernos, debido principalmente a la revolución cibernética. Los tratados de integración ponen de manifiesto la incomprensión respecto del librecambio. Por ejemplo, el tratado NAFTA ocupa dos mil folios, lo cual en sí mismo demuestra que no es un tratado de librecambio para el que se necesitan cuatro o cinco renglones. Las burocracias internacionales como el FMI y el Banco Mundial financian o ayudan a financiar alegremente a los gobiernos más corruptos del planeta. En realidad la deuda pública significa la inmoralidad de comprometer coactivamente los patrimonios de futuras generaciones que ni siquiera han participado en la elección de los gobiernos que contrajeron la deuda.En este cuadro de situación, resulta tragicómico que la izquierda pontifique y endose de "pensamiento único" a quienes proponen abrir de par en par las fronteras, los mercados y la competencia para que cada persona siga el camino que considere apropiado, liberándola de burdas extralimitaciones del poder que refugiado en la fuerza asfixia a las personas en sus derechos de decidir sus vidas y el fruto de sus trabajos.Alberto Benegas-Lynch (h) es rector de ESEADE y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Argentina.

sábado, 12 de mayo de 2007

CARLOS VALVERDE


Carlos Valverde: “No me interesa el rating”
Texto Mónica Oblitas
Fotos El Deber
Diferente El estilo de hacer periodismo del “Pelado” Valverde ha llamado la atención de los televidentes en todo el país
Irreverente y polémico. Interesante para unos y antipático para otros, pero para nadie indiferente, Carlos Valverde es un periodista sin pelos en la lengua que no tiene ningún pudor a la hora de usar palabras de grueso calibre, sin importar contra quien sea. El periodista cruceño conduce “Sin letra chica” (P.A.T) y tiene un programa desde hace seis años en Radio Clásica. Con varios proyectos en mente, aunque siempre como productor independiente, Valverde está sacudiendo la televisión conservadora y solemne a la que estamos acostumbrados los bolivianos.
¡OH!: ¿Cómo y dónde empieza su trabajo en los medios de comunicación?
No tengo el año en la cabeza, pero comencé en la televisión, me invitó la gente de ATB hace unos 8 años atrás y el que me hizo la prueba fue Paolo Agazzi. Yo había participado en las elecciones municipales del 98 y me fue muy mal, pero parece que algo que dije valió la pena. Los medios consideraron que había sido como candidato el que mejor se había comportado frente a la prensa, etc., así que seguramente de ahí se le ocurrió a la gente de ATB invitarme y la verdad es que dio resultados. La prueba salió bien y yo comencé a trabajar allí, estuve durante unos siete meses y después, sin que yo sepa exactamente por qué, me echaron.
¡OH!: ¿Sin ninguna explicación?
No, porque la que tuve fue muy burda, me dijeron que había escrito para El Deber y que no podía hacerlo, pero eso no me lo trago; seguramente hubo alguna otra cosa, tiene que haber pasado algo raro, pero no me imagino qué es. Me fui muy dolido por esa actitud sin sentido. Como ya me quedó la ‘cosita’, hice un programa de radio que se llamaba “La noche del martes” en Radio Clásica, donde trabajo actualmente. Era un programa de contenido erótico y fue todo un éxito, pero lo suspendí porque un martes, mientras hacía el programa, detuvieron al colega Ronald Méndez por la acusación que le hiciera Luis del Río, y a mí me pareció muy fatuo estar haciendo programas de sexo cuando los periodistas van presos por dar a conocer hechos de corrupción.
Seguí siendo articulista y algunas otras cosas, como un programa de 7 a 9 de la mañana que se llama “Como somos”, (Radio Clásica) que ya va a cumplir seis años en agosto y que es un programa muy fuerte pero al que le va muy bien, es un programa con su propia personalidad. Un día me dice Miguel Chávez, que es mi productor, que hagamos algo en televisión e hicimos la oferta a todo lado, pero nadie nos dijo que sí, así que me fui a Cotas que tiene un canal en el cable mismo, y lo hice allí. Ya tiene tres años, 600 programas, su propio público y nos va bastante bien.
¡OH!: ¿Cómo llega a P.A.T y cuáles fueron las condiciones?
El año pasado la gente de P.A.T se acercó a nosotros para ver la posibilidad de hacer algo allí, yo les dije que había todas las posibilidades si ellos nos daban la chance, pero eso sí, no queríamos ser empleados del canal. Nosotros somos una productora independiente, porque ése era el sueño, producir independientemente, nos dijeron que sí y ahí está el programa.
Creo que después de que rompió el tabú del desenfado con el que se habla, no deja de ser interesante. Ahora tenemos proyectos y planes nuevos para hacer en P.A.T dos programas más que voy a producir y otro en Activa. Esa es toda mi historia.
¡OH!: ¿Cómo serán esos nuevos programas? ¿Tendrán un contenido similar al de “Sin letra chica”?
No serán políticos. Uno es de investigación social, el otro es un programa que va todos los días y dura media hora, es casi cómico. Yo lo produciré y lo hará Analía Roca. El otro será de historia regional. La gente de P.A.T ya nos dijo que sí. Si las cosas salen bien, después del Mundial estaremos en el aire con todo lo nuevo que queremos hacer.
¡OH!: ¿Cuál considera que es la fórmula para su éxito, ¿haber roto con lo convencional en televisión? ¿utilizar malas palabras para impactar al televidente?
Ahí sí me agarró... Yo no sé si es éxito para comenzar, creo que la gente nos escucha por el fondo de lo que decimos, la puteada cuando no tiene fondo ni significado es puteada nomás. Si hay éxito es porque lo que decimos es fuerte, más allá de las palabrotas, que para mí no existen. Tiene sentido lo que decimos, es interpelador, y no tenemos problema en reconocer lo que está bien o tirarnos contra lo que está mal a partir de un criterio propio. Yo no digo lo que quiere escuchar la gente, digo lo que yo pienso que son las cosas, y se me antoja que eso es lo que identifica al que me mira. No le sigo la corriente a nadie, yo igual que cualquiera hago periodismo ciudadano, así como el ciudadano que está en su casa lo hace y tiene su propia visión, lo que hago es reflejar visiones propias y eso no le estorba a nadie. Soy convencido de que bien nos va, pero para serle sincero ni me interesa ni ando buscando el rating.
¡OH!: ¿Qué busca entonces si no es el rating?
Yo quiero hacer un producto absolutamente ho-nesto que hoy pueda criticar a alguien, pero que si mañana ese alguien rectifica o demuestra la validez en su propuesta pueda decir que yo me equivoqué. Eso es lo que hago, es así de sencillo, no tiene secretos, salvo trabajar, leer y estudiar mucho.
¡OH!: ¿Cuáles son las mayores diferencias que encuentra entre el periodismo que se hace en occidente y el que se hace en el oriente del país?
Le soy sincero: yo hago un periodismo que no se hace tampoco en Santa Cruz, pero hay una forma de hacer periodismo en nuestro país, sobre todo televisivo, que es el de mucho impacto y poco contenido: notas de máximo un minuto y medio o dos en las que el entrevistado no puede decir nada, en el que la mayoría de los que salen en televisión son bustos parlantes, algunos de ellos con una cosita en la oreja que les dice qué deben ser y qué deben decir, cómo se deben sentar y qué cara poner, eso se repite en occidente y en oriente.
Yo no soy así, como soy responsable de lo que hago y lo que digo, mi programa va a partir de la discusión y el debate que tenemos todos los días antes de que los periodistas salgan a la calle. El periodista puede hacer la pregunta que él vea conveniente, y si no estoy de acuerdo con ella puedo disentir de la misma entrevista y es así, tampoco hay drama en eso. Hay una libertad total de decir y preguntar en función de cómo está la situación. Nosotros no somos los dueños de la verdad, estamos convencidos de eso, trabajamos para que la gente se informe, no para decirle lo que tiene que pensar.
¡OH!: Entonces, ¿cuál es el error más común que cometen los periodistas?
Lo que pasa es que hay una cultura dominante y hay un periodismo que la replica. Yo no sé si es un error o si es más bien una intención. Uno puede cometer errores, hacer sensacionalismo puede parecer un error, pero el sensacionalismo vende. ¿Cuál es el objetivo del dueño del medio? Ganar plata, así que entonces está bien. Convengamos que si el dueño logra ganar plata y para eso puso el medio, está bien para él, a lo mejor no está bien ni para usted ni para mí, pero para él sí. Hay una ideología dominante que termina imponiendo sus propios mecanismos de dominación a partir de la información.
¡OH!: Déme un ejemplo...
Casi todos los canales bolivianos y muchos extranjeros, después de presentar una nota fuerte, de impacto, la matizan y le bajan el tono de inmediato poniendo unas buenas nalgas o una noticia superflua sin sentido y sin mayor interés para que lo último que quede en la mente de la gente sea eso, y no la nota que va a hacer pensar al ciudadano. Le están dando y racionando lo que tiene que decir y lo que tiene que pensar, mucho bombardeo de imágenes, mucho de lo que yo siempre digo: culos, tetas y poco contenido.
¡OH!: Ante ese panorama, ¿están suficientemente comprometidos los periodistas?
Depende. Una cosa es el periodista que está en la calle y otra cosa es lo que determina el gerente del canal o del periódico o lo que el jefe de prensa, que no sale a la calle, establece. El periodista de la calle no siempre está conforme con aquello que llega a las pantallas o a las páginas, pero tiene que comer y como tiene que comer, tiene que seguir la orden del patrón. Cuando uno tiene independencia económica o finalmente no tiene mayores apuros no va a tener problemas en mantener sus propios puntos de vista, pero, ¿y si no? a veces debe tragarse sapos como en cualquier profesión, como en cualquier oficio.
¡OH!: ¿Cómo interpreta la relación del presidente Evo Morales con los periodistas?
Creo que el Presidente de la República es muy caprichoso con los medios: si lo aplauden, le gustan, si no lo aplauden, son malos y opositores. Además maltrata a los periodistas de la calle por la bronca que tiene con los dueños de los medios y eso no está bien. Ese "casimiro” al periodista de Unitel no tiene sentido, es una agresión. Para comenzar, la señora Casimira Lema ni siquiera trabaja ya en Unitel, pero el Presidente se estalla agrediendo a ese periodista que lo único que hace es lo que le mandan que haga porque si no, no come. Es así. Pero no creo que el Gobierno tenga intenciones por el momento, de censurar a la prensa, aunque existe este sistema de castigo por la vía publi citaria que por suerte fue rectificado. Ahora entiendo que los medios tienen publicidad en función del rating y no del gusto que le den al Presidente.
¡OH!: De acuerdo a su experiencia, ¿pueden ser los periodistas buenos políticos?
Ser buen o mal político es cuestión de cómo se plantée y las posibilidades que se tengan. Cualquiera puede ser buen o mal político. También se puede ser mal periodista sin necesidad de ser político.

jueves, 10 de mayo de 2007

Wilstermann pierde la punta

Wilstermann desaprovechó la oportunidad de conservar el liderato tras el fracaso en su objetivo de vencer a Bolívar, con quien cayó por la mínima diferencia (1-0) en cotejo disputado en el estadio Hernando Siles. Los primeros 20 minutos fueron equilibrados, debido a que los dos equipos intentaron llegar con sensación de peligro sobre una u otra portería, pero después los "aviadores" cedieron posiciones merced a la presión que ejercieron los "celestes" con la intención de quebrantar la resistente defensa del "Rojo". En ese afán, fue Wilstermann el que estuvo cerca de abrir la cuenta, mediante Juárez, quien con golpe de cabeza, tras conectar un centro desde la derecha, exigió al golero Zayas, quien en acción oportuna evitó la caída de su pórtico. Sobre los 19, Chiorazzo, con remate de tiro libre, encontró bien ubicado al meta "celeste". De ahí en más, fue Bolívar el que tuvo la posibilidad de irse al descanso marcando la diferencia; sin embargo, no fue así porque sus delanteros carecieron de disposición y certidumbre. Leitao, de tiro libre, sobre los 21, fue el primero que puso en alerta al golero Suárez, quien respondió bien ante el remate del centrocampista brasileño, rechazando el esférico al corner. Dos minutos después un testazo del propio Leitao salió apenas desviado, ante centro de Viglianti. Fue precisamente Viglianti el que se perdió otra oportunidad a los 26, tras enviar un vigoroso remate de tiro libre, pero el mismo fue desviado por Suárez. Otro que encontró resistencia en Suárez fue Saucedo, cuyo envío desde fuera del área fue controlado por el arquero de los "Rojos". A los 11 de la segunda parte Sossa se perdió un gol cantado al perder en el mano a mano con Zayas, quien rechazó en primera instancia un disparo de Carioca, y en el rebote el delantero estrelló el balón en el cuerpo del golero "celeste". Un minuto después un centro medido de Leitao permitió a Sillero golpear el balón con la cabeza para introducirla por la parte inferior derecha del arco de Suárez, estableciendo el 1-0 de la brega. Wilstermann tuvo oportunidad de emparejar el marcador a los 22, cuando Asencio remató ligeramente desviado desde una inestimable posición. Sobre el filo del encuentro el delantero ecuatoriano despilfarró otra ocasión favorable para llevar por lo menos un punto, pero fue algo trivial. Los "Rojos" buscaron vehementemente la igualdad, pero necesitaron de orden y contundencia para materializar su propósito; factores que jugaron en contra de sus pretensiones, que a la postre derivaron en su cuarta caída en el torneo Apertura de la Liga. Por el contrario, Bolívar consiguió su cuarta victoria y sumó 15 unidades en 14 partidos disputados. Síntesis Bolívar 1 1.- Joel Zayas, 13.- Enrique Bustillos, 19.- Luis Torrico, 5.- Carlos Tordoya, 16.- Ignacio García, 24.- Rubén Melgar, 6.- Leonel Reyes, 9.- Thiago Leitao, 8.- Gabriel Viglianti, 18.- Carlos Saucedo, 21.- Luis Sillero DT: Marco Sandy Gol: Luis Sillero 12 ST Cambios. Camacho por Viglianti 25 ST, Cuéllar por Sillero 35 ST, Vaca por Saucedo 44 ST Wilstermann 0 1.- Hugo Suárez,19.- Adalid Antezana, 6.- Edgar Olivares, 4.- Nicolás Sartori, 17.- José Ayala, 22.- Diego Bengolea, 20.- Sacha Lima, 23.- Augusto Carioca, 30.- Daniel Juárez, 25.- Horacio Chiorazzo, 9.- Nelson Sossa DT: Rubén Insúa Cambios; Christian Vargas por Antezana 1 ST, Bejarano por Chiorazzo 11 ST, Asencio por Olivares 20 ST "No pudimos" Hugo Suárez, Arquero de Wilstermann "Lastimosamente no pudimos llevarnos un resultado positivo porque Zayas lo impidió. Hay que levantar cabeza y pensar en el cotejo con San José" "Reconfortante" Thiago Leitao, Jugador de Bolívar "Fue un partido complicado, donde nosotros marcamos la diferencia en el momento oportuno. No cabe duda que es un triunfo reconfortante" El mejor jugador Sin figura Si bien no hubo una figura destacada en el partido, es plausible destacar el desempeño del centrocampista de Bolívar Thiago Leitao, quien transitó sin descanso el campo rival generando peligro para la valla del golero Suárez. Labor del árbitro Marco Villa La imprecisión e inseguridad caracterizaron a la actuación del árbitro chuquisaqueño Marco Villa, quien acusó de varios errores pero que no incidieron en el resultado del partido. Opiniones Marco Sandy DT de Bolívar, "Justo triunfo" El entrenador de Bolívar, Marco Sandy, considera justa la victoria de su equipo porque la buscaron desde un principio, sobre todo en el segundo tiempo, producto de aquello llegó el gol de la victoria de Sillero. "Fue un partido intensamente disputado, donde anotamos en el momento oportuno para llevarnos la victoria", señaló a tiempo de explicar que el cambio de Viglianti se debió al agotamiento que acusaba el futbolista por la intensidad del encuentro. Rubén Insúa, DT de Wilstermann "Mérito del golero" "El mérito es de Joel Zayas porque sacó pelotas extraordinarias, aunque también hay que darle estimación al rival", comentó Rubén Darío Insúa, entrenador de Wilstermann. El DT de los "aviadores" reprochó la actitud del árbitro en la jugada en que Sossa se perdió el gol, en la primera parte del cotejo. "Me llamó bastante la atención esa jugada porque cuando Sossa está cara a cara con el golero, el defensa lo toma de la camiseta y el árbitro no cobra ni falta ni lo expulsa por ser el último hombre", sostuvo.

lunes, 7 de mayo de 2007

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL LIBERALISMO

El liberalismo es una corriente de pensamiento (filosófico y económico) y de acción política que propugna limitar al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos y la sociedad civil.Así, forman parte del ideario liberal la defensa de la economía de mercado (también denominada "sistema capitalista" o de "libre empresa"); la libertad de comercio (librecambismo) y, en general, la libre circulación de personas, capitales y bienes; el mantenimiento de un sistema monetario rígido que impida su manipulación inflacionaria por parte de los gobernantes; el establecimiento de un Estado de Derecho, en el que todos los seres humanos –incluyendo aquellos que en cada momento formen parte del Gobierno– estén sometidos al mismo marco mínimo de leyes entendidas en su sentido "material" (normas jurídicas, básicamente de derecho civil y penal, abstractas y de general e igual aplicación a todos); la limitación del poder del Gobierno al mínimo necesario para definir y defender adecuadamente el derecho a la vida y a la propiedad privada, a la posesión pacíficamente adquirida, y al cumplimiento de las promesas y contratos; la limitación y control del gasto público, el principio del presupuesto equilibrado y el mantenimiento de un nivel reducido de impuestos; el establecimiento de un sistema estricto de separación de poderes políticos (legislativo, ejecutivo y judicial) que evite cualquier atisbo de tiranía; el principio de autodeterminación, en virtud del cual cualquier grupo social ha de poder elegir libremente qué organización política desea formar o a qué Estado desea o no adscribirse; la utilización de procedimientos democráticos para elegir a los gobernantes, sin que la democracia se utilice, en ningún caso, como coartada para justificar la violación del Estado de Derecho ni la coacción a las minorías; y el establecimiento, en suma, de un orden mundial basado en la paz y en el libre comercio voluntario, entre todas las naciones de la tierra.Estos principios básicos constituyen los pilares de la civilización occidental y su formación, articulación, desarrollo y perfeccionamiento son uno de los logros más importantes en la historia del pensamiento del género humano. Aunque tradicionalmente se ha afirmado que la doctrina liberal tiene su origen en el pensamiento de la Escuela Escocesa del siglo XVIII, o en el ideario de la Revolución Francesa, lo cierto es que tal origen puede remontarse incluso hasta la tradición más clásica del pensamiento filosófico griego y de la ciencia jurídica romana. Así, sabemos gracias a Tucídides (Guerra del Peloponeso), como Pericles constataba que en Atenas "la libertad que disfrutamos en nuestro gobierno se extiende también a la vida ordinaria, donde lejos de ejercer éste una celosa vigilancia sobre todos y cada uno, no sentimos cólera porque nuestro vecino haga lo que desee"; pudiéndose encontrar en la Oración Fúnebre de Pericles una de las más bellas descripciones del principio liberal de la igualdad de todos ante la ley.Posteriormente en Roma se descubre que el derecho es básicamente consuetudinario y que las instituciones jurídicas (como las lingüísticas y económicas) surgen como resultado de un largo proceso evolutivo e incorporan un enorme volumen de información y conocimientos que supera, con mucho, la capacidad mental de cualquier gobernante, por sabio y bueno que éste sea. Así, sabemos gracias a Cicerón (De re publica, II, 1-2) como para Catón "el motivo por el que nuestro sistema político fue superior a los de todos los demás países era éste: los sistemas políticos de los demás países habían sido creados introduciendo leyes e instituciones según el parecer personal de individuos particulares tales como Minos en Creta y Licurgo en Esparta ... En cambio, nuestra república romana no se debe a la creación personal de un hombre, sino de muchos. No ha sido fundada durante la vida de un individuo particular, sino a través de una serie de siglos y generaciones. Porque no ha habido nunca en el mundo un hombre tan inteligente como para preverlo todo, e incluso si pudiéramos concentrar todos los cerebros en la cabeza de un mismo hombre, le sería a éste imposible tener en cuenta todo al mismo tiempo, sin haber acumulado la experiencia que se deriva de la práctica en el transcurso de un largo periodo de la historia".El núcleo de esta idea esencial, que habrá de constituir el corazón del argumento de Ludwig von Mises sobre la imposibilidad teórica de la planificación socialista, se conserva y refuerza en la Edad Media gracias al humanismo cristiano y a la filosofía tomista del derecho natural, que se concibe como un cuerpo ético previo y superior al poder de cada gobierno terrenal. Pedro Juan de Olivi, San Bernardino de Siena y San Antonino de Florencia, entre otros, teorizan sobre el papel protagonista que la capacidad empresarial y creativa del ser humano tiene como impulsora de la economía de mercado y de la civilización. Y el testigo de esta línea de pensamiento se recoge y perfecciona por esos grandes teóricos que fueron nuestros escolásticos durante el Siglo de Oro español, hasta el punto de que uno de los más grandes pensadores liberales del siglo XX, el austríaco Friedrich A. Hayek, Premio Nobel de Economía en 1974, llegó a afirmar que "los principios teóricos de la economía de mercado y los elementos básicos del liberalismo económico no fueron diseñados, como se creía, por los calvinistas y protestantes escoceses, sino por los jesuitas y miembros de la Escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro español".Así, Diego de Covarrubias y Leyva, arzobispo de Segovia y ministro de Felipe II, ya en 1554 expuso de forma impecable la teoría subjetiva del valor, sobre la que gira toda economía de libre mercado, al afirmar que "el valor de una cosa no depende de su naturaleza objetiva sino de la estimación subjetiva de los hombres, incluso aunque tal estimación sea alocada"; y añade para ilustrar su tesis que "en las Indias el trigo se valora más que en España porque allí los hombres lo estiman más, y ello a pesar de que la naturaleza del trigo es la misma en ambos lugares". Otro notable escolástico, Luis Saravia de la Calle, basándose en la concepción subjetivista de Covarrubias, descubre la verdadera relación que existe entre precios y costes en el mercado, en el sentido de que son los costes los que tienden a seguir a los precios y no al revés, anticipándose así a refutar los errores de la teoría objetiva del valor de Carlos Marx y de sus sucesores socialistas. Así, en su Instrucción de mercaderes (Medina del Campo, 1544) puede leerse: "Los que miden el justo precio de la cosa según el trabajo, costas y peligros del que trata o hace la mercadería yerran mucho; porque el justo precio nace de la abundancia o falta de mercaderías, de mercaderes y dineros, y no de las costas, trabajos y peligros".Otra notable aportación de nuestros escolásticos es su introducción del concepto dinámico de competencia (en latín concurrentium), entendida como el proceso empresarial de rivalidad que mueve el mercado e impulsa el desarrollo de la sociedad. Esta idea les llevó a su vez a concluir que los llamados "precios del modelo de equilibrio", que los teóricos socialistas pretenden utilizar para justificar el intervencionismo y la planificación del mercado, nunca podrán llegar a ser conocidos. Raymond de Roover ("Scholastics Economics", 1955) atribuye a Luis de Molina el concepto dinámico de competencia entendida como "el proceso de rivalidad entre compradores que tiende a elevar el precio", y que nada tiene que ver con el modelo estático de "competencia perfecta" que hoy en día los llamados "teóricos del socialismo de mercado" ingenuamente creen que se puede simular en un régimen sin propiedad privada.Sin embargo, es Jerónimo Castillo de Bovadilla el que mejor expone esta concepción dinámica de la libre competencia entre empresarios en su libro Política para corregidores publicado en Salamanca en 1585, y en el que indica que la más positiva esencia de la competencia consiste en tratar de "emular" al competidor. Bovadilla enuncia, además, la siguiente ley económica, base de la defensa del mercado por parte de todo liberal: "los precios de los productos bajarán con la abundancia, emulación y concurrencia de vendedores". Y en cuanto a la imposibilidad de que los gobernantes puedan llegar a conocer los precios de equilibrio y demás datos que necesitan para intervenir en el mercado, destacan las aportaciones de los cardenales jesuitas españoles Juan de Lugo y Juan de Salas.El primero, Juan de Lugo, preguntándose cuál puede ser el precio de equilibrio, ya en 1643 concluye que depende de tan gran cantidad de circunstancias específicas que sólo Dios puede conocerlo ("pretium iustum mathematicum licet soli Deo notum"). Y Juan de Salas, en 1617, refiriéndose a las posibilidades de que un gobernante pueda llegar a conocer la información específica que se crea, descubre y maneja en la sociedad civil afirma que "quas exacte comprehendere et pondedare Dei est non hominum", es decir, que sólo Dios, y no los hombres, puede llegar a comprender y ponderar exactamente la información y el conocimiento que maneja un mercado libre con todas sus circunstancias particulares de tiempo y lugar.Tanto Juan de Lugo como Juan de Salas anticipan, pues, en más de tres siglos, las más refinadas aportaciones científicas de los pensadores liberales más conspicuos (Mises, Hayek). Por otro lado, tampoco debemos olvidar al gran fundador del Derecho Internacional Francisco de Vitoria, a Francisco Suárez y a su escuela de teóricos del derecho natural, que con tanta brillantez y coherencia retomaron la idea tomista de la superioridad moral del derecho natural frente al poder del estado, aplicándola con éxito a múltiples casos particulares que, como el de la crítica moral a la esclavización de los indios en la recién descubierta América, exigían una clara y rápida toma de posición intelectual.Pero, sin duda alguna, el más liberal de nuestros escolásticos ha sido el gran padre jesuita Juan de Mariana (1536-1624) que llevó hasta sus últimas consecuencias lógicas la doctrina liberal de la superioridad del derecho natural frente al poder del estado y que hoy han retomado filósofos liberales tan importantes como Murray Rothbard y Robert Nozick. Especial importancia tiene el desarrollo de la doctrina sobre la legitimidad del tiranicidio que Mariana desarrolla en su libro De rege et regis institutione publicado en 1599. Mariana califica de tiranos a figuras históricas como Alejandro Magno o Julio César, y argumenta que está justificado que cualquier ciudadano asesine al que tiranice a la sociedad civil, considerando actos de tiranía, entre otros, el establecer impuestos sin el consentimiento del pueblo, o impedir que se reúna un parlamento libremente elegido. Otras muestras típicas del actuar de un tirano son, para Mariana, la construcción de obras públicas faraónicas que, como las pirámides de Egipto, siempre se financian esclavizando y explotando a los súbditos, o la creación de policías secretas para impedir que los ciudadanos se quejen y expresen libremente.Otra obra esencial de Mariana es la publicada en 1609 con el título De monetae mutatione, posteriormente traducida al castellano con el título de Tratado y discurso sobre la moneda de vellón que al presente se labra en Castilla y de algunos desórdenes y abusos. En este notable trabajo Mariana considera tirano a todo gobernante que devalúe el contenido de metal de la moneda, imponiendo a los ciudadanos sin su consentimiento el odioso impuesto inflacionario o la creación de privilegios y monopolios fiscales.Mariana también critica el establecimiento de precios máximos para "luchar contra la inflación", y propone la reducción del gasto público como principal medida de política económica para equilibrar el presupuesto. Por último, en 1625, el padre Juan de Mariana publicó otro libro titulado Discurso sobre las enfermedades de la Compañía en el que ahonda en la idea liberal de que es imposible que el gobierno organice la sociedad civil en base a mandatos coactivos, y ello por falta de información. Mariana, refiriéndose al gobierno dice que "es gran desatino que el ciego quiera guiar al que ve", añadiendo que el gobernante "no conoce las personas, ni los hechos, a lo menos, con todas las circunstancias que tienen, de que pende el acierto. Forzoso es se caiga en yerros muchos, y graves, y por ellos se disguste la gente, y menosprecie gobierno tan ciego"; concluyendo Mariana que "es loco el poder y mando", y que cuando "las leyes son muchas en demasía; y como no todas se pueden guardar, ni aun saber, a todas se pierde el respeto".Toda esta tradición se filtra por los ambientes intelectuales de todo el continente europeo influyendo en notables pensadores liberales de Francia como Balesbat (1692), el marqués D'Argenson (1751) y, sobre todo, Jacques Turgot, que desde mucho antes que Adam Smith, y siguiendo a los escolásticos españoles ya había articulado perfectamente el carácter disperso del conocimiento que incorporan las instituciones sociales entendidas como órdenes espontáneos. Así, Turgot, en su Elegía a Gournay (1759) escribe que "no es preciso probar que cada individuo es el único que puede juzgar con conocimiento de causa el uso más ventajoso de sus tierras y esfuerzo. Solamente él posee el conocimiento particular sin el cual hasta el hombre más sabio se encontraría a ciegas. Aprende de sus intentos repetidos, de sus éxitos y de sus pérdidas, y así va adquiriendo un especial sentido para los negocios que es mucho más ingenioso que el conocimiento teórico que puede adquirir un observador indiferente, porque está impulsado por la necesidad". Y siguiendo a Juan de Mariana, Turgot concluye que es "completamente imposible dirigir mediante reglas rígidas y un control continuo la multitud de transacciones que aunque sólo sea por su inmensidad no puede llegar a ser plenamente conocida, y que además dependen de una multitud de circunstancias siempre cambiantes, que no pueden controlarse, ni menos aún preverse".Desafortunadamente, toda esta tradición liberal del pensamiento hispano fue barrida en la teoría y en la práctica, como indica Francisco Martínez Marina (Teoría de las Cortes o Grandes Juntas Nacionales de los Reinos de León y Castilla) por los Austrias y los Borbones que han producido una "monstruosa reunión de todos los poderes en una persona, el abandono y la abolición de las Cortes y siglos de esclavitud del más horroroso despotismo". Se termina de consolidar así en nuestro país un marco político y social intolerante e intervencionista ajeno a las más genuinas tradiciones representativas y liberales de los viejos reinos de España: la antigua tolerancia y modus vivendi entre las tres religiones de judíos, moros y cristianos de la época de Alfonso X El Sabio, es sustituida por la intolerancia religiosa de los Reyes Católicos y sus sucesores, que Americo Castro (La realidad histórica de España) y otros han interpretado como una desviación mimética de la cultura y sociedad españolas que paradójicamente terminan reflejando e incorporando en su esencia más íntima las características más negativas de sus seculares "enemigos": el integrismo religioso musulmán justificador de la Guerra Santa contra el infiel, y la obsesión por la pureza de la sangre, propia del pueblo judío. No se absorben, por contra, la proverbial iniciativa y espíritu empresarial de los comerciantes y artesanos hebreos y moriscos que hasta su expulsión constituyeron la médula económica del país.En España se termina menospreciando, por considerarse impropia de cristianos viejos, la función empresarial y prácticamente hasta hoy el éxito económico se valora negativamente a nivel social y se critica con envidia destructiva, en vez de ser considerado como una sana y necesaria muestra del avance de la civilización, que es preciso emular y fomentar. Si a todo esto añadimos la "Leyenda Negra" que impulsada por el mundo protestante y anglosajón tuvo como objetivo desprestigiar todo lo español, se comprenderá la soledad y el vacío ideológico con que se hallaron los ilustrados españoles del siglo XVIII, como Campomanes y Jovellanos, y los padres de la patria reunidos en las Cortes de Cádiz que habrían de redactar nuestra primera Constitución de 1812, y que fueron los primeros en el mundo en calificarse a sí mismos con el término, introducido por ellos, de "liberales".La situación en el resto del mundo intelectual europeo no evolucionó mucho mejor que en España. El triunfo de la Reforma protestante desprestigió el papel de la Iglesia Católica como límite y contrapeso del poder secular de los gobiernos, que se vio así reforzado. Además el pensamiento protestante y la imperfecta recepción en el mundo anglosajón de la tradición liberal iusnaturalista a través de los "escolásticos protestantes" Hugo Grocio y Pufendorf, explica la importante involución que respecto del anterior pensamiento liberal supuso Adam Smith. En efecto, como bien indica Murray N. Rothbard (Economic Thought before Adam Smith, 1995), Adam Smith abandonó las contribuciones anteriores centradas en la teoría subjetiva del valor, la función empresarial y el interés por explicar los precios que se dan en el mercado real, sustituyéndolas todas ellas por la teoría objetiva del valor trabajo, sobre la que luego Marx construirá, como conclusión natural, toda la teoría socialista de la explotación. Además, Adam Smith se centra en explicar con carácter preferente el "precio natural" de equilibrio a largo plazo, modelo de equilibrio en el que la función empresarial brilla por su ausencia y en el que se supone que toda la información necesaria ya está disponible, por lo que será utilizado después por los teóricos neoclásicos del equilibrio para criticar los supuestos "fallos del mercado" y justificar el socialismo y la intervención del Estado sobre la economía y la sociedad civil.Por otro lado, Adam Smith impregnó la Ciencia Económica de calvinismo, por ejemplo al apoyar la prohibición de la usura y al distinguir entre ocupaciones "productivas" e "improductivas". Finalmente, Adam Smith rompió con el Laissez-faire radical de sus antecesores iusnaturalistas del continente (españoles, franceses e italianos) introduciendo en la historia del pensamiento un "liberalismo" tibio tan plagado de excepciones y matizaciones, que muchos "socialdemócratas" de hoy en día podrían incluso aceptar. La influencia negativa del pensamiento de la Escuela Clásica anglosajona sobre el liberalismo se acentúa con los sucesores de Adam Smith y, en especial, con Jeremías Bentham, que inocula el bacilo del utilitarismo más estrecho en la filosofía liberal, facilitando con ello el desarrollo de todo un análisis pseudocientífico de costes y beneficios (que se creen conocidos), y el surgimiento de toda una tradición de ingenieros sociales que pretenden moldear la sociedad a su antojo utilizando el poder coactivo del Estado. En Inglaterra, Stuart Mill culmina esta tendencia con su apostasía del Laissez-faire y sus numerosas concesiones al socialismo, y en Francia, el triunfo del racionalismo constructivista de origen cartesiano explica el dominio intervencionista de la Ecole Polytechnique y del socialismo cientificista de Saint-Simon y Comte (véase F.A. Hayek, The Counter-Revolution of Science, 1955), que a duras penas logran contener los liberales franceses de la tradición de Juan Bautista Say, agrupados en torno a Frédéric Bastiat y Gustave de Molinari.Esta intoxicación intervencionista en el contenido doctrinal del liberalismo decimonónico fue fatal en la evolución política del liberalismo contemporáneo: uno tras otro los diferentes partidos políticos liberales caen víctimas del "pragmatismo", y en aras de mantener el poder a corto plazo consensúan políticas de compromiso que traicionan sus principios esenciales confundiendo al electorado y facilitando en última instancia el triunfo político del socialismo. Así, el partido liberal inglés termina desapareciendo en Inglaterra engullido por el partido laborista, y algo muy parecido sucede en el resto de Europa. La confusión a nivel político y doctrinal es tan grande que en muchas ocasiones los intervencionistas más conspicuos como John Maynard Keynes, terminan apropiándose del término "liberalismo" que, al menos en Inglaterra, Estados Unidos y, en general, en el mundo anglosajón pasa a utilizarse para denominar la socialdemocracia intervencionista impulsora del Estado del Bienestar, viéndose obligados los verdaderos liberales a buscarse otro término definitorio ("classical liberals", "conservative libertarians" o, simplemente, "libertarians").En este contexto de confusión doctrinal y política no es de extrañar que en nuestro país nunca haya cuajado una verdadera revolución liberal. Aunque en el siglo XIX se puede distinguir una señera tradición del más genuino liberalismo, con representantes tan conspicuos como Laureano Figuerola y Ballester, Alvaro Flórez Estrada, Luis María Pastor, y otros, se desarrolla doctrinalmente muy influida por el tibio liberalismo de la Escuela Anglosajona (la traducción española de José Alonso Ortiz de La Riqueza de las Naciones ya se había publicado en Santander en 1794), o por el racionalismo jacobino de la Revolución Francesa. En el ámbito político el liberalismo español se enfrenta primero a las poderosas fuerzas absolutistas y después al pragmatismo disgregador de los "moderados", todo ello en un entorno continuo de guerra civil desgarradora. De manera que el triunfo de la Gloriosa Revolución Liberal de 1868 es efímero y cuando se produce la Restauración Canovista de 1875, triunfa el arancel proteccionista y se traicionan principios liberales esenciales, por ejemplo en el ámbito de la autodeterminación del pueblo cubano, con un coste tremendo para la nación en términos de sufrimientos humanos. Y ya entrado el siglo XX la pérdida de contenido doctrinal del Partido Liberal Democrático se hace cada vez más patente y en cierta medida culmina con el "reformismo social" de José Canalejas que impregna su política de medidas intervencionistas y socializadoras, restablece el servicio militar obligatorio y sigue adelante con la inmoral y nefasta política de gradual implicación militar de nuestro país en Marruecos. En este contexto de vacío doctrinal no es de extrañar que los pocos españoles que continúan aceptando calificarse de "liberales" crean que el liberalismo, más que un cuerpo de principios dogmáticos a favor de la libertad, es un simple "talante" caracterizado por la tolerancia y apertura ante todas las posiciones.Así, para Gregorio Marañón (véase el "Prólogo" a sus Ensayos liberales) "ser liberal es, precisamente estas dos cosas: primero, estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo; y segundo, no admitir jamás que el fin justifica los medios, sino que, por el contrario, son los medios los que justifican el fin. El liberalismo es, pues, una conducta y, por tanto, es mucho más que una política". Posición que en gran medida es compartida por otros grandes liberales españoles de la primera mitad del siglo XX, como José Ortega y Gasset o Salvador de Madariaga, y que en gran parte explica por qué el protagonismo político, primero durante la Dictadura del General Primo de Ribera, después durante la República y más tarde durante el Franquismo, nunca estuviera en manos de verdaderos liberales, sino más bien en la esfera de ambos extremos del intervencionismo (el socialismo obrero o el fascismo o socialismo conservador o de derechas), o bajo el control de políticos racionalistas jacobinos como Manuel Azaña.A pesar de que el siglo XX será tristemente recordado como el siglo del Estatismo y de los totalitarismos de todo signo que más sufrimiento han causado al género humano, en sus últimos veinticinco años se ha observado con gran pujanza un notable resurgir del ideario liberal que debe achacarse a las siguientes razones. Primeramente, al rearme teórico liberal protagonizado por un puñado de pensadores que, en su mayoría, pertenecen o están influidos por la Escuela Austriaca que fue fundada en Viena cuando Carl Menger retomó en 1871 la tradición liberal subjetivista de los Escolásticos Españoles.Entre otros teóricos, destacan sobre todo Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek que fueron los primeros en predecir el advenimiento de la Gran Depresión de 1929 como resultado del intervencionismo monetario y fiscal emprendido por los gobiernos durante los "felices" años veinte, en descubrir el teorema de la imposibilidad científica del socialismo por falta de información, y en explicar el fracaso de las prescripciones keynesianas que se hizo evidente con el surgimiento de la grave recesión inflacionaria de los años setenta. Estos teóricos han elaborado, por primera vez, un cuerpo completo y perfeccionado de doctrina liberal en el que también han participado pensadores de otras escuelas liberales menos comprometidas como la de Chicago (Knight, Stigler, Friedman y Becker), el "ordo-liberalismo" de la "economía social de mercado" alemana (Röpke, Eucken, Erhard), o la llamada "Escuela de la Elección Pública" (Buchanan, Tullock y el resto de los teóricos de los "fallos del gobierno"). En segundo lugar, cabe mencionar el triunfo de la llamada revolución liberal-conservadora protagonizada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en Estados Unidos e Inglaterra a lo largo de los años ochenta.Así de 1980 a 1988 Ronald Reagan llevó a cabo una importante reforma fiscal que redujo el tipo marginal del impuesto sobre la renta al 28 por 100 y desmanteló, en gran medida, la regulación administrativa de la economía, generando un importante auge económico que creó en su país más de 12 millones de puestos de trabajo. Y más cerca de nosotros, Margaret Thatcher impulsó el programa de privatizaciones de empresas públicas más ambicioso que hasta hoy se ha conocido en el mundo, redujo al 40 por ciento el tipo marginal del impuesto sobre la renta, acabó con los abusos de los sindicatos e inició un programa de regeneración moral que impulsó fuertemente la economía inglesa, lastrada durante decenios por el intervencionismo de los laboristas y de los conservadores más "pragmáticos" (como Edward Heath y otros). En tercer lugar, quizás el hecho histórico más importante haya sido la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento del socialismo en Rusia y en los países del Este de Europa, que hoy se esfuerzan por construir sus economías de mercado en un Estado de Derecho.Todos estos hechos han llevado al convencimiento de que el liberalismo y la economía de libre mercado son el sistema político y económico más eficiente, moral y compatible con la naturaleza del ser humano. Así, por ejemplo, Juan Pablo II, preguntándose si el capitalismo es la vía para el progreso económico y social ha contestado lo siguiente (véase Centessimus Annus, cap. IV, num. 42): "Si por 'capitalismo' se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, el mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de 'economía de empresa', 'economía de mercado', o simplemente 'economía libre'".El pensamiento español no se ha mantenido ajeno a este resurgir mundial del liberalismo. Pensadores como Lucas Beltrán o Luis de Olariaga supieron mantener viva la llama liberal durante los largos años del autoritarismo franquista, llevándose a cabo un importante esfuerzo de estudio y popularización del ideario liberal por parte de los profesores, intelectuales y empresarios aglutinados en torno a la sociedad liberal Mont Pèlerin fundada por Hayek en 1947, y al proyecto de Unión Editorial que, a lo largo de los últimos 25 años, ha traducido, publicado y distribuido incansablemente en nuestro país las principales obras de contenido liberal escritas por pensadores extranjeros y nacionales.Dada la trágica trayectoria del socialismo a lo largo de este siglo no es aventurado pensar que el liberalismo se presenta como el ideario político y económico con más posibilidades de triunfar en el futuro. Y aunque quedan algunos ámbitos en los que la liberalización sigue planteando dudas y discrepancias –como, por ejemplo, el de la privatización del dinero, el desmantelamiento de los megagobiernos centrales a través de la descentralización autonómica y del nacionalismo liberal, y la necesidad de defender el ideario liberal en base a consideraciones predominantemente éticas más que de simple eficacia– el liberalismo promete como la doctrina más fructífera y humanista. Si España es capaz de asumir como propio este humanismo liberal y de llevarlo a la práctica de forma coherente es seguro que experimentará en el futuro un notable resurgir como sociedad dinámica y abierta, que sin duda podrá ser calificado como "Nuevo Siglo de Oro español".Bibliografía básica en español:Lucas Beltrán, Ensayos de economía política (1996)Luis Díez del Corral, El liberalismo doctrinario (1984)Friedrich A. Hayek, Los fundamentos de la libertad (1998) y La fatal arrogancia: los errores del socialismo (1997)Jesús Huerta de Soto, Socialismo, cálculo y función empresarial (1992), Estudios de economía política (1994) y Dinero, crédito bancario y ciclos económicos (1998)Israel M. Kirzner, Creatividad, capitalismo y justicia distributiva (1995)Bruno Leoni, La libertad y la ley (1995)Ludwig von Mises, La acción humana (1995) y Sobre liberalismo y capitalismo (1995)Karl R. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos (1967)Robert Nozick, Anarquía, estado y utopía (1988)Wilhelm Röpke, Más allá de la oferta y la demanda (1996)Murray N. Rothbard, La ética de la libertad (1995)Rafael Termes, Libro blanco sobre el papel del estado en la economía española (1996)Milton y Rose Friedman, Libertad de elegir (1980)

sábado, 5 de mayo de 2007

La máscara sobre la piel

LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Hoy, primero de mayo, se celebra el Día de los Trabajadores. En Cuba se añaden a la conmemoración desfiles multitudinarios convocados por el gobierno. Presionados por los sindicatos, que aquí no son independientes, miles de trabajadores acuden a la Plaza. Prefieren ir al desfile a quedarse en casa y propiciar así la ojeriza del funcionario sindicalista que puede calificarlo como desafecto al régimen.
En este "paraíso de los trabajadores" falta mucho más que la manzana de Adán para lograr la felicidad de los que requieren de un salario para vivir. En realidad, podemos decir que sí hay manzanas, pero valen más de medio peso en moneda convertible en las tiendas de recuperación de divisas.
Ayer, un señor jubilado me comentó lo que le sucedió cuando, cansado de caminar, escogió un banco del jardín exterior de un hotel habanero para reposar y un guardia salió de inmediato a requerirlo porque está prohibido sentarse allí. El mulato sesentón tuvo que recordarle al custodio cuánto había trabajado para esta sociedad y responderle que de allí no se iba hasta que descansara, porque estaba en su país, sin que le importara un pito el apartheid turístico que padecen los cubanos en las instalaciones turísticas del país
El primero de mayo desfilarán miles de hombres y mujeres por la Plaza. Muchos de ellos venderán la merienda del gobierno (un sándwich de jamonada empacado en nylon y una lata de refresco) para ganarse veinte pesos. Los necesitan para estirar un salario que no les cubre las necesidades.
Otros acudirán al acto porque tienen el transporte garantizado; el que les falta para ir al trabajo. Como el acto es político, el transporte es prioritario. Los ómnibus, en estos, casos, siempre listos para el traslado de miles de personas hacia la Plaza de la Revolución.
Las banderitas de papel elevadas al cielo manifestarán entonces la aprobación y el apoyo a una situación que en cualquier otro país terminaría en manifestaciones de protesta. Pero en el "paraíso de los trabajadores" callar, soportar, aguantar, son las consignas que se transmiten de manera subliminal a los trabajadores cuando se condena a cualquiera que se oponga al régimen o exprese cualquiera opinión contraria a sus designios.

jueves, 3 de mayo de 2007

¿Por qué fracasa el socialismo?

La pregunta que da nombre a este artículo es contundente y –dirían algunos- pretenciosa. Dado a que en otros campos de la experiencia humana hay formas de organización o acción que pueden funcionar siempre que existan una serie de factores o condiciones, decir que el socialismo fracasa siempre y en sí mismo es una afirmación que necesita una fundamentación sólida.

Para empezar debemos definir qué es socialismo. A pesar de que su nombre provenga de "social", algo muy inteligente por parte de quienes diseñaron la etiqueta en los siglos XVII al XX, lo que realmente implica es planificación central (socialización). Y claro, existen varios socialismos, desde el socialismo utópico, pasando por el socialismo marxista hasta llegar a su primo hermano, el nacionalsocialismo -nazi- alemán. Pero, ¿qué tienen en común estas tendencias, cuyos integrantes pasaron tanto tiempo tratando de diferenciarse entre sí? Algo fundamental: la desconfianza o desprecio por la autonomía del individuo y la insistencia en politizar y planificar centralmente las actividades de una sociedad. Y eso es lo que debe ser entendido por socialismo o socialización.

Entonces, lo que quiero señalar en este artículo es que independientemente de las aparentes buenas intenciones y argumentos de quienes nos proponen este modelo social, el socialismo fracasó y fracasará siempre que se intente.


Ética, luego economía

Mi argumentación toma prestados los descubrimientos de las mentes más grandes de las ciencias sociales, entre las cuales están Max Weber, Friedrich A. Hayek y el gran economista del siglo XX, Ludwig von Mises. Sin embargo, antes de llegar al meollo del asunto – el tema económico- no puedo pasar por alto un tema que debe siempre anteceder a cualquier análisis económico o político: la ética. Como observó el genial John Locke en el siglo XVIII, la actividad humana genera propiedad. Para empezar somos dueños de nuestro propio cuerpo, y por añadidura de los frutos obtenidos mediante su uso. Es bajo ese concepto que los liberales del siglo XIX habían formulado la gran verdad universal de que somos dueños de "nuestra vida y nuestra propiedad". Ya que nuestra supervivencia como seres humanos es inseparable de nuestras necesidades materiales, pero a la vez nuestros derechos terminan donde empiezan los del otro, la ética que emergió una y otra vez en la Historia confirma esos principios que son tan evidentes ahora. Consagrarlo en formas de gobierno competitivas o un monopolio de funciones mínimas y limitado por una constitución
[1], aseguraba la convivencia social pacífica y la prosperidad relativa a los avances de ese tiempo. Nada de esto es posible si existe planificación central de la economía y otras áreas de la vida social. Puesto en otras palabras, el socialismo es por definición un modelo que actúa por encima de los derechos inalienables de los individuos, violándolos. La cooperación social voluntaria y mutuamente beneficiosa nunca requiere de imposición política de una mayoría, un dictador o un partido único.


Imposibilidad del cálculo económico en el socialismo

Una vez expuesto porqué un sistema socialista es ante todo ilegítimo, podemos pasar al plano de su funcionamiento económico, en el cual la planificación central tampoco pasa la prueba teórica e histórica. Este es el tema más importante que expondré, debido a que lastimosamente la ética poco le importa a mucha gente que se precia de ser "pragmática", pero cuando de economía y dinero se trata, todos nos sentimos implicados.

Imagine usted, estimado lector, que su negocio es un pequeño quiosco de hot-dogs. Sus hot-dogs tienen una serie de ingredientes, y además usted incurre en otros costos para obtener el producto final. La única forma dinámica, eficiente y legítima de saber si la gente quiere sus hot-dogs, es producirlos y ponerlos a la venta. Si la gente los compra, usted sabrá que el hot-dog vale más que la suma de sus partes: pan, salchicha, mostaza, cebollas, su tiempo, el gas de la cocina, la compra del quiosco, etc. En términos más precisos, el hot-dog es socialmente útil como actividad económica si la diferencia entre el precio final y los costos incurridos hace que valga la pena el esfuerzo. Eso, que sabemos a nivel individual en un negocio o actividad sin fines de lucro, es inexistente en el socialismo. Simplemente es imposible la contabilidad de costos, y si eso ocurre en una serie de industrias o la mayoría, es evidente la clase de desastre que se provoca. En ausencia de propiedad privada de los “medios de producción” y otros bienes, es imposible asignarlos a las tareas más prioritarias; su propia conservación y buen uso se ven comprometidos. Y hay que aclarar que en esto no tiene absolutamente nada que ver el carácter de los individuos que participan. Si se reúnen 10 millones de marxistas en una isla coherentemente socialista, no podrían coordinar sus actividades económicas y su supervivencia se vería comprometida casi enseguida.

Este problema fue visualizado originalmente por el sueco Nicholas G. Pierson y el inglés Max Weber, antes de que fuese magistralmente expuesto por Ludwig von Mises. El tema es ineludible: dado que el valor es subjetivo y los precios reflejan la suma de esa subjetividad y la escasez de un bien, un sistema económico o industria que no cuente con precios libremente fijados –reales- va a desembocar siempre y cada vez en la entropía y el retroceso económicos.

Este debate no es nuevo, y los autores socialistas nunca pudieron darle solución. A diferencia de lo que Marx pensaba, el mercado no representa una "anarquía de la producción": es el único mecanismo capaz de coordinar cientos de miles de actividades simples y complejas hacia la elaboración de bienes que eleven la calidad de vida del consumidor final
[2]. A través del sistema de precios se reflejan millones de gustos, preferencias y disponibilidad de bienes productivos y de consumo. ¿Es perfecto? Nada humano lo es. ¿Existe desperdicio e ineficiencia en muchas ocasiones? Por supuesto, pero su alternativa es peor. Sencillamente no hay reemplazo para el sistema de precios, que refleja las prioridades sociales y guía el proceso económico. Intentar sustituirlo con planes nacionales, regulaciones económicas o nacionalizaciones es un esfuerzo vano y económicamente destructivo.

Ya entendido el argumento teórico, veamos lo que nos dice la Historia al respecto. La socialización de la agricultura había ya acabado con la vida de millones de personas por hambrunas en la naciente U.R.S.S., cuando Lenin decide aplicar la llamada Nueva Política Económica (NPE). Lenin, un marxista de formación, introduce entonces y por emergencia los primeros elementos de capitalismo cabal en Rusia. Reprivatiza alrededor del 4% de granjas colectivizadas, elimina ciertos controles, y establece el patrón oro (moneda dura) con respaldo para el rublo. Estos incipientes elementos de capitalismo fueron responsables por la supervivencia material del pueblo ruso. Ese pequeño porcentaje de kulaks que recuperaron su propiedad, generaron el 28% de la producción agrícola de la U.R.S.S. durante los siguientes 70 años. Tan concientes estaban los soviéticos de que los precios eran el sistema de señales de una economía (cosa que nuestros economistas neokeynesianos locales, por el contrario, ignoran o pretenden obviar) que mantenían suscripciones regulares a catálogos industriales y de tiendas departamentales de los EEUU y Europa, para tener algún tipo de referencia. Alrededor de 18.000 economistas participaban de la tarea centralizada en el Kremlin por fijar precios sin mercado, un esfuerzo vano por definición. Cada año más fábricas quedaban paradas por falta de partes pequeñas que no podían solicitarse dinámicamente mediante compras libres. La economía soviética, en palabras de un economista ruso contemporáneo, era un "ferrocarril tosco y feo, detenido por falta de tornillos". Lo mismo le sucede a Cuba. Sólo un 13% de los ingenios azucareros que la Revolución confiscó a sus propietarios sigue en condiciones funcionales, el resto son chatarra gracias a la falta de piezas de repuesto. Ni la U.R.S.S. ni Cuba pudieron ni podrían sostenerse sin socios más cercanos al concepto capitalista, ya sea por imitación permanente de industrias, métodos y especializaciones profesionales, o bien por comercio estatal, en lo que se conoce como "capitalismo de estado". Los ciudadanos de los modelos totalitarios por su parte complementaron siempre sus necesidades en el mercado negro.


¿Qué sucede con las industrias socializadas en países relativamente libres?

Cada actividad económica que se aísle del sistema de precios, empezará necesariamente un lento declive y deformación
[3]. Así lo atestiguan tanto la educación francesa, con la pérdida de sus estándares de posguerra, como la medicina socializada en Canadá, que hace esperar a pacientes críticos alrededor de 6-18 meses y cuenta con una tecnología muy inferior a la de su vecino EEUU. Lo mismo sucede con el sistema de pensiones en Suecia, que empieza ya a imitar a Chile en un modelo individual de ahorro en vez de la mal llamada seguridad social.

En el Ecuador de hoy en día -el cual por cierto se clasifica entre los países de menor libertad económica del mundo- hay una larga serie de actividades e industrias que siguen intervenidas o directamente en manos estatales, eliminándose cualquier tipo de racionalidad económica e innovación local. Pero ni la administración extranjera, la concesión u otros parches podrán subsanar el problema fundamental: al igual que en un quiosco de hot-dogs, se necesita información real y libre para crear valor agregado.


El socialismo no es social, es político

Luego de una objeción desde la ética y una exposición de por qué la planificación central (socialismo) no es viable, hagamos una última disección del término para aliviar a quienes sienten que este artículo ofende su sensibilidad política o incluso cultural. Como dije al principio los ingenieros sociales, diseñadores de utopías a costa de vida y propiedad ajenas, tuvieron el mejor acierto en la historia del marketing político al apropiarse del nombre socialista para autoetiquetarse. Sin embargo el nombre sigue causando confusión entre quienes tienen una gran sensibilidad social y aman el concepto de comunidad, sobre todo en nuestro estilo latino.

Sencillamente, el socialismo es lo contrario a la comunidad, en su concepto pacífico y voluntario. La imposición gubernamental es la señal de fracaso de quienes no lograron liderar voluntariamente un tema o proyecto social. Si usted al igual que yo, cree en la comunidad, en el liderazgo y en la ayuda a los más necesitados, no piense que es socialista. Sencillamente usted es humano. Politizar esas nobles intenciones provoca el efecto contrario: autoritarismo y subdesarrollo. Y por eso precisamente, el socialismo fracasa.
[1] La filósofa rusa Ayn Rand, autora de “La Rebelión de Atlas” y “El Manantial”, decía que “El gobierno se crea para proteger a la gente de los criminales. La constitución se crea para proteger a la gente del gobierno”.

[2] "En el capitalismo, todas estas decisiones se determinan en base a cálculos económicos (de costos). Por tanto, la producción de zapatos en su conjunto tiende a ser efectuada hasta el punto en que una mayor producción haría que la industria del zapato se vuelva relativamente menos rentable en comparación a otras; los estilos son aquellos que los consumidores están dispuestos a volver rentables; los métodos de producción, los materiales utilizados, las locaciones geográficas son las del menor costo posible excepto cuando tengan ventajas especiales por las cuales los consumidores estén dispuestos a pagar". Reisman, 1996

Y a manera de anécdota:

“Si algo en concreto puede mostrar la deshonestidad intelectual del departamento de economía de [la universidad de] Columbia en aquellos días, era esto. Mientras que se evitaba u ‘olvidaba’ hacer disponible un solo de los textos de Ludwig von Mises, o inclusive mencionar la existencia de ellos en las lecturas asignadas, o hasta donde tuve conciencia, en un aula, el departamento se aseguró de mantener disponibles docenas de copias del intento de refutación de Oskar Lange a la doctrina de Mises sobre la imposibilidad de cálculo económico del socialismo -en el área de reserva de la biblioteca como una lectura suplementaria y opcional al curso de introducción a la economía” Reisman, 1996

La ‘solución’ planteada por Oskar Lange y otros socialistas neoclásicos (el término es casi redundante) es que el ensayo y error y la coordinación entre planificadores centrales es más eficiente y justa que los monopolios, oligopolios, carteles permanentes y monopsonias a las que el modelo neoclásico lleva como conclusión sobre la realidad. Nuevamente un marco teórico de epistemología falaz lleva a peligrosísimas conclusiones. Ni la información es estática, ni los actores son lineales, ni las necesidades son iguales año tras año. Tres supuestos tan pueriles al desmantelarlos demolería nuevamente el esfuerzo de Lange y otros marxistas por resolver el problema teóricamente. En la práctica sin embargo, no fue necesario, el Kremlin basaba sus Gosplan en información exterior como mencioné anteriormente y permitía ciertos niveles de mercado, dando la razón a Mises y cualquier otro ser humano conciente de las limitaciones de la acción humana individual sobre un conjunto dado de recursos y voluntades independientes.

“Todos deberíamos estar agradecidos a los soviéticos porque probaron de forma concluyente que el socialismo no funciona. Nadie puede decir que no tuvieron suficiente poder o suficiente burocracia o suficientes planificadores o que no llevaron las cosas hasta el grado suficiente” Paul Craig Roberts.

Sin embargo el caso también aplica, como lo planteé al prof. Cachanosky, a una isla en que Microsoft –digamos- internalice todas las actividades necesarias para los seres humanos que en ella trabajan. Se perderían de tal forma los costos reales de vista en cada actividad, (no existirían, pues su precondición es la valoración subjetiva) que la isla Microsoft generaría su propia entropía económica en muy poco tiempo.

“...paradójicamente, la razon por la cual una economía socialista no puede hacer cálculos no se debe específicamente a que sea socialista! El Socialismo es el sistema en el cual el Estado toma control a la fuerza de todos los medios de producción en la economía. La razón de la imposibilidad de cálculo económico en el socialismo es que un solo agente posee o dirige todos los recursos de la economía. Debe estar claro que no hay diferencia en esto si el agente es el Estado o un individuo o un cartel empresarial” Murray N. Rothbard, Man, Economy and State

El análisis inverso es precisamente la mejor justificación para la tercerización o outsourcing, basada en los principios ricardianos y miseanos de ventajas comparativas y competitivas utilizados en la “Ley de asociación” de L. von Mises (ver Acción Humana). En esto hay que coincidir con el economista José Piñera, en que la base de toda economía sana es “competencia, competencia, competencia”. Eso sólo es posible si la propiedad es dispersa, legítima y no hay barreras de entrada para las actividades. Entonces entra también y en segundo plano el tema hayekiano-schumpetereano de la dispersión de la información y la capacidad (conocimiento, asimetrías informativas, talentos y creatividad) a complementar el argumento.

[3] Mi análisis de las áreas socializadas se inspira en el tema Miseano, que Rothbard también aplicó en su análisis del Estado per se. El Estado es la socialización de la justicia, la seguridad y el castigo o retribución y tiene en su concepción el mismo defecto de cualquier otra actividad socializada.

“Rothbard llevó un paso adelante los argumentos de Mises en el tema del cálculo económico. Consecuentemente, Rothbard concluyó que si el socialismo no puede funcionar, tampoco pueden hacerlo los actos de intervención del gobierno en el mercado. Esta posición es sostenida por un número reciente de economistas que comparte la visión Miseana-Rothbardeana de los defectos internos del socialismo. Paul R. Gregory y Robert C. Stuart, en un libro popular sobre la economía soviética, escriben “La lección primordial que debe aprenderse de este análisis del sistema de mando y administración vertical, es que falló debido a contradicciones internas, no al error humano. Esta verdad es importante. Las generaciones siguientes, atraídas por las características ‘atractivas’ del sistema de mando y administración vertical –igualdad, derecho al trabajo, desarrollo administrado verticalmente- podrían concluir que el sistema en sí era posible. En esta perspectiva, sus administradores –desde fines de los 1920’s hasta principios de los 1990’s simplemente no supieron manejarlo. Tal conclusión llevaría a una repetición del experimento con resultados que podrían no ser previstos por generaciones futuras” Yuri Maltsev, Murray N. Rothbard as a critic of socialism

miércoles, 2 de mayo de 2007

Entrevista a Alberto Benegas Lynch (h)

Hablar de liberalismo en la Argentina es hablar de Alberto Benegas Lynch (h.), aunque él jamás pretendería ser el dueño de esa doctrina en nuestro país. Acaso sería el único derecho de propiedad que no defendería con pasión. Y es que para este economista de renombre internacional el liberalismo “no es una cuestión política o de determinado partido, sino algo que puede estar en todos los partidos, por ser un deseo de libertad, el afán de retornar a los principios constitucionales de Alberdi”.
Con la vehemencia de los convencidos y modales propios de un caballero de antaño, pero afable y directo, Benegas Lynch, que desprecia toda clase de estatismo, explica por qué un mendigo está mejor en Nueva York que en Calcuta, acusa al FMI y al Banco Mundial de ser muchas veces los responsables de la pobreza allí donde esos organismos desembarcaron con sus portafolios e intenciones rapaces, descalifica el concepto de justicia social y afirma que todavía más importante que la libre competencia del mercado es la competencia del hombre consigo mismo en pos de su mejoramiento personal.
Benegas Lynch es doctor en Economía y en Ciencias de Dirección. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, autor de más de quince libros y profesor en el doctorado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Católica Argentina.
-¿Cómo definiría el liberalismo?
-La mejor definición que encontré es ésta: "Liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida del otro". Esto abarca aspectos éticos, filosóficos, jurídicos y económicos.
-Si alguien tiene un Van Gogh, ¿es lícito que lo destruya si le place, con la idea de que la propiedad privada es un valor primordial? ¿El liberalismo acepta que hay cosas que son bienes comunes y patrimonios de la humanidad?
-Yo creo que cuando se asignan derechos de propiedad, el titular tiene el derecho de hacer lo que le plazca con lo propio, y en el caso particular que usted me presenta, de un Van Gogh, vale el mismo principio, aun cuando sería lamentable que alguien hiciera semejante cosa con una obra de arte.
-Si alguien es dueño de una tierra cultivable y la mantiene improductiva por tiempo indefinido, ¿considera justo que el gobierno la expropie?
-No lo considero justo. ¿A criterio de quién una tierra no está "suficientemente" explotada? Ahora bien: supongamos que esté absolutamente inexplorada. Entonces uno se tiene que preguntar qué sucede si uno sobrevuela el planeta y se encuentra con que hay recursos marítimos, forestales, y de minería sin explotar. ¿Por qué esto es así? Porque no hay bastante capital para explotarlo todo. Ahora viene otra pregunta: ¿cómo se decide qué explotar y qué no? Hay dos formas de resolverlo: por los comités políticos o por los procesos del mercado y del sistema de precios.
-A partir de la lectura de la obra de Friedrich August von Hayek, Margaret Thatcher se convirtió al liberalismo y sostuvo que la sociedad es una ficción. ¿Comparte el concepto de la Dama de Hierro?
-En su último libro, Hayek, premio Nobel de Economía, usa la expresión "orden extendido" para evitar la palabra "sociedad". Yo no me pondría muy enfático en esto, pero sí comprendo esto de eludir la palabra "sociedad" para evitar antropomorfismos tales como "la sociedad quiere", "la sociedad demanda", "la Nación reclama", "el pueblo decide", "la sociedad copula o se sonríe", lo cual impide identificar a los agentes reales de decisión en una sociedad.
-¿Cómo concilia un liberal católico como usted el principio liberal de que sólo es válida la justicia conmutativa, la transacción entre individuos, y el mandato católico de que debe existir una justicia social y distributiva?
-Yo creo que no hay un mandato católico de justicia social, aunque sea algo que esté en las encíclicas y que yo, personalmente, no comparto. En primer lugar, cuando se habla de "justicia social" se incurre en una redundancia grotesca, porque no existe la justicia vegetal, mineral ni animal, sino sólo la humana y social. Pero hay otra cuestión, y es que la justicia social suele consistir en sacar a unos para darles a otros, lo cual contradice la definición clásica y sensata de "justicia", que es dar a cada cual lo que le corresponde. La cuestión no es ocuparse de la justicia social, sino mejorar los marcos institucionales del país.
-Pero hasta que se mejoran los marcos institucionales, ¿qué pasa con los más necesitados? ¿No se los debe ayudar?
-Yo creo que es muy importante recordar que todos venimos de la marginalidad más espantosa, cuando no del mono. Venimos de gente miserable, de las hambrunas y las pestes; todos: usted y yo. Todos venimos de las cavernas. El tema es cómo se hace para pasar de una situación de miseria espantosa a una de menor pobreza o de riqueza relativa. El modo es maximizar tasas de capitalización para que haya aumento de ingresos y de salarios en términos reales. Si con la mejor intención queremos saltearnos eso, en el fondo estamos condenando a la gente más necesitada.
-John Keynes dijo que, a largo plazo, la oferta y la demanda acaban equilibrándose, pero el problema es que a largo plazo estamos todos muertos. ¿Cuál es su opinión sobre un país con tan alto índice de pobreza?
-En todos los países existe este "mientras tanto". El tema es que el mendigo más extremo en Nueva York está mejor que el mendigo más extremo de Calcuta. ¿Por qué? Porque las propinas son mayores en Nueva York. El aumento de inversiones hace que los pobres aumenten sus ingresos, y es muy importante tenerlo en cuenta. Por otra parte, me parece que en general se ha denigrado algo que es sacrosanto, y es la palabra "caridad". Esto sucedió cuando apareció muy recientemente el mal llamado "Estado benefactor". El aparato de fuerza no puede hacer beneficencia. La caridad es algo privado. Le pongo un ejemplo: si en la puerta de su casa hay un inválido que pide plata y yo veo que usted no le da y entonces salto el cerco, le arranco su billetera y se la entrego al necesitado, yo no hice un acto de caridad, sino que cometí un atraco. La caridad, por definición, está hecha con recursos propios y voluntariamente.
-Si un Estado fuerte es pernicioso para el crecimiento de un país, ¿cómo explica la prosperidad de países como Suecia y Finlandia, en los que rigen impuestos progresivos, o la de China, donde el Estado tiene un papel preponderante?
-Fíjese que en Suecia hay cambios significativos y dramáticos. Los jóvenes se están yendo porque el Estado no da abasto con las necesidades de la gente, y la razón es que, desde un punto de vista técnico, no hay nada que sea gratuito. Siempre alguien termina pagando. En cuanto al impuesto progresivo, precisamente en Suecia se hizo un análisis para demostrar que el impuesto progresivo es un perjuicio inmenso para los pobres.
-A propósito del caso chino, ¿cree que el progreso económico va a terminar debilitando el poder estatal o provocando la caída del comunismo?
-Es una pregunta difícil. No sé qué va a predominar. Lo que sí se observa en China es que en los islotes en los que funcionan los incentivos y hay propiedad privada y gestiones más o menos independientes, hay un aumento asombroso de la producción, pero hay una tensión evidente entre el aparato comunista y el mercado en esa nación.
-Si la distribución por medio del mercado alienta, supuestamente, la libre competencia, ¿qué sucede con los que no son aptos para competir con los más poderosos?
-La palabra "poder" es interesante. A veces se usan metáforas tales como "el rey del chocolate", y no son metáforas conducentes, así como tampoco frases del marketing como "la conquista del mercado", "invasión de productos", etcétera. Si llega al país un perfume de Francia que las mujeres prefieren no puede hablarse de invasión, porque no estamos hablando de tropas de ocupación, sino de productos exitosos. Y lo mismo con el poder. En sistemas abiertos, el poder está en la gente. En un supermercado, es la gente la que decide qué cantidad de tomates compra, o de lechuga, o de rabanitos, y con esas decisiones lo que hace es asignar recursos.
-A partir de la idea de que el libre mercado favorece el crecimiento, ¿cree que la Argentina y Brasil deberían abrirse al ALCA, a pesar de los subsidios agrícolas norteamericanos?
-Yo creo que las integraciones regionales son un pretexto infantil, porque todavía, después de doscientos treinta años de debate, no se han comprendido las ventajas del libre cambio. Si en la Argentina los dirigentes hubieran comprendido que es mejor comprar más barato y de mejor calidad, y no más caro y de peor calidad, tendríamos aranceles cero y tipo de cambio libre. En la Argentina, tiene mala prensa la apertura comercial porque siempre se hizo en forma truculenta. Esto es: aranceles en serrucho, con protecciones y desprotecciones dispares (lo cual crea cuellos de botella insalvables entre los insumos y el producto final), tipos de cambio falseados, entrada de dólares no como consecuencia de las exportaciones sino de la deuda, etcétera. A veces se dice: "Pero si ponemos aranceles cero y tipo de cambio libre, compraríamos todo afuera". No es así, porque si no vendemos nada no podemos comprar nada y el dólar se va al infinito.
-¿Le parece justo que ricos y pobres paguen por igual el impuesto al IVA?
-Me parece un buen impuesto. Ahora, fíjese que el que elaboró originalmente la idea del IVA lo hizo con la intención de sustituir todos los demás impuestos, pero resulta que cuando en nuestro país se propone un nuevo impuesto para sustituir a los demás es casi seguro que el nuevo impuesto no va a sustituir nada, sino que va a ser agregado. Hay una maraña fiscal fenomenal en la Argentina.
-Si el Estado debe reducirse a asegurar el cumplimiento de los contratos, proteger la propiedad privada, alentar la libre competencia y evitar los monopolios, ¿quién debería ocuparse de casos como la eutanasia o el aborto?
-Yo creo que el aborto es un homicidio en el seno materno. Entonces, la agencia que se ocupa de la justicia en el Estado debe ser la encargada de los casos de aborto, como de cualquier otro homicidio.
-¿Qué plan social sugeriría para ayudar a los más necesitados?
-Los planes sociales genuinos son los que proceden de la actividad privada filantrópica.
-¿El liberalismo favorece a las pequeñas y medianas empresas o, más bien, a las grandes?
-Las llamadas "grandes empresas" nacieron siendo chicas. Si llegaron a ser grandes es porque en los mercados libres la gente las apoyó más. Mire, si no, el caso de IBM y Apple. Esta última empezó en un garaje, con tres chicos que le terminaron sacando un mercado enorme a IBM.
-¿La sola libertad del mercado alcanza para crear pymes, que son las mayores fuentes de trabajo, o se necesita que el Estado tenga una estrategia para fomentar la producción, por medio de la creación de distritos industriales y cadenas de valor?
-No, yo creo que eso es enormemente perjudicial. Creo que cuando se habla de zonas en donde hay excepciones fiscales, aparecen empresarios oportunistas que hacen daño al país, porque otros van a tener que pagar las diferencias de esa reducción de impuestos. Fomentar implica sacar recursos a los rabanitos eficientes para dárselos a los tornillos ineficientes que el aparato político decidió promover.
-¿Qué opinión le merecen el FMI y el Banco Mundial?
-Yo creo que uno y otro son en gran medida responsables de la pobreza y de la corrupción de muchos países del mundo.
-¿Cree que también deberían desaparecer los bancos centrales?
-Esto es algo más complejo, pero, efectivamente, los bancos centrales tienen tres opciones: decidir a qué tasa van a emitir, a qué tasa van a contraer, o dejar igual la masa monetaria. Cualquiera de estas tres decisiones va a afectar los precios relativos. Por lo tanto, el tema es no manipular la moneda y que la gente pueda elegir cuáles son los activos monetarios con los que se siente segura. Todos los bancos centrales que han existido para preservar el valor de la moneda terminaron hundiendo el valor de la moneda, incluso en Estados Unidos. Este país tiene ahora una situación gravísima, con 500.000 millones de dólares de déficit.
-¿No hay una pretensión del liberalismo de que la gente circule a la velocidad del capital y sea capaz de acomodarse a sus virajes y reflejos, cosa que en la realidad no sucede?
-Cuando hablamos de esos virajes, que en efecto ocurren, son en realidad virajes de la gente, y no del capital.
-Juan Pablo II denunció los tres grandes peligros del capitalismo: la alienación del trabajador, por causa de la competencia y el consumismo, la explotación, por causa de la hiperproductividad, y la exclusión, ya que la libertad del mercado no alcanza para que todos trabajen? ¿Comparte estos conceptos?
-Yo soy un admirador de Juan Pablo II por dos motivos, primero por sus pedidos de perdón y segundo por su ecumenismo. Pero yo creo que debe haber una separación absoluta del poder y la religión. Y en cuanto al orden de la vida espiritual, creo que la competencia más interesante es la que libra cada persona en su fuero íntimo para ser cada día mejor. Es un asunto personal y privado.
-Cuando el rey de Francia le dijo a Juana de Arco que le pidiera cualquier cosa por sus servicios prestados, la heroína pidió que su ciudad natal, Domrémy, quedara exenta de pagar impuestos, cosa que el rey le concedió. ¿Usted pediría lo mismo, si tuviera la oportunidad?
-No, porque un privilegio semejante implicaría que el resto de la sociedad terminara pagando por mí, lo cual sería una enorme injusticia.
-¿Cómo explica la contradicción de que el capitalismo propicie la prosperidad del trabajador y, a la vez, lo convierta en un consumista feroz que acaba gastando sus ganancias en necesidades superfluas?
-A mí la palabra "capitalismo" no me atrae mucho, porque se restringe a la cuestión material. Prefiero la palabra "liberalismo", porque abarca aspectos éticos, filosóficos, jurídicos, etcétera. Pero esto de las necesidades superfluas está conectado con el tema de la publicidad, y me parece importante señalar que la publicidad intenta persuadir y no imponer. Si la publicidad tuviera el poder de imponer, llegaríamos a la conclusión de que con la publicidad se puede convencer a la gente de que en lugar de automóviles comprara monopatines, o dejara la electricidad y volviera a las velas. Se trata de un problema de valores y de gustos, no del mercado. El mercado refleja los gustos y las preferencias de la gente. Si esos gustos están puestos en cosas ordinarias o superfluas, es algo que se tiene que corregir a través de la persuasión y la educación.