Por: Hugo Balderrama Ferrufino.
La neo izquierda a diferencia del marxismo clásico, concentra en la cultura, su ataque a la civilización occidental. Para tal fin, la educación es una de sus armas seleccionadas. Desde el brasileño Paulo Freire hasta el boliviano Feliz Patzi, consideran la educación como un instrumento de subversión revolucionaria.
Según Freire existen dos tipos de educación: la domesticadora y libertadora, las cuales se contraponen de forma directa. La primera, también llamada “Educación Bancaria”, posiciona al docente como figura central del proceso de enseñanza. Bajo esta lógica, el educador posee el monopolio del conocimiento y es responsable de imponer el saber al educando, en tanto estos últimos adoptan una posición pasiva y se limitan a practicar la memorización mecánica cómo método de estudio. La segunda, también conocida como “Educación Problematizadora”, fue elaborada por Freire como una alternativa a la primera, con el cometido de eliminar la dicotomía entre educadores y educandos, destruir la pasividad de estos últimos y estimularlos a transformar su realidad. La idea liberadora de Freire, es destrozar los valores familiares de los niños, y formar activistas de izquierda desde el kínder.
Y para ser sinceros, debemos reconocer que tuvo éxito. La verdad fue expulsada del aula de clases, y reemplazada por el relativismo filosófico. La gramática, la lógica y la aritmética están de vetadas (son rasgos del colonialismo). Ahora lo importante, es aprender sobre “Cosmovisión Andina”, “Filosofía Amazónica” y “Economía Comunitaria”. La historia fue reescrita: el hombre blanco, cristiano y heterosexual es el culpable de cuantas desgracias ocurrieron en la humanidad. La ética y moral tienen prohibido entrar a clases; su lugar lo ocupa el marxismo cultural. Los profesores no podemos hablar ni de Dios ni la familia, se nos exige ser “neutrales” en esos temas. Los viejos y sabios maestros fueron reemplazados por el pedagogo. Técnicamente, es el comisario del pensamiento, que vigila que todos los profesores y colegios cumplan con los lineamientos del programa oficial de “educación”.
Mariano Pérez Álvarez (Psicólogo, escritor y profesor) en su libro “Volviendo a la normalidad”. Destruye por completo el concepto del TDAH. Lo muestra como una enfermedad inventada, cuyo único propósito es eliminar la individualidad. Pérez explica que en realidad los niños se aburren con facilidad, y que la distracción es un comportamiento natural en la infancia. No necesitan tratamiento psicológico: necesitan disciplina paterna y materna, afectos y formación en valores. ¿Notó la trampa?: la psicología sirve como instrumento de control social, para que la familia sea reemplazada por el “Big Brother” estatal.
La familia, la propiedad privada y la economía capitalista son los eternos blancos de la izquierda. Lo único que modificaron fueron sus métodos. La guerrilla armada tipo Fidel Castro, fue reemplazada por la “pedagogía liberadora” de Paulo Freire, las expropiaciones forzosas se cambiaron por las tasas impositivas elevadas y el obrero fue sustituido por el homosexual como el sujeto revolucionario.
domingo, 19 de noviembre de 2017
martes, 24 de octubre de 2017
¿Qué le sucedió a la educación?
¿Qué le sucedió a la educación?
Por: Hugo Marcelo Balderrama.
El año 2007 siendo economista de profesión, tuve que cursar un posgrado en pedagogía. Recuerdo que cada clase, me asombrara de la cantidad de palabras rebuscadas, que usaban los profesores para nombrar las cosas más sencillas: constructo, taxonomía, procesos metacognitivos y otras cosas por el estilo. Durante el desarrollo del curso, llegue a la conclusión: que los pedagogos usan esos términos, para aparentar una sabiduría que en verdad no tienen.
Este nuevo sistema “pedagógico” es producto del Constructivismo, enseña que el estudiante debe conocer la verdad por sí mismo, y que el maestro no debe imponer sus ideas, sino que, sólo debe ser un mediador entre el saber y el estudiante.
Paradójicamente, el conocimiento especulativo y la búsqueda de las verdades finales, han sido expulsados de las universidades y reemplazados por frases típicas del márquetin como: “educación por competencias”, “formamos emprendedores”, “estudio para trabajar”, etc. Detrás de todos esos sofismas publicitarios, se oculta el desprecio que la educación moderna tiene por la filosofía clásica y sus viejos métodos de aprendizaje y enseñanza. La frase más repetida por los estudiantes es: “yo quiero la práctica y no la teoría”. Esa consigna resume la filosofía más idiota, perversa y dañina que se pueda imaginar. Pero es harto popular, porque el odio a la palabra, a la inteligencia y a la ciencia, y al estudio, que es el medio para alcanzar sabiduría, es precisamente la filosofía que abraza hoy la inmensa mayoría de la gente.
Parece que esta frase, en latín “Res et non verba”, se originó en Roma, cuando los toscos e iletrados campesinos y soldadotes romanos hicieron contacto con los griegos, dados al cultivo de la filosofía, el diálogo y el debate. Los romanos, dados en cambio a las supersticiones, las adivinaciones, la astrología y el pensamiento mágico, tenían por “sentido práctico” a esa ignorancia rebelde y contumaz, que se subleva contra la erudición. Pero “nada más práctico que una buena teoría”, escribió José Ortega y Gasset.
“Studia Generalia” (estudios generales): era el sistema de estudios de la universidad medieval, que tenía como propósito: acceder a las destrezas intelectuales especulativas y a los conocimientos universales, antes que a destrezas prácticas y concretas. ¿Cuál era la razón?: desarrollar las tres formas de razonamiento: deductivo, inductivo y analógico.
Las siete artes liberales eran el fundamento de esta enseñanza. El trívium agrupaba las disciplinas relacionadas con la elocuencia: lógica, gramática y retórica. Y el quadrivium agrupaba las disciplinas relacionadas con las ciencias duras: la aritmética, la geometría, la astronomía y la música.
Llevo diez años como docente, y mi experiencia es muy triste. Los universitarios recién egresados, demuestran poca formación intelectual. Los trabajos académicos y la tesis, son escritos sin el menor cuidado por la gramática y la ortografía y su razonamientos son llenos de sofismas (“nadie es dueño de la verdad”, “la verdad es relativa”, “esas cosas era para ayer”, etc.). A semejanza de los animales, que sólo reaccionan ante lo concreto, las referencias son nada más a personas, hechos y conductas de la experiencia inmediata, muy limitada.
¿Qué le sucedió a la educación?: está secuestrada por la política, y no cualquier política, sino el radicalismo de izquierda, contrario a la cultura y la civilización occidental. Su objetivo no es educar, sino politizar, adoctrinar e inhibir la capacidad de razonar. Y en ese sentido: la educación estatal es todo un éxito.
Por: Hugo Marcelo Balderrama.
El año 2007 siendo economista de profesión, tuve que cursar un posgrado en pedagogía. Recuerdo que cada clase, me asombrara de la cantidad de palabras rebuscadas, que usaban los profesores para nombrar las cosas más sencillas: constructo, taxonomía, procesos metacognitivos y otras cosas por el estilo. Durante el desarrollo del curso, llegue a la conclusión: que los pedagogos usan esos términos, para aparentar una sabiduría que en verdad no tienen.
Este nuevo sistema “pedagógico” es producto del Constructivismo, enseña que el estudiante debe conocer la verdad por sí mismo, y que el maestro no debe imponer sus ideas, sino que, sólo debe ser un mediador entre el saber y el estudiante.
Paradójicamente, el conocimiento especulativo y la búsqueda de las verdades finales, han sido expulsados de las universidades y reemplazados por frases típicas del márquetin como: “educación por competencias”, “formamos emprendedores”, “estudio para trabajar”, etc. Detrás de todos esos sofismas publicitarios, se oculta el desprecio que la educación moderna tiene por la filosofía clásica y sus viejos métodos de aprendizaje y enseñanza. La frase más repetida por los estudiantes es: “yo quiero la práctica y no la teoría”. Esa consigna resume la filosofía más idiota, perversa y dañina que se pueda imaginar. Pero es harto popular, porque el odio a la palabra, a la inteligencia y a la ciencia, y al estudio, que es el medio para alcanzar sabiduría, es precisamente la filosofía que abraza hoy la inmensa mayoría de la gente.
Parece que esta frase, en latín “Res et non verba”, se originó en Roma, cuando los toscos e iletrados campesinos y soldadotes romanos hicieron contacto con los griegos, dados al cultivo de la filosofía, el diálogo y el debate. Los romanos, dados en cambio a las supersticiones, las adivinaciones, la astrología y el pensamiento mágico, tenían por “sentido práctico” a esa ignorancia rebelde y contumaz, que se subleva contra la erudición. Pero “nada más práctico que una buena teoría”, escribió José Ortega y Gasset.
“Studia Generalia” (estudios generales): era el sistema de estudios de la universidad medieval, que tenía como propósito: acceder a las destrezas intelectuales especulativas y a los conocimientos universales, antes que a destrezas prácticas y concretas. ¿Cuál era la razón?: desarrollar las tres formas de razonamiento: deductivo, inductivo y analógico.
Las siete artes liberales eran el fundamento de esta enseñanza. El trívium agrupaba las disciplinas relacionadas con la elocuencia: lógica, gramática y retórica. Y el quadrivium agrupaba las disciplinas relacionadas con las ciencias duras: la aritmética, la geometría, la astronomía y la música.
Llevo diez años como docente, y mi experiencia es muy triste. Los universitarios recién egresados, demuestran poca formación intelectual. Los trabajos académicos y la tesis, son escritos sin el menor cuidado por la gramática y la ortografía y su razonamientos son llenos de sofismas (“nadie es dueño de la verdad”, “la verdad es relativa”, “esas cosas era para ayer”, etc.). A semejanza de los animales, que sólo reaccionan ante lo concreto, las referencias son nada más a personas, hechos y conductas de la experiencia inmediata, muy limitada.
¿Qué le sucedió a la educación?: está secuestrada por la política, y no cualquier política, sino el radicalismo de izquierda, contrario a la cultura y la civilización occidental. Su objetivo no es educar, sino politizar, adoctrinar e inhibir la capacidad de razonar. Y en ese sentido: la educación estatal es todo un éxito.
jueves, 28 de septiembre de 2017
La nueva derecha
Por: Hugo Marcelo Balderrama
Entendemos por derecha: todas las fuerzas políticas que se oponen al socialismo. Tradicionalmente, la derecha política: fue la variopinta mezcla de sectores clericales, empresariales, intelectuales y económicos.
El escritor argentino Nicolás Márquez nos explica: que la vieja derecha
quedo reducida a “Think Thanks” y otros grupos cerrados, que no tienen
impacto alguno en la política de la región. Un análisis correcto y
acertado.
La amenaza socialista tienen un nuevo dardo que lanzar contra la civilización: “el marxismo cultural”. Los nuevos rojos, cambiaron la lucha revolucionaria por la guerrilla cultural. Los blancos son los de siempre: el matrimonio, la familia, la cultura y la economía capitalista. El progresista moderno, ya no ve en el obrero el sujeto revolucionario; ahora los nuevos agentes subversivos son: los homosexuales, los travestis, los transexuales y los pedófilos.
Ante todo lo expuesto, es necesario el resurgir de la derecha. Esta nueva derecha debe agrupar a todos los viejos sectores que tradicionalmente se oponen al socialismo: los conservadores para enfrentar la arremetida de la ideología de género y el feminismo de tercera ola, los patriotas para rescatar la soberanía nacional y sacar al país de todas las agencias de la ONU y los defensores del libre mercado para crear riqueza y prosperidad para todos.
Esta nueva fuerza política debe partir de las siguientes premisas: la libertad individual como pilar fundamental del progreso; la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia como institución natural para otorgar educación y generar riqueza; la democracia como una forma civilizada de cambiar gobernantes: pero jamás como un pretexto para la “tiranía de la mayoría”, la igualdad ante la ley y la defensa de un gobierno limitado en poderes, recursos y funciones.
La escuela austriaca de economía, el conservadurismo inglés, el republicanismo americano, la democracia representativa y la escuela del derecho natural, son los pilares epistemológicos de esta nueva derecha.
Los protestantes entendemos muy bien, que sin renunciar a nuestros principios teológicos, la unión con los católicos es fundamental para salvaguardar la libertad religiosa, la familia y la educación, hoy terriblemente amenazadas por la izquierda posmarxista.
La construcción de una derecha, es una tarea que empezamos: Andrés Ortega, Liliana Orellana, Marcelo Ostria Borda, Luis Cristian Rivas Salazar, Álvaro Arteaga y este humilde servidor. Una tarea dura y marcha arriba, que con la bendición del Creador esperamos llegue a buen puerto.
Cochabamba/26/09/2017.
La amenaza socialista tienen un nuevo dardo que lanzar contra la civilización: “el marxismo cultural”. Los nuevos rojos, cambiaron la lucha revolucionaria por la guerrilla cultural. Los blancos son los de siempre: el matrimonio, la familia, la cultura y la economía capitalista. El progresista moderno, ya no ve en el obrero el sujeto revolucionario; ahora los nuevos agentes subversivos son: los homosexuales, los travestis, los transexuales y los pedófilos.
Ante todo lo expuesto, es necesario el resurgir de la derecha. Esta nueva derecha debe agrupar a todos los viejos sectores que tradicionalmente se oponen al socialismo: los conservadores para enfrentar la arremetida de la ideología de género y el feminismo de tercera ola, los patriotas para rescatar la soberanía nacional y sacar al país de todas las agencias de la ONU y los defensores del libre mercado para crear riqueza y prosperidad para todos.
Esta nueva fuerza política debe partir de las siguientes premisas: la libertad individual como pilar fundamental del progreso; la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia como institución natural para otorgar educación y generar riqueza; la democracia como una forma civilizada de cambiar gobernantes: pero jamás como un pretexto para la “tiranía de la mayoría”, la igualdad ante la ley y la defensa de un gobierno limitado en poderes, recursos y funciones.
La escuela austriaca de economía, el conservadurismo inglés, el republicanismo americano, la democracia representativa y la escuela del derecho natural, son los pilares epistemológicos de esta nueva derecha.
Los protestantes entendemos muy bien, que sin renunciar a nuestros principios teológicos, la unión con los católicos es fundamental para salvaguardar la libertad religiosa, la familia y la educación, hoy terriblemente amenazadas por la izquierda posmarxista.
La construcción de una derecha, es una tarea que empezamos: Andrés Ortega, Liliana Orellana, Marcelo Ostria Borda, Luis Cristian Rivas Salazar, Álvaro Arteaga y este humilde servidor. Una tarea dura y marcha arriba, que con la bendición del Creador esperamos llegue a buen puerto.
Cochabamba/26/09/2017.
martes, 17 de noviembre de 2015
Conservadores con cabeza y corazón
Juan Meseguer
Las propuestas de un “conservadurismo compasivo” o de una “economía con alma” despiertan la sospecha de que el lobo simplemente se ha disfrazado de oveja. Pero ¿y si la ayuda a los más necesitados, lejos de ser un barniz para tapar la mala imagen de un partido, estuviera en el corazón mismo del conservadurismo? Es lo que defiende Arthur Brooks, presidente del American Enterprise Institute, en su nuevo libro The Conservative Heart [1].
“El problema de imagen de los conservadores es que con frecuencia se les asemeja a Ebenezer Scrooge [el avaro personaje creado por Dickens]. Cuando se oponen a la subida del salario mínimo, los impuestos a las empresas, la regulación excesiva del mercado laboral o se preocupan del coste de los programas de ayuda social, se les ve preocupados únicamente por los ricos y poderosos”. Así sintetiza N. Gregory Mankiw en The New York Times la mala imagen que hoy pesa sobre el Partido Republicano en un comentario al libro de Brooks.
A esto hay que añadir lo que parece otra seña de identidad de los conservadores: se sienten agredidos. La imagen de Donald Trump vociferando contra unas élites que supuestamente conspiran contra los valores de la clase media es un buen ejemplo de ello. Pero lo mismo se podría decir de la oposición republicana en el Congreso a la reforma sanitaria de Obama o a la de las leyes de inmigración.
A Arthur Brooks, considerado por la prensa progresista una de las voces más autorizadas del conservadurismo norteamericano, no le gusta nada el espectáculo que están dando estos campeones de la indignación. Y confía en que, a la larga, esa estrategia juegue a favor de los republicanos moderados en la carrera a la nominación presidencial: “La ira es lo último que necesita el Partido Republicano. Dentro de un año, los candidatos que ahora se están esforzando por ganar apoyos lo van a agradecer”, declaraba a The Hill el pasado agosto.
¿Una marca maldita?
En The Conservative Heart, Brooks se propone hacer un cambio de marca del conservadurismo para que pase de ser “un movimiento de protesta a un movimiento social”. “Tenemos que dejar de centrarnos en aquello a lo que nos oponemos y empezar a proclamar con audacia aquello por lo que luchamos. Tenemos que presentar una agenda de gobierno positiva y esperanzadora, que se preocupe por mejorar la vida de todo el mundo, especialmente la de los más vulnerables, a través de políticas genuinamente conservadoras”, escribe en la introducción del libro.
Pero este llamamiento a la renovación tiene poco que ver con el “conservadurismo compasivo” que han defendido algunos políticos conservadores, como George W. Bush en la campaña presidencial de 2000 o David Cameron en las elecciones generales británicas de 2010. Las propuestas de este tipo son vistas por sus críticos como estrategias de maquillaje; y en el fondo, dice Brooks, la expresión sugiere que la compasión es “un apéndice antinatural al conservadurismo”.
El enfoque de Brooks es muy distinto. Sobre todo, porque está convencido de que la preocupación por mejorar la situación de los pobres forma parte del ADN conservador. Un dato elocuente recogido en su libro Who Really Cares [2]: de media, los hogares conservadores tienden a donar un 30% más que los progresistas, pese a que –también de media– ganan un 6% menos.
Por eso, Brooks no necesita camuflar sus ideas. Al revés, desde el primer momento advierte que sus principios conservadores son los de siempre. En el plano político, aboga por el libre mercado, el gobierno limitado y la responsabilidad fiscal. En el cultural, defiende las cuatro “instituciones de sentido” que considera esenciales para alcanzar la felicidad: la religión, la familia, la comunidad y el trabajo.
La ayuda sostenible a los pobres
¿Qué hay de nuevo entonces en su propuesta? ¿El tono? ¿Las formas? No exactamente. O, por lo menos, no solo. La tesis central de Brooks es que los conservadores no han sabido explicar sus ideas. Y la cosa tiene visos de empeorar a la vista de un contexto político cada vez más emotivo. Difícilmente se puede entender qué hay de bienintencionado en la defensa de la austeridad o de la responsabilidad fiscal si lo único que cuenta en el debate político son los eslóganes emotivos.
Por ejemplo, cuando Obama presentó su plan para subir el salario mínimo federal, le bastaron unas pocas palabras para hacerse entender: “Ya es hora de dar a EE.UU. una subida de sueldo”. Pero justificar que esa medida puede desincentivar la creación de empleo y perjudicar a los consumidores de ciertos bienes y servicios, sobre todo a los que no se beneficiarían de la subida por no tener trabajo, requiere de más tiempo y de ciertos conocimientos económicos.
Otro ejemplo: Brooks aclara que los defensores del libre mercado no se oponen por sistema a los programas sociales. Sostienen que la ayuda del Estado solo funcionará de verdad como una red de seguridad para los pobres si se la limita a los más necesitados, y no se la convierte en un derecho indiscutido de la clase media. “Porque creemos en una auténtica red de seguridad, pensamos que debemos protegerla con disciplina fiscal”.
Quién decide la agenda
Brooks reconoce que algunas ideas conservadoras no son intuitivas. Pero en vez de culpar a la masa ignorante, se pregunta qué puede hacer la derecha para recuperar la confianza de esos “millones de estadounidenses (que) creen que el sueño americano ha dejado de estar a su alcance y que a los conservadores no les importa”.
Lo primero es reconocer los errores propios. “La mayoría de las voces de la derecha norteamericana no han sabido ver que hay una crisis de pobreza y de escasez de oportunidades; que en ciertos sentidos se puede hablar justamente de dos Estados Unidos. Y cuando algunos han acertado a reconocerlo, con frecuencia lo han hecho en unos términos que sacan de quicio a la gente, pues presuponen que los que pasan dificultades es que porque no trabajan lo suficiente”.
Es el mismo ejercicio de autocrítica que hizo el lingüista George Lakoff tras la derrota electoral de los demócratas en 2004, cuando diseñó una estrategia de comunicación política para ayudarles a recuperar la Casa Blanca (cfr. Aceprensa, 13-02-2008). Tanto Lakoff como Brooks coinciden en que enmarcar las ideas en clave moral es fundamental para conectar con los votantes, sean de izquierdas o de derechas.
Después de una crisis económica en la que muchos lo han pasado mal, Brooks sostiene que la gente se merece argumentos morales centrados en la compasión y la justicia. Por eso, en su opinión, la derecha se equivoca cuando sigue presentándose bajo la marca del “realismo económico” de Reagan.
“A algunos de mis colegas conservadores les cuesta entenderlo. Con bastante frecuencia les oigo decir que deberíamos centrarnos más en la economía y menos en la moral. Pero eso es un error además de una falsa elección. Los asuntos económicos son asuntos morales. (…) La mayor parte de los norteamericanos quieren políticas públicas que no sean solo económicamente eficientes, sino también moralmente justas”.
Luchar a favor de unos valores siempre es más atractivo que ir a remolque de lo que proponen otros. Además, es una forma de decidir la agenda y de que el votante vea que eres tú quien lleva las riendas. En esto, los progresistas norteamericanos son ejemplares: pese a que “solo representan a un cuarto de la población, dicen con audacia que luchan por el 99%”. Los progresistas son conscientes de que las minorías están a la defensiva, mientras que “las mayorías pelean a favor de las personas”.
El contenido del corazón conservador
¿A favor de quién pelea un conservador? Aquí Brooks hace un gran esfuerzo por distinguir el grano de la paja. Los conservadores –dice– son retratados injustamente como materialistas, cuando lo cierto es que el calificativo les va mejor a sus adversarios: “A los progresistas les preocupa de verdad ayudar a los pobres. Pero confían en sacarles de la pobreza fundamentalmente con el dinero del Estado, relegando el debate sobre la cultura al pasado y centrándose cada vez más en la desigualdad de ingresos. (…) Se trata de un materialismo disfrazado de moralismo”.
En cambio, detrás del lenguaje conservador –aparentemente materialista– subyace una filosofía preocupada por las condiciones que permiten a cada persona ganarse la vida y prosperar: la educación y el trabajo, sobre todo. “El verdadero problema no es que haya demasiado gente viviendo del Estado, sino que a muchos les faltan las oportunidades para vivir su vida”.
La visión del trabajo como “una bendición, no como un castigo” está en el centro de esta filosofía. Los conservadores creen que la red de seguridad para los pobres es un imperativo en las sociedades prósperas, pero a la vez defienden que el progreso es que cada vez haya menos gente dependiendo de los programas sociales. Justo lo contrario de los progresistas, que miden el éxito de esos programas en función del número de personas a las que ayudan: cuantas más, mejor.
Un ejemplo del tipo de programas que elogian los conservadores es el Does Fund, en la ciudad de Nueva York, que proporciona alojamiento a personas sin hogar mientras les capacitan con formación profesional. “La caridad es importante, pero lo que más necesitan los hombres y mujeres pobres es la inversión. Por eso, los conservadores insisten tanto en el trabajo como solución contra la pobreza”.
Y esto que dice Brooks de los conservadores ¿no sería justo aplicarlo también a los progresistas preocupados por la creación de empleo? Seguramente sí. Pero si Brooks pone el acento en los primeros es porque la balanza se ha desequilibrado en el imaginario colectivo: los progresistas parecen ostentar el monopolio de la compasión y la empatía, del mismo modo que antes se les veía como los dueños de la ciencia y del conocimiento.
En The Conservative Heart, Brooks ha querido hacer lo mismo que hizo Russell Kirk en 1953 en The Conservative Mind: cambiar los términos del debate. “Gracias a Kirk y a otros intelectuales conservadores, los norteamericanos ya no dudan más sobre el rigor de la mente conservadora. De lo que sí dudan es de la compasión del corazón conservador. Ha llegado el momento de corregir esta falsa percepción, y de integrar la cabeza y el corazón conservadores en un nuevo movimiento social que restaure la promesa de EE.UU. a cada uno de sus ciudadanos”.
Notas:
Este artículo fue publicado originalmente por Aceprensa, www.aceprensa.com.
[1] The Conservative Heart: How to Build a Fairer, Happier, and More Prosperous America. Broadside Books. Nueva York (2015). 246 págs.
[2] Who Really Cares: The Surprising Truth About Compassionate Conservatism. Basic Books. Nueva York (2006). 250 págs.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Sobre el joven rico
Alberto Mansueti
Todo este embrollo lo han armado los socialistas; y como la gente no sabe nada de la Biblia, se confunde y se enreda. Léase bien el episodio del “joven rico”, en Mateo 19:16; Marcos 10.17-31; Lucas. 18.18-30. Pero sabiendo que un camello no puede pasar por el ojo de una aguja; es imposible. No es eso que dicen por ahí, que “Aguja era el nombre de una puerta de la ciudad de Jerusalén”; o de “una cuerda que se enhebraba, y que en hebreo se nombraba con una palabra parecida a camello”, etc.
La verdad del asunto es bien simple, y está en el diálogo. Que pase un camello por el ojo de una aguja es tan imposible como poder uno hacer “algo”, X, Y o Z, o dejar de hacer A, B o C, para ganarse la eternidad con Dios por mérito propio. La vida eterna en compañía de Dios es un regalo, y obviamente el regalo es de Dios. Esa es la lección de Jesús: es imposible para el hombre (rico o no rico), ganar el Cielo por sí mismo, sea cumpliendo mandamientos, sea queriendo comprar la vida eterna, sea dando sus riquezas a los pobres. Es sin embargo posible para Dios, y sólo para Dios.
¿Cuál es la pregunta del “joven rico”? Una pregunta que nada tiene que ver con riqueza; sino con vida eterna: “¿Qué puedo hacer yo para ganarme la vida eterna?” Esa pregunta inicia el diálogo. Lo de la riqueza viene luego. ¿Y cuál es la respuesta correcta? NADA, absolutamente; porque la salvación es por gracia. “La Salvación es de Jehová”: Salmo 37:39; Isaías 33:22; Jonás 2:9. Eso enseña la Biblia. Y seguro el joven lo sabía. Sólo que Jesús quiso que considerase otra vez la cuestión. Por eso le recordó la lista de los mandamientos.
Y como el joven le dijo que los observaba desde niño, le habló Jesús de dar su fortuna a los pobres. Pero no para ganarse él mismo la eternidad con Dios, ni para hacer “justicia social”, sino para desligarse de sus negocios, a fin de convertirse en discípulo, otro detalle que pasan por alto las interpretaciones populares.
El joven preguntó por la Vida Eterna. No es algo que uno se “gana” o puede ganar cumpliendo reglas, como dicen los pelagianos y semipelagianos católico-romanos, y los arminianos y wesleyanos evangélicos. Y como cree también la inmensa mayoría de la gente, que no sabe nada de estos temas. Ni es algo que puedan los ricos comprar con sus riquezas, sin duda. Pero tampoco pueden los ricos “ganarla” vendiendo sus riquezas y dando el dinero a los pobres, como los socialistas dicen, pero no hacen. Porque no es cosa que uno pueda obtener haciendo o dejando de hacer esto o lo otro.
¿Y el discipulado? Ah sí, eso es otra cosa: para eso hay que dejar muchas cosas. Obvio. Y para eso el caballero en cuestión no estaba listo.
Esas son las dos lecciones que enseñó Jesús al joven rico. Y a sus discípulos presentes. Porque cuando dice que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar nadie por sus propios méritos en la Salvación, por más normas legales o morales que haya cumplido, o por más rico que sea, o socialista, sus discípulos le hacen otra pregunta: “¿Y quién, pues, podrá ser salvo?” Respuesta: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.”
“AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR”
Probablemente esta sea la más malinterpretada de muchas frases de Jesús y de la Biblia. Esa declaración (Marcos 12:17 y Lucas 20:25) sobre el pago de impuestos, es una de los bases bíblicas de la separación de Iglesia y Estado, principio sano y factible. Pero en la interpretación usual, fuera de contexto, se entiende como separación de política y religión, algo imposible, porque para mal y/o para bien ambas andan siempre unidas, y que tampoco es deseable, porque la falsa religión quiere quitarle al poder los límites que Dios ha dictado.
Así el dicho sirve para justificar todo impuesto que se le ocurra decretar “al César”, y todo decreto suyo, no importa si justo o no; y la frase se hace una de las bases de toda forma de despotismo, p. e. socialismo. En este sentido errado, siempre se cita junto a “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36), dando así a entender que el cristianismo es de “otro mundo”, algo esotérico, parecido al ocultismo, y “este mundo” le pertenece al César.
Pero un somero análisis del diálogo de Jesús con Pilato, nos muestra que el “reino” es el Reino de Dios, y por eso viene de Dios; y no es “de” este mundo, pero es “para” este mundo. Sólo así se entiende la oración “Venga a nosotros tu Reino” (Mateo 6:10), y enseguida “Hágase Tu Voluntad”, ¡no la voluntad del César!
“Al César lo que es del César” suscita la pregunta lógica ¿Y qué es “lo del César”? Obviamente no es todo lo que al César se le ocurra reclamar como suyo: toneladas de impuestos, y poder absoluto con potestades sin límites sobre negocios y familias, educación de niños y jóvenes, la salud de los enfermos y el cuidado de los desvalidos. Así es en el “cesarismo”, o sea: estatismo. Bien entendido, “del César” es lo que Dios dice a lo largo de toda la Biblia que cabe al Gobierno Civil: solamente la defensa y seguridad, justicia pública, algunas obras de infraestructura, y el derecho a ejercer el poder y cobrar impuestos limitados para el servicio de estos fines, y nada más. Educación, hospitales y asistencia a los pobres son tareas voluntarias, que caben a la Iglesia, no al Estado; así lo enseñaba la tradición cristiana hasta el s. XIX.
Interpretada correctamente, el sentido de la expresión “lo que es del César” es restrictivo, limitativo; y por eso, lejos de abonar terreno al estatismo, por siglos ha sido uno de los fundamentos del Liberalismo Clásico, en la línea de John Locke, y de otros tratadistas cristianos anteriores y posteriores, como Henry Bracton y William Blackstone.
Obviamente esa línea no es la del Papa Francisco. Ni la de unos 432 millones de gentes que en los sondeos y encuestas se declaran “católicos” en América Latina: 73 % de nuestra población. Compare: en el mundo hay 1.100 millones de católico romanos: 16 % de la población. O sea: un 39 % de todos los católicos del mundo son de aquí de Latam, casi 4 de cada 10. Los países “más católicos” del globo son Brasil con 133 millones, y México con 96 millones; entre ambos suman el 21 % de los católicos del planeta. Compare: en Italia hay 55 millones, en Francia 47, y en España 40. Obviamente: Latinoamérica es el bastión del catolicismo romano.
En las encuestas, casi todos los católicos se declaran en contra del “capitalismo”, aunque no saben qué es eso, o si lo hay o no lo hay en estas tierras, y declaran votar en consecuencia: por partidos de izquierda.
Un joven encuestado dijo una vez: “Si el capitalismo es el fuego” (imagen asociada al Infierno) “entonces el socialismo es el agua.” Y una señora: “El cristianismo manda ayudar a los pobres uno a uno; el socialismo ayuda a todos los pobres a la vez.” Y decía Chávez que “el socialismo es la parte práctica cuya teoría es el cristianismo.” Obviamente, la “Teología de la Liberación” es la teología oficial en esta parte del mundo.
¿Y los evangélicos? Igual. En este y otros puntos no hay diferencias: la mayoría es de izquierda, salvo una minoría que es muy estatista pero no netamente socialista, y se mete en la política buscando el poder para sus líderes. Pero estos “evangélicos” no son protestantes, son Neo-pentecostales. Sobre todo en barrios pobres, hay sincretismo con cultos afroamericanos: ritos de “sanidades” de enfermos y “liberaciones” de endemoniados que son similares a las ceremonias mágicas de la “Santería” del Caribe, al Candomblé del Brasil, y a los “paleros” de Cuba y Venezuela, y ahora también de EE.UU., país al cual estamos exportando socialismo y otras supersticiones, como igualmente a España. Ya se sabe que el “Posmodernismo” no es un avance civilizatorio sino un retroceso. Y la “sanidad” es atractiva para quienes no pueden pagar médico, así como la “Teología de la prosperidad”, una promesa mágica de riqueza súbita.
Todo esto explica la creciente popularidad de estas experiencias “evangélicas”. Cada año, medio millón de católicos brasileños cambian su religión. En México, los católicos son ahora el 88 %, casi 10 % menos que a mediados del siglo XX. En Colombia, sólo 2 de cada 3 entrevistados se dicen católicos ahora, y en los ’50, cuatro de cada cinco. En Guatemala, casi un tercio de la gente ya dejó el catolicismo y se hizo evangélica.
¿Y el Papa Francisco? Su propósito es frenar el éxodo de católicos al Neo pentecostalismo aquí. Quiere hacerse popular para vender su producto, como un rockero o una estrella de cine, y toma el mismo camino a la popularidad en todas partes: ¡hablar pestes del capitalismo! En América Latina la fórmula es infalible.
Por eso, la fórmula para tener capitalismo liberal aquí es esta: hay que separar de las filas socialistas a todos esos millones de cristianos, de diversas variantes, que votan a la izquierda, y traerlos al campo de la derecha liberal. El día que eso pase, y sólo cuando eso pase, se acabaron aquí el socialismo, el populismo y toda forma de estatismo. ¿Y cómo se hace esto? Simple: se explica el Catecismo, o sea las enseñanzas básicas de la fe cristiana, pero la de verdad, incluso la que por siglos fue la doctrina política del cristianismo bíblico, y muy resaltada por el Protestantismo: el Gobierno Limitado.
sábado, 6 de diciembre de 2014
“Crisólogo Barrón”
Instituto “Crisólogo Barrón”
Escuela Bíblica de Gobierno,
Política y Economía
Introducción
La iglesia se refiere a todas
las personas que pertenecen al Señor, que han sido compradas por la sangre de
Cristo. Hay diversas imágenes y expresiones que son también utilizadas para
definir o describir a la iglesia. La iglesia es llamada, entre otras cosas, el
cuerpo de Cristo, la familia de Dios, el pueblo de Dios, los escogidos, la
esposa de Cristo, la compañía de los redimidos y la nueva Israel.
Como el mundo está lleno de organizaciones llamadas iglesias
se hace necesario reconocer las marcas de una iglesia viva y verdadera. Ninguna
iglesia está libre del error y del pecado, pero existe una diferencia entre la
corrupción que afecta a todos los asuntos humanos y la apostasía que es la
negación de las verdades bíblicas.
La Biblia es para los
cristianos la Palabra revelada del Altísimo, y contiene enseñanza que abarca
todos los asuntos humanos: familia, educación, economía, política y un largo
etc., tema que algunas iglesias no parecen comprender, convirtiendo al
cristianismo en una especie de culto Nueva Era, gracias a su insistencia en separar
la iglesia del mundo y también a pasar por alto las enseñanzas políticas y
sociales presentes en el antiguo testamento. Como expresa Alberto Mansueti “Cuando Jesús predico en el Sermón del
Monte sobre la validez e integridad de los mandatos de la Escritura “hasta la
jota y la tilde más pequeñas” (Mateo 5), se refería al Antiguo Testamento. El
Nuevo Testamento no existía entonces, ni cuando Pablo enseno (s. I dC) a su
joven discípulo Timoteo que no solo una parte sino “toda la Escritura” (Antiguo
Testamento) es inspirada por Dios, “y útil para ensenar, redargüir, corregir, y
para instruir en justicia” (II Timoteo 3:16)”.
Si escudriñamos el testamento hebreo encontramos las
respuestas y las soluciones a problemas como la corrupción, el crimen, la inflación
y demás lacras presentes en nuestro mundo. Así lo muestra el siguiente esquema
tomado del catalogo de leyes malas de Alberto Mansueti.
1.
El
“Éxodo” o La Salida del despotismo y la servidumbre en Egipto fue entre 1290 y 1250 a .C. Conducidos por
Moisés en el desierto, los israelitas huyeron de los trabajos forzados por
cuenta del Estado a que los obligaba el Faraón Ramsés II. La travesía duro 40
años porque en medio de las penurias, se añoraron pequeñas comodidades como
carne de pescado, ajos y cebollas (Números 11:1-6). La esclavitud puede tener
sus compensaciones, y por eso la servidumbre puede ser voluntaria. Así los
hebreos vacilaron y retrocedieron. Pero ya asentados en el país, una nueva
generación experimento la libertad bajo leyes justas, al menos por un tiempo,
en medio de pueblos sometidos por crueles tiranías estatolatras.
2.
Otras
normas son referentes a la administración de justicia, como el debido proceso
Deuteronomio 16: 18-20 y Éxodo 21: 12-20, además de los 10 mandamientos que son
una garantía a los derechos de las personas, los padres fundadores de los
Estados Unidos calcaron esas doctrinas en su constitución y las primeras
enmiendas por eso esa nación en su momento fue la más prospera del orbe,
tampoco es casual que al alejarse de la formula bíblica ese gran país enfrente
su peor crisis institucional.
3.
Gobierno limitado. Si el pueblo quiere reinado,
Deuteronomio 17:16-20 dispone sus fronteras constitucionales: “El rey no
aumentara para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto para aumentar
caballos, porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. […]
plata ni oro amontonara para si en abundancia. Y cuando se siente al trono de
su reino, escribirá para si en un libro una copia de esta ley, del original al
cuidado de los sacerdotes levitas. Y lo tendrá consigo, y leerá todos los días
de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios y guardar todas las
palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra. Para que no se
eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento para un lado
o para otro; a fin de que prolongue sus días en reino, él y sus hijos, en
Israel”.
4.
En Levítico 19:35 se demanda el uso de pesos y medidas
justas, este pasaje generalmente se interpreta contra comerciantes y empresarios,
pero siendo el dinero una vara de medir el valor económico de las cosas su
falsificación por parte del estado corroe los ahorros y los ingresos de los más
necesitados, los gobiernos a través del banco centralismo nos obligan a usar
moneda papel que pierde constantemente su valor (medida falsa), como no podemos
ahorrar nos vemos en la necesidad de tomar créditos con tasas manipuladas desde
el vértice del poder lo que se traduce en una inflación de los medios de pago;
el préstamo que en la antigüedad era una media excepcional hoy es el algo
corriente poniendo al grueso de la población al borde del colapso financiero.
5.
En el nuevo testamento se dos dice que los Gobiernos se
toman poderes y recursos que respectivamente desapoderan y empobrecen a las
personas. Así lo dice nada menos que Nuestro Señor Jesucristo en los tres
Evangelios sinópticos. Dice: “quienes se tienen por gobernantes se enseñorean
sobre las gentes, se arrogan sobre ellas potestades, y se hacen llamar
bienhechores». (Mt 20:25; Mr10:42; Lc 22:25). Es la crítica más contundente al
mal llamado estado de bienestar tan en boga hoy en gran parte del globo que a
nombre de los pobres creo una casta de gobernantes cada vez más ricos y que
exigen una sumisión casi total a sus designios para ejemplos tenemos el
nazismo, castrismo, chavismo y un largo etc. Lo común de estos regímenes es que
se hicieron poderosos ofreciendo un estado paternalista a cambio de una
obediencia incondicional a los líderes de sus respectivos partidos.
Cuando
nuestro señor Jesucristo nos ordenó ser la Luz y la Sal del mundo se refería a
que su iglesia tenga todas sus líneas formadas en la defensa del Reino. Tomando una analogía del deporte digamos que
para los cristianos nuestra delantera es la política, el medio campo es la educación
y prensa, la defensa y el portero son la iglesia y la familia. Al abandonar la
acción política dejamos el camino libre para que el neo paganismo instaure su
agenda: aborto, eutanasia, matrimonio homosexual y demás.
Con
el abandono de las universidades y colegios paso exactamente igual que en la
política, el modelo educativo en vigencia promueve el relativismo en
valores, la igualdad de religiones, el evolucionismo como verdad científica y
una idolatría al estado y sus líderes, no es casualidad que Evo aparezca
entregando bonos a los infantes y que al mismo tiempo les obligue a cantar el
himno nacional con un gesto propio de los comunistas rusos.
Es el deber de todos los
cristianos permanecer unidos a la iglesia de Cristo. Es nuestra solemne
responsabilidad no olvidarnos de reunirnos con los santos en la adoración
comunitaria, permanecer bajo el cuidado y la disciplina de la iglesia, y
trabajar activamente en la misión de la iglesia, pero con toda la artillería ya
en baja no es raro que el estado pretenda obligar a nuestros pastores que
reconozcan las uniones gay, que acepten el aborto y que guarden silencio en
temas controversiales, una iglesia tan caída no puede pretender llevar las
verdades del evangelio a toda criatura, por eso la necesidad de recuperar
terreno en la política y educación, aunque a los pietistas no les agrade y a la
progresía zurda le duela.
Dentro ese aspecto es que los
firmantes de este documento decidimos abrir el centro de economía, política y
gobierno bíblico “Crisólogo Barrón”, el nombre es en homenaje al primer
traductor de la biblia al quechua, hermano en la fe que vivió a principios del
siglo XX en nuestra hermosa ciudad de Cochabamba.
A continuación presentamos los
objetivos y los fundamentos teóricos del centro.
Objetivos:
1.
Demostrar que la Biblia tiene recomendaciones jurídicas que
son la base de la prosperidad material para las familias, empresas, iglesias y
naciones.
2.
Capacitar y desarrollar habilidadesque contribuyan al
fortalecimiento de los líderes de las iglesias locales para el crecimiento de
una corriente de opinión cristiana que influya en temas de economía, política y
gobierno.
Fundamentos
Teóricos:
Nuestros fundamentos teóricos
se enmarcan dentro del liberalismo clásico, que a su vez esta sostenido por cinco
escuelas de pensamiento.
1.
Cristianismo histórico, enseñanzas basadas enteramente en la
biblia y las mejores tradiciones de antes y después de la reforma (Agustín de Hipona, Tomas de Aquino, Juan de
Mariana, Martin Lutero, Juan Calvino, Juan Althusius, R. J. Roushdoony, Gary
North, R.C. Sproul, etc.)
2.
Filosofía realista, afirma que la mente humana es receptiva
a las realidades, capaz de conocerlas y entender la verdad que es objetiva y
concreta siendo esta filosofía la antítesis del relativismo moderno.
(Aristóteles, Tomas de Aquino, Thomas Reid, Ayn Rand aunque de esta ultima nos
mantenemos al margen de su locura atea)
3.
Escuela del Derecho Natural, que afirma que existe un orden
en la sociedad, que la mente descubre ese orden, no lo inventa ni transforma,
orden que esta basado en tres derechos básicos que son la vida, la libertad y
la propiedad, que la negación de ese orden trae consecuencias sociales como
hambre y opresión.
4.
Escuela Austriaca de Economía que enseña que la prosperidad
se basa en la libertad de circulación de personas, capitales y mercancías,
además de un sistema monetario y financiero
honesto que considere el 100% de las reservas bancarias para evitar la
falsificación e inflación de los medios de pago.
5.
Teoría Política del Gobierno Mixto que enseña que la
democracia pura puede convertirse en una tiranía de la mayoría, por eso la
necesidad de establecer una republica que mescle los elementos de las tres
formas de gobierno Monarquía, Aristocracia y Democracia limitada.
Nosotros consideramos que
nuestra fe es solida ya que esta basada en la Doble Revelación de Dios, general
o natural (la Creación), y especial o escrita (la Santa Biblia), las cuales no
son contradictorias. Mediante la razóny con la ayuda del Espíritu Santo podemos
investigar la una y la otra, y apoyarnos en buenas razones para creer. Y
consideramos que la pruebas de la existencia de Dios están en la perfección de
sus leyes (Físicas, Biológicas y Políticas), por eso es que estamos convencidos
que nuestro trabajo como cristianos es iluminar a nuestro país con las verdades
reveladas en la escritura; invitamos a
los cristianos de todas las denominaciones a estudiar con nosotros las leyes y
mandamientos de nuestro creador.
En ese entendido nos despedimos
deseándoles las mayores bendiciones de nuestro señor Jesucristo
Alberto Mansueti, Presidente
Hugo Balderrama, Director
Ejecutivo
Pedro Godoy Quispe, Secretario
Ejecutivo
jueves, 9 de octubre de 2014
Bolivia: la izquierda tiene razón
Por: Alberto Mansueti
Al menos en parte.
Vea Ud.: el próximo domingo son las elecciones presidenciales, y esta
semana es la última de la campaña. La izquierda oficialista va a ser
reelecta, y con amplísimo margen de ventaja; lo más probable es que no
haya segunda vuelta. Claro, es que como puse en otro artículo: si hay
original, nadie quiere copias.
El Gobierno de Evo Morales y su partido
el Movimiento Al Socialismo se han negado a sostener un debate público.
¿Por qué? El vicepresidente Álvaro García Linera lo dijo hace pocos
días: “La oposición carece por completo de un proyecto alternativo. Por
tanto, nada hay que discutir.”
Tiene razón en eso. O sea: no hay un
proyecto alternativo al socialismo, de signo opuesto, un llamado al
capitalismo liberal. ¿De qué van a discutir entonces? ¿Del color de la
ropa? ¿O de los zapatos? Es lo único que faltó, en una campaña electoral
gris y desabrida, por todas las toldas, ideológicamente vacía, llena de
puras acusaciones y descalificaciones por asuntos personales. Aquí hay
un proyecto de país: el socialista; y no hay otro. En esa condición, los
debates están demás.
Ud. podrá pensar que es una falsedad del
Vicepresidente. No, mire: no es que lo diga él; es que ¡lo han dicho y
repetido hasta el cansancio los mismos candidatos opositores! A lo largo
de toda la campaña se han preocupado y ocupado en dejar bien claro, no
lo que harían en caso de resultar electos, sino lo que NO harían. Y en
eso, vale reconocer: han sido muy específicos, enfáticos y hasta
reiterativos.
Han dicho hasta por los codos y por
todos los medios que ellos no privatizarían absolutamente nada, ninguna
de las empresas, institutos y programas estatales; y que tampoco
cambiarían ni un ápice de las “políticas sociales” del Gobierno, y en
todo caso, en ese tema harían más de lo mismo: más populismo y no menos.
Y tampoco sustituirían o cambiarían ninguna de las políticas
socialistas de “educación y de salud”, de “la mujer”, y del “ambiente”, y
todas aquellas “políticas correctas” estatistas y socialistas, que todo
el mundo conoce porque son las vigentes y en curso.
O sea: se comprometieron firmemente a NO hacer ningún cambio o reforma de fondo. Esa fue la “promesa básica” de todos los candidatos opositores. Por eso el señor García Linera dijo lo que dijo: que “no tienen proyecto alternativo”, lo cual es muy cierto, comenzando porque ¡lo dicen ellos mismos! Y es lo que se ve y se observa, a simple vista, de bulto y sin anteojos, ¡sin que nadie tenga que decirlo!
O sea: se comprometieron firmemente a NO hacer ningún cambio o reforma de fondo. Esa fue la “promesa básica” de todos los candidatos opositores. Por eso el señor García Linera dijo lo que dijo: que “no tienen proyecto alternativo”, lo cual es muy cierto, comenzando porque ¡lo dicen ellos mismos! Y es lo que se ve y se observa, a simple vista, de bulto y sin anteojos, ¡sin que nadie tenga que decirlo!
Y fíjese bien, dijo: “La oposición” no
tiene proyecto alternativo; no dijo “La derecha” no tiene proyecto
alternativo. Quizá lo pensó, pero no lo dijo. Si lo hubiera dicho de esa
forma, entonces sí hubiese faltado a la verdad. ¿Por qué? No porque hay
proyecto alternativo, ya que no hay, sino porque no hay derecha; eso no
existe, ni en Bolivia ni en América latina. Dos candidatos hay aquí,
los señores Samuel Doria y Jorge Quiroga, que son “centristas”, de tinte
mercantilista el primero, y socialdemócrata el segundo, de esos que se
pasan la vida entera tratando de explicar y demostrar que “no son de
derecha”, como Macri en Argentina, Lasso en Ecuador, Lourdes Flores en
el Perú, los ex Presidentes Piñera y Uribe en Chile y Colombia, Aécio
Neves en Brasil, Capriles en Venezuela y tantos otros.
Y no son realmente; es la verdad. No son
de derecha porque no están embanderados con el capitalismo neto.
Algunos, y no todos, abrazan (pero sin decirlo) ese “Neo” liberalismo,
interpretación criolla del Consenso de Washington, y continuación del
estatismo por otros medios, que visto de lejos (de muy lejos) se parece
al capitalismo de libre mercado, pero no lo es: es Neo mercantilismo
nada más. En la economía resulta algo más “prolijo” que el viejo
Cepalismo; y por eso muchos gobiernos de izquierda lo aplican: les da
cierta estabilidad, que les permite el logro de dos importantes metas
sin temor a sobresaltos en la economía: una es la ansiada reelección
presidencial, y la otra es aplicar el marxismo cultural.
Pero si estos “centristas” no son de
derecha, y así lo dicen, ¿por qué tanto empeño en negarlo? Ah.. porque
se les acusa de ser “la derecha”. ¿Les acusa quién? La izquierda, obvio,
que inventa esa “derecha” que no existe, para tener a quien echar la
culpa tan pronto algún fracaso se haga muy evidente!
Pero no todo está perdido. Hay esperanza
en Bolivia. Quiero terminar con una nota de optimismo felicitando a
Andrés Ortega, candidato a Senador por La Paz, por su brillante campaña
allá en la ciudad asiento del Gobierno. Es un hombre íntegro, que no
tiene miedo ni vergüenza de decir la verdad sobre el capitalismo, el
socialismo y las medias tintas acomodaticias, aplicando “la lógica y la
razón”, como él dice. A futuro Bolivia cuenta con Andrés Ortega, caso
único en Latinoamérica (y conozco bien la región). ¡Éxito Andrés el
domingo!
lunes, 8 de septiembre de 2014
El embrutecimiento y su remedio
Por: Alberto Mansueti
Es cierto que somos cada año más brutos? (La gente en general, en todos los países). Parece que sí, y es resultado de la mala educación. Según los Informes PISA, y desde hace mucho tiempo, la tendencia en el rendimiento de los estudiantes de enseñanza elemental y media, en todo el mundo, medido con pruebas idóneas y validadas con precisión, es a la baja: cada año más ignorantes, y menos capaces de razonar.
PISA es el Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes, que a nivel mundial hace la OCDE, Organización de Cooperación Europea.
¿Pero desde cuándo pasa esto? Desde hace mucho tiempo, pero sobre todo desde que los gobiernos introdujeron los métodos pedagógicos “progresistas” de la llamada “Nueva Educación” en las escuelas y liceos de todo el mundo, hace ya más de medio siglo. ¿Y por qué? ¿Qué se pretende? Varios autores han dado la respuesta, desde hace años, por ej. el profesor John Taylor Gatto, un maestro de escuela en New York que descubrió la trampa, escribió en 1991 el libro Dumbing Us Down: The Hidden Curriculum of Compulsory Schooling, o sea: “Hacernos estúpidos, la Agenda Oculta de la Educación Obligatoria”.
El objetivo declarado de los nuevos métodos era “enseñar a pensar”; pero han logrado todo lo contrario. Y no fue un error. Las élites mundialistas querían “la dirección científica de la sociedad”; es la planificación, dirección y control central de la economía que preconiza el socialismo, pero llevada mucho más allá del área de la economía, a todas las esferas de la sociedad: desde la cultura y las artes hasta el deporte y el entretenimiento, pasando por la atención médica y el “medio ambiente”, el matrimonio y la familia, y por supuesto el dinero, la banca y las finanzas, la educación en todos sus niveles, y hasta la religión.
Pero para esto se requiere un tipo de ciudadano que sea capaz de entender y obedecer las órdenes pero no pensar por sí mismo, lo que sería contraproducente. En este proyecto, “pensar” es una tarea reservada nada más a los jefes, los Gobiernos, las élites. Como en un ejército, las órdenes están para ejecutarlas, y las voces de mando para cumplirlas, no para discutirlas, razonarlas, criticarlas o cuestionarlas.
Las escuelas están bien diseñadas para producir adultos regularizados y estandarizados, cuya conducta pueda ser predecible y controlada. La “Nueva Educación” no ha sido educación; ha sido una política llevada a la educación, explica el profesor Gatto, y no cualquier política sino muy en especial el radicalismo de izquierda, ahora el marxismo cultural, contrario a la cultura y a la civilización occidental. Su meta no ha sido educar sino politizar, adoctrinar en esa corriente política. E inhibir la capacidad de razonar, y de cuestionar las pésimas teorías de las izquierdas, en educación y en todo otro terreno. La educación no ha sido un fracaso, ha sido todo un éxito, a juzgar por sus resultados: electorales. ¡Fíjese como pese a la caída del Muro y el colapso de la URSS, los socialistas siguen ganando elecciones, en todo el mundo!
¿Y cuál es el remedio? El retorno a la Educación Clásica. Y mientras no pueda haber escuelas privadas que enseñen según el curriculum clásico, tendrá que ser en el hogar: el homeschooling o enseñanza en casa.
Dorothy Sayers nació en Oxford, Inglaterra, en 1893. Falleció en 1957. Fue en su tiempo una gran pedagoga, que investigó muy a fondo todo este espinoso asunto. Siempre tuvo muy clara la solución para este problema: el regreso a la Educación Clásica, que propone en su famosísimo ensayo del año 1947: “Las Herramientas Perdidas del Aprendizaje”. Muchas instituciones que apoyan la “Educación en Casa” han elaborado Guías para Padres en este lineamiento propuesto por la Sayers; se consiguen por Internet.
Pese a todo lo malo que se dice de la Edad Medía, en ese tiempo se tenía mucha seguridad acerca del objeto y orden correcto del proceso educativo. El Sílabo se dividía en dos partes o secciones: el Trivium primero, y luego el Cuadrivium. Y el primero en tres: Gramática, Dialéctica y Retórica, en ese orden. La Gramática era aprender un idioma, no el propio materno sino el común, en esa época el Latín, pero como medio por el que se ordena y se expresa el pensamiento. Dialéctica y Retórica no son “asignaturas” sino métodos para tratar con las asignaturas. Porque el Trivium tenía el propósito de enseñar al estudiante el uso apropiado de las “herramientas del aprendizaje”, antes que comenzar a aplicarlas a las “asignaturas” del Cuadrivium, que eran Historia, Geografía, Literatura, Matemática y Ciencias.
“Gramática” era para aprender un idioma; pero no como para pedir una comida al mesero en un idioma extranjero, sino la estructura de una lengua, de todo y cualquier idioma, lo que es armarlo, cuáles son sus elementos componentes, sujeto, verbo y predicado, etc., sus correlatos lógicos. Y aprender a ponerlos juntos y en orden, e identificar cómo es y cómo funciona la estructura. En “Dialéctica”, no en el sentido de Hegel sino de Sócrates, se aprendía cómo usar el idioma: como definir bien sus términos y hacer las declaraciones más precisas; cómo construir un argumento en favor o en contra de una cierta posición o declaración determinada, y como detectar si hay o no falacias en el discurso. La Dialéctica comprendía la Lógica y la Disputa. Y en “Retórica” se aprendía a expresarse en ese idioma: cómo decir lo que tenía que decir de manera clara, y a la vez elegante, bella, sugerente y persuasiva.
Esas eran las tres “herramientas” que servían para identificar los razonamientos tramposos de los “sofistas” en la prensa y los medios, en el Liceo y en la Universidad, en la política, en los púlpitos de las Iglesias. Y en el “entretenimiento”, que no es tan inocente como parece. Pero estas valiosas herramientas, al servicio de nuestras libertades y nuestro patrimonio, se han perdido. Hace tiempo. No las tenemos, y desde hace mucho. Y el embrutecimiento es el resultado de esa pérdida.
miércoles, 27 de agosto de 2014
La 'pedagogía moderna' del estado educador
Por Alberto Mansueti
Miércoles, 27 de Agosto, 2014
Qué
es un “analfabeto funcional”? Es alguien que puede leer pero no captar
el sentido de lo que lee; que puede escribir pero sin ortografía y con
redacción inentendible; cuyo registro de vocablos y conceptos es muy
reducido, y nula su competencia para el razonamiento abstracto; tampoco
sabe expresarse muy bien, e ignora muchas cosas acerca de sociedad,
economía, historia y política, pero sin embargo opina. Y como si fuera
poco, a veces, entre sus 30 y 40 años de edad, parece negarse a madurar:
es “adultescente”, entre adulto y adolescente crónico.
Es el resultado de la educación
controlada por el Estado; gente que todo lo espera del “Gran Gobierno”, y
vota por candidatos que se lo prometen.
Solución: en EEUU, hay 1 millón 770 mil
niños en edad escolar que no van a la escuela este año, porque sus
padres no quieren eso para ellos. Estos niños reciben en casa una
educación mucho mejor, esmerada y de calidad, a cargo de maestros
“charter” elegidos por sus padres, en grupos dentro del mismo
vecindario. Cada año crece la cifra de “homeschoolers”: 850 mil en 1999;
1.1 millones en 2003; 1.5 en 2007; 1.7 en 2011, según la HSLDA Home
School Legal Defense Association, y cifras del Departamento de
Estadística Escolar de la Secretaría de Educación. (Puedes buscar en
Google infinidad de materiales, grupos de apoyo e información sobre
“educación escolar en casa”).
Al Gobierno no le gusta mucho esta
tendencia, pero si cada vez más padres no quieren enviar sus niños a la
escuela, o los retiran para aprender en casa, porque la “educación”
controlada por el Estado es cada vez peor, ¿qué puede hacer el Gobierno?
Los 1.770.000 niños son el 3.4% de población en edad escolar, y la
cifra se ha duplicado desde 1999, cuando la HSLDA comenzó el registro.
En cinco años, de 2007 a 2013, el movimiento homeschooling creció un 17%
en EEUU.
¿Y en todo el mundo? Las cifras
actualizadas son difíciles de conseguir en algunos países, sobre todo
donde educar en casa aún es ilegal, o al menos no totalmente legal; pero
la tendencia (¿o el movimiento?) crece en Australia, Canadá, Francia,
Alemania, México, Sudáfrica, el Reino Unido, España y Japón. El Dr.
Brian Ray, Presidente del NHERI (National Home Education Research
Institute) en su libro Worldwide Guide to Homeschooling de 2005, estimó
de 50.000 a 95.000 niños en Canadá para el año escolar 2000-2001; en
Australia estaban entre 35.000 y 55.000; y en Alemania entre 500 y
600.000. Las cifras para Inglaterra y Gales variaban de 13.000 a 50.000.
En España se calcula entre 2.000 y 4.000 familias.
¿Qué rechazan esos padres?
Principalmente las teorías pedagógicas “modernas” y “progresistas”, en
curso desde mediados del s. XX, cuyo pésimo resultado hoy sufrimos. La
Dra. Inger Enkvist, educadora sueca, investiga y cuestiona el error de
la “Educación centrada en el alumno”. Dice que la educación debe
centrarse no en el alumno sino en los conocimientos, los cuales deben
ser trasmitidos al alumno, de modo organizado y estructurado, por un
docente capacitado para hacerlo. Eso es enseñar.
Pero hace tiempo eso no se hace en las
escuelas bajo control de los Gobiernos, que emplean unos métodos muy
defectuosos, que pretenden incentivar y desarrollar la “independencia” o
autonomía del pequeño para aprender. Los burócratas del Ministerio de
Educación nos dicen que “más que transmitir conocimientos, educar es
enseñar a pensar por sí mismo y a investigar”. Y hacen a un lado al
profesor, cada vez menos capacitado, y quitan relieve a la relación
entre alumno y docente.
“Que el estudiante experimente por sí
mismo” es una mala idea, dice la Dra. Enkvist: el alumno tendría que
pasar por sí solo por todo el desarrollo intelectual y científico de la
humanidad entera, para repetirlo por su cuenta. Un disparate. Se quiere
que el alumno pueda encontrar el saber de modo “espontáneo”, movido por
su “curiosidad natural”. Pero así en realidad se dedica a tareas muy
mecánicas, únicas que puede hacer sin la asistencia del profesor. Y esto
va en detrimento de su desarrollo.
En todos los países los políticos
estatistas regalan una computadora a cada estudiante “a fin de preparar
al alumno para el mercado laboral”, dicen, brindando así una “ventaja
competitiva al país en la economía”. Al alumno se le pone solo frente al
computador, a buscar en Internet, en vez de ayudarse con un buen
manual, escrito por un especialista, y con clases estructuradas, y
apuntes de las clases dictadas por el docente. La clase magistral está
satanizada. Se supone que el aprendiente va a encontrar material sobre
algo que no conoce ni sabe todavía, asumiendo que todo alumno sin
preparación alguna, sin madurez ni disciplina, es como un autor de
manual en potencia.
Otra mala idea: se le dice al niño, y a
los padres y maestros, que aprender debe ser divertido, no debe costar
esfuerzo. Si hay que poner esfuerzo, entonces no sirve, algo está mal.
Esto lleva a un “infantilismo permanente”: al chico se le invita a estar
siempre jugando, “conectado con sus sentimientos”, para “elevar su
autoestima” y por tanto “satisfecho consigo mismo”. La insistencia en lo
fácil, lo lúdico, lo placentero, lo hedonista, son otras manías
negativas para el desarrollo intelectual del joven. Hay también la idea
de una falsa “libertad de elegir”. De la premisa “el estudiante es el
centro de la educación”, se deduce que siempre debe poder elegir si
quiere o no hacer tarea escolar, cuál tarea, cómo, dónde, y escoger de
qué manera. Pero el alumno no está capacitado para tomar todas esas
decisiones, al menos por sí solo, sin ayuda de un ductor.
Otra moda horrorosa es el rechazo al uso
de la memoria, y a la chance de que el maestro presente un sector del
conocimiento de manera estructurada y sistemática, para que el alumno lo
anote, lo asimile y entienda, se lo grabe y lo repita. Se considera
esto un atentado a la creatividad y a la imaginación. Esto es aceptar e
incentivar la fragmentación. Todo se queda en unas piezas de
conocimiento dispersas. Al alumno no se le pide que estructure, que
desarrolle una idea en forma coherente, que repase. Mucho menos que use
su memoria, facultad satanizada en la “Nueva Pedagogía”. De esta manera
no hay retentiva, tampoco hay estructura: todo queda disperso, y se
agota en el mismo instante.
Tras este enfoque está la idea romántica
del ser humano y su “naturaleza buena”, procedente de J.J. Rousseau. La
idea es que las personas son buenas en sí mismas, y se estropean por
culpa de la formación impartida por los maestros que son “represivos”; o
sea, por culpa de la cultura. Se piensa que solo dejando en paz al niño
o al joven, podrá desarrollarse por sí mismo, de manera “natural”,
llevado por su “curiosidad innata”, y ser una persona más creativa. Sin
sujetarse a una formación controlada o supervisada por un enseñante
competente.
¿Y cuál es el remedio? Pues el retorno a
la educación clásica, el camino emprendido por la mayoría de los padres
homeschoolers en EEUU. y en todo el mundo. ¡Te espero la semana que
viene si Dios quiere!
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