martes, 11 de diciembre de 2012
Estado y Moral.
jueves, 30 de agosto de 2012
jueves, 12 de abril de 2012
El Ahorro vs La Deuda
Por: Hugo Balderrama
El mundo atraviesa una de las peores crisis económicas de la historia solo comparable con el crack de 1929, como era de esperar los analistas de la izquierda saltan de alegría y según ellos tienen una razón más para demostrar el inminente fin del modelo capitalista. Pero al igual que el década del 20 sus críticas tienen un blanco errado y de hecho que sus soluciones propuestas solo agravaría la situación actual. El origen de la crisis que padecemos se debe a la irresponsabilidad del aparato estatal con sus gigantescos gastos, endeudamientos desenfrenados, déficit astronómicos, empecinadas manipulaciones en la tasa de interés que hacen aparecer como rentables negocios que en verdad son antieconómicos, regulaciones asfixiantes en los mercados inmobiliarios y financieros, junto con un sistema absurdo de reserva fraccional dirigido por la banca central que pone a todos los bancos al borde del colapso cada vez que hay un cambio en la demanda de dinero, nada de lo anterior puede considerarse capitalismo liberal, la descripción corresponde a lo que mi buen amigo Alberto Mansueti llama el Neoestatismo.
El panorama que vivos en las líneas anteriores tiene su efecto inmediato en el nivel de vida de todas las familias, pero en especial de aquellas que tiene ingresos fijos que ven como el poder adquisitivo de sus presupuestos se corroe por la inflación, que es la consecuencia inmediata de la manipulación monetaria por parte de los gobiernos, pero además la depreciación del poder adquisitivo tiene un efecto a largo plazo que se traduce en una menor capacidad de ahorrar obligando a las personas a contraer deudas para cubrir sus vacíos financieros.
El crédito que el pasado era una recurso extraordinario y usado en situaciones extremas hoy es la forma de pago de una gran parte de los bienes de consumo cotidiano, lastimosamente desde los gobiernos se fomenta el endeudamiento crónico a través de leyes como el encaje legal que como vivos más arriba hace que el sistema financiero viva en la cuerda floja. El dinero fácil que proviene de la política populista de crédito barato confunde más dinero con poder adquisitivo. La producción no se incrementa alterando la base monetaria sino mediante una sana moneda que mantenga su poder de compra en el tiempo.
Si nos podemos a indagar un poco veremos que el mayor promotor de esa política son los bancos centrales de todos los países del orbe, entidades políticas que responden a los lineamientos estatales porque simplemente no hay manera de que una institución de planificación central sea independiente de lo que políticamente se determine, el ciclo de endeudamiento crónico empieza con una reducción drástica de las tasas de interés, dando la impresión de la existencia de mayor ahorro disponible haciendo que las familias encaren proyectos que parecen rentables. Entonces se habrá creado un boom que más tarde deberá volver a colapsar cuando los precios relativos (y no generales) tiendan a mostrar que debe darse un ajuste, (aunque el pasivo de aquellos proyectos en el banco sigan siendo los mismos), entonces se recurre a las famosas refinanciaciones crediticias que en palabras simples es seguir cavando la tumba de las financias familiares.
Los bancos han colaborado con este sistema, actuando como agentes de los gobiernos, para vender su deuda al público, o también, con su falta de separación entre banca de inversión y banca comercial, colocando dinero del público en papeles de riesgosa recuperación, pero bien calificados por las agencias de rating, puntajes que luego éstas mismas se encargarán de degradar, cuando ya no sea posible salir del bono, y cualquier profano note que esa inversión no será recuperable.
Para terminar esta nota tomare prestado una frase de un artículo de mi amigo y colega Mauricio Ríos “Siendo la moneda el campo de la economía menos estudiado y sobre el que menos se ha escrito, se ha cometido errores metodológicos tan grandes y el desconocimiento teórico ha sido tal que, en vez de que –como diría Popper- nos una más la infinita ignorancia en la que estamos inmersos, que el muy escaso conocimiento que poseemos, se le ha permitido a la coactiva planificación central cometer los mismos errores de descontrol financiero y distorsión monetaria que han desembocado de manera recurrente en recesiones económicas. Es por eso que el aspecto monetario también se convierte en el área más trascendental de la economía en tanto no sea concebida como un genuino y espontáneo proceso social de cooperación, pero no vaya a ser que, al igual que con la relación Estado-Iglesia, se tarde 200 años en terminar con la relación Estado-moneda.”
viernes, 2 de marzo de 2012
La Deforma Educativa
Por: Hugo Balderrama
El 1 de Febrero dio comienzo a la nueva gestión académica en colegios y universidades. Y arrancó también una reforma en la enseñanza que el oficialismo llama “la revolución educativa” a través de la ley Avelino Sinani y Elizardo Pérez.
Según las declaraciones del ministro del área es “la política educativa más moderna y avanzada de toda América Latina, solo comparable con las aplicadas en Cuba y Venezuela”. Lastimosamente la ley de marras ni es moderna, no es educativa, y muchos menos reformadora. Su contenido y fundamento es el mismo discurso marxista camuflado de indigenista con un toque New Age y la religión ecologista de la Madre Tierra. “Política Correcta”.
Mucha gente se cuestiona los contenidos de la enseñanza oficial, y propone otros contenidos, pero no se hace la gran pregunta: ¿por qué el Estado debe ser maestro y educador? Lo que caracteriza al Estado es el uso de la fuerza, ¿es necesaria para educar? ¿Debe el Estado imponer una u otra educación a la fuerza, coactivamente?
La educación compulsiva en manos del Estado comenzó en el siglo XVIII. Se asumió que los padres no enviarían a sus hijos a la escuela si no fuesen forzados a hacerlo; que la escuela estatal seria “gratuita”; y además “neutral” en materia religiosa.
El primer supuesto es un error; la educación es por naturaleza la primera preocupación que tenemos los padres, por siglos las familias enviaron a los centros académicos a la prole sin la necesidad de ser obligados, solo basta observar la gran tradición griega, hindú, musulmana, cristiana y judía en materia educacional. En cuanto al segundo supuesto, la gratuidad, tampoco es así: sus recursos provienen de la financiación compulsiva es decir tributos, punto en el cual es necesario recordar que a mayores tasas impositivas menores niveles de capitalización lo cual compromete la creación de nuevas fuentes de empleo y perjudica el ahorro en especial de los más necesitados.
En cuanto al tercer supuesto, la religión, es una cuestión privada. No es tarea de los gobiernos promover o negar la práctica de tal o cual religión o ninguna. Los padres podemos inculcar valores religiosos en los hijos, pero al final será una decisión personal de ellos si aceptan o rechazan los principios de sus progenitores. Lo que debería existir una absoluta libertad en la creación de colegios y el diseño de planes educativos que respondan a los principios que como familia queremos transmitir a nuestros descendientes: ateos o religiosos de esta o la otra confesión o iglesia particular.
La imposición de currículos educativos uniformes donde los estudiantes serán tratados como una línea de producción en serie, es de hecho la muestra más patente de autoritarismo. Lastimosamente en nuestro país todo el mundo parece aceptar la creencia de que los legisladores son los indicados para decidir lo que cada uno de nosotros debe aprender La pregunta que debemos hacernos es, ¿por qué ellos? ¿No serán los propios padres quienes saben qué es mejor para su hijo?
En todo caso, ¿no lo debería decidir cada uno de acuerdo a sus necesidades, intereses, potencialidades, gustos? Pareciera que la respuesta es que no. Y, sin embargo, si asumimos que los padres no saben qué es bueno para cada hijo y esos mismos padres resultan electos en y para algún “cargo público”, ¿de pronto “saben” qué es bueno para los hijos de “todos”?
En la orientación del liberalismo clásico, Friedrich Hayek ha advertido: “Cuando al hacer una ley se han previsto sus efectos particulares, aquella deja de ser un simple instrumento para uso de las gentes y se transforma en un instrumento para uso del legislador sobre el pueblo y para sus propios fines”. Por su parte, Bruno Leoni sostuvo “nos hemos acostumbrado cada vez más a considerar el proceso legislativo como una cuestión que concierne a las asambleas legislativas, más bien que a los hombres ordinarios de la calle, y, además, como algo que se puede hacer de acuerdo con las ideas personales de ciertos individuos, siempre que éstos estén en una posición oficial para hacerlo”.
El sistema educativo deber ser sometido a una profunda desregulación y desmonopolización de la función docente por parte del magisterio. Si dejamos que el Estado diseñe el sistema (instituciones, programas, bibliografías), lo imparta (en instituciones de gestión privada y de gestión pública, ya hemos visto que es casi lo mismo) y lo controle (certifique, habilite y audite) habremos caído en una profunda trampa. Es urgente limitar las funciones del Estado en materia educativa.
En un mercado educativo abierto, verdaderamente competitivo, el gobierno no cercenaría la posibilidad a los padres de elegir para sus hijos las escuelas administradas privadamente y que se amoldaran a las convicciones de cada cual. Además cortaríamos con la eterna dependencia del Estado. Los padres tendríamos opciones genuinas como el homescholling o colegios y universidades verdaderamente privados confesionales o no, donde el contenido mínimo será libre de la intromisión de las botas estatistas, la verdadera reforma en la educación consiste en hacerla más libre, más eficiente y más acorde a las necesidades, gustos y potencialidades de cada irrepetible ser humano individual.
miércoles, 18 de enero de 2012
Dios y el Mercado
Por: Hugo Balderrama
Los hombres tenemos una diferencia natural de talentos y capacidades, Dios nos creó únicos e irrepetibles, se imagina que aburrido seria el mundo si a todos nos gustara la mismas películas, las mismas canciones y la misma comida. Lo natural es que cada ser humano explote sus talentos y elija su propio camino para potencializarlos (aunque en muchos casos dicha elección sea para degradarse), de la elección de esos cursos de acción es que tendremos una variedad de productos y servicios ofertados en un proceso complejo al que llamamos mercado, es decir la actividad comercial es algo inseparable de todo grupo humano.
Las grandes religiones Abrahanicas, (Judaísmo, Cristianismo e Islam), reconocen esa actividad natural y sobre todo establecen diques y barreras para que la misma no sufra intromisiones de ninguna índole (sobre todo del gobierno) pero también nos brindan marcos jurídicos para la convivencia civilizada entre personas prohibiendo el robo y el fraude. La economía libre es el sistema más eficiente para la producción y distribución de bienes y servicios, pero también es el más justo porque obliga al productor a satisfacer los deseos del consumidor. La propiedad privada que es la condición para que existan mercados abiertos permite asignar los escasos recursos para que sean administrados por las manos más eficientes para producir lo que demanda la gente, los que dan en el blanco son aquellos que en un momento determinado verán crecer sus patrimonios, en cambios los que no incurrirán en quiebras esto suele pasar en un mercado competitivo donde el empresario debe complacer al consumidor si quiere permanecer en el juego, todo esto se desmorona cuando aparecen los empresarios mercantilistas que viven en las oficinas públicas buscando el favor del gobernante de turno, esto siempre se traduce en mercados cautivos (aranceles a la importación, o monopolios artificiales), que son un robo disimulado al bolsillo del vecino, en especial de los más pobres, debido a que compramos menos y de peor calidad.
Por eso el Supremo Creador ordeno el servicialismo y prohibió el parasitismo que es impulsado por el estatismo, como lo muestran los textos sagrados por ejemplo en Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Javeh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”, en el Islam (la fe que este escriba practica) se encuentra valiosos elementos que respaldan el progreso económico a través del esfuerzo personal, la riqueza en el Islam se considera como un regalo de Dios. Es Dios quien le provee a la persona como premio al uso de los talentos y virtudes, como lo muestra el siguiente hadiz del Profeta Muhammad “La riqueza no disminuye a causa de la caridad, y Dios incrementa a Su siervo en honor cuando él perdona a los demás. Y nadie se humilla ante Dios sin que Dios lo eleve (en estatus)”, el Corán también encontramos grandes alegatos a favor de la economía de mercado, ya que ordena el cumplimento de los contratos comerciales junto el respeto a la propiedad privada como rezan las aleyas “Ustedes los creyentes cumplid con sus contratos y obligaciones”(5:1), y “No devoren sus bienes injustamente unos a otros, ni sobornes con ellos a los jueces para devorar ilegalmente la hacienda ajena” (2: 188)
El sistema de economía abierta o capitalismo liberal, es el que permitió los milagros económicos de Chile y los dragones del Asia, es al que de manera parcial y reducida está recurriendo Cuba para salvar el hambre de sus ciudadanos, es el sistema que una vez hizo grande a la Argentina y EEUU y finalmente es el modelo económico que Dios ordeno, o usted piensan que Marx, Keynes, Krugman o los Cepalistas saben más de economía que el Supremo Hacedor.
viernes, 6 de enero de 2012
El Islam y el Estado
Me duele profundamente darme cuenta de lo arraigada que está en el mundo la creencia de que el Islam es una religión de asesinos comprometidos en una guerra contra el resto de la humanidad. Las crueldades cometidas contra la mujer en países como Afganistan, las locuras del desaparecido Bin Laden, las agresiones y amenazas de muerte al juez Said Al Ashmawy, parecen reforzar ese prejuicio. Sin embargo esa muestra de violencia desmedida no es la religión de grandes hombres como Ibn Khandul, Abul Mawdudi, Avicena y demás, mas al contrario a todos ellos les debemos aportes en la cultura, la historia y la económica. ¿Cómo llego a ocurrir que una fe reconocida por el esplendor de la cultura y su profunda tolerancia a otras creencias se convierta en el motor de una violencia extrema?
La respuesta es simple, el islam se vio contaminado por ideas que promueven un estatismo desenfrenado otorgándole a los gobernantes el patrimonio de la razón sobre los ciudadanos, primero a partir del Wahabismo, teología nacida en Arabia Saudita en el siglo XVII de manos de Abb Al Wahab y luego en los 30 a partir del Baathismo una variante del socialismo iniciada por Michael Aflak, ambas corrientes de pensamiento buscan crear un estado islámico ideal regido por los valores religiosos de antaño. Sin embargo, esos hombres han tergiversado la enseñanza del Islam y engañado sus prosélitos y al mundo no musulmán. La doctrina que pregonan es una pantalla para encubrir sus intereses políticos y su ambición de poder, se trata de un pensamiento que tienen que ver más con el marxismo y el fascismo que con la fe islámica.
Por ejemplo, los militantes instan a las mujeres a ponerse el Hijab, o velo, cuando salgan a la calle. En Argelia se ha llegado incluso a asesinar a colegiales por no cubrirse la cabeza, pero en ningún lugar del Corán se establece que los creyentes deban usar ese sofocante atuendo, los más radicales como los del movimiento Hamas, que mantiene una lucha armada contra Israel, justifican las acciones violentas citando el capítulo octavo “No dejes que los infieles crean que podrán escapar alguna vez”. El llamado a las armas, se relaciona en realidad con un episodio específico, cuando Mahoma se alistaba para atacar a sus enemigos desde la Meca. Nunca se pretendió que fuera un llamado a la guerra permanente, el Corán de hecho proclama que Dios no ama a los agresores y violentos.
Los predicadores demagogos han desvirtuado el sentido de la Yijah, que es una lucha del hombre por superar sus propias bajezas, por una supuesta guerra contra el resto de la humanidad. El islam al igual que el judaísmo y el cristianismo se rige por los principios del Iusnaturalismo que no es nada más que los derechos fundamentales del ser humano otorgados a este por Dios, es decir: la vida, la libertad y la propiedad los mismos que deben ser respetados, en toda circunstancia y momento, en consecuencia, ninguna asamblea legislativa, ningún gobierno y ningún gobernante, tiene el poder para abrogarlos.
El primer paso para acabar con esa amenaza para la paz debe ser el resaltar los principios coránicos que son un freno a la idolatría hacia estado, y un dique de contención para el mesianismo político tan peligroso para la convivencia y el respeto reciproco.
El Corán nos muestra los principios del gobierno limitado “No tomare ninguna decisión sin antes consultarlos” (27:32) o “Bienaventurados aquellos que consultan para resolver los asuntos” (42:38), en otras suras se reconoce la libertad de conciencia “No está permitido forzar a nadie a creer” (2:256), el derecho a la resistencia contra las opresiones “A Dios no le place que hables con términos impropios en público, pero no serán reprochados si lo hacéis en respuesta a una opresión” (4:148). El gobernante debe ser respetuoso hacia su pueblo, como lo mostro el primer Califa “Cooperad conmigo si obro bien, obedecerme siempre que obedezca los mandatos de Dios, pero no me debes obediencia alguna, si me alejo de ese camino”. La vida del ser humano es sagrada y no debe perderse sin razón “quien mata a una persona sin que esta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción es como si matase a toda la humanidad” (5:32). Mahoma también declaro “Vuestras vidas y vuestros bienes son sagrados”, “No entren en ninguna casa sin tener el permiso de los dueños”
El Islam condena con toda firmeza al Estado absoluto y su adoración; y no manda obediencia ciega, por eso en el Corán se basa el derecho de resistir a la opresión, corolario del principio de Gobierno limitado, y demás derechos naturales, dados por Dios. Y el concepto del Estado de Derecho: la ley por encima del príncipe garantizando la adoración solamente a Dios señor absoluto del universo.