¿Qué le sucedió a la educación?
Por: Hugo Marcelo Balderrama.
El año 2007 siendo economista de profesión, tuve que cursar un posgrado en pedagogía. Recuerdo que cada clase, me asombrara de la cantidad de palabras rebuscadas, que usaban los profesores para nombrar las cosas más sencillas: constructo, taxonomía, procesos metacognitivos y otras cosas por el estilo. Durante el desarrollo del curso, llegue a la conclusión: que los pedagogos usan esos términos, para aparentar una sabiduría que en verdad no tienen.
Este nuevo sistema “pedagógico” es producto del Constructivismo, enseña que el estudiante debe conocer la verdad por sí mismo, y que el maestro no debe imponer sus ideas, sino que, sólo debe ser un mediador entre el saber y el estudiante.
Paradójicamente, el conocimiento especulativo y la búsqueda de las verdades finales, han sido expulsados de las universidades y reemplazados por frases típicas del márquetin como: “educación por competencias”, “formamos emprendedores”, “estudio para trabajar”, etc. Detrás de todos esos sofismas publicitarios, se oculta el desprecio que la educación moderna tiene por la filosofía clásica y sus viejos métodos de aprendizaje y enseñanza. La frase más repetida por los estudiantes es: “yo quiero la práctica y no la teoría”. Esa consigna resume la filosofía más idiota, perversa y dañina que se pueda imaginar. Pero es harto popular, porque el odio a la palabra, a la inteligencia y a la ciencia, y al estudio, que es el medio para alcanzar sabiduría, es precisamente la filosofía que abraza hoy la inmensa mayoría de la gente.
Parece que esta frase, en latín “Res et non verba”, se originó en Roma, cuando los toscos e iletrados campesinos y soldadotes romanos hicieron contacto con los griegos, dados al cultivo de la filosofía, el diálogo y el debate. Los romanos, dados en cambio a las supersticiones, las adivinaciones, la astrología y el pensamiento mágico, tenían por “sentido práctico” a esa ignorancia rebelde y contumaz, que se subleva contra la erudición. Pero “nada más práctico que una buena teoría”, escribió José Ortega y Gasset.
“Studia Generalia” (estudios generales): era el sistema de estudios de la universidad medieval, que tenía como propósito: acceder a las destrezas intelectuales especulativas y a los conocimientos universales, antes que a destrezas prácticas y concretas. ¿Cuál era la razón?: desarrollar las tres formas de razonamiento: deductivo, inductivo y analógico.
Las siete artes liberales eran el fundamento de esta enseñanza. El trívium agrupaba las disciplinas relacionadas con la elocuencia: lógica, gramática y retórica. Y el quadrivium agrupaba las disciplinas relacionadas con las ciencias duras: la aritmética, la geometría, la astronomía y la música.
Llevo diez años como docente, y mi experiencia es muy triste. Los universitarios recién egresados, demuestran poca formación intelectual. Los trabajos académicos y la tesis, son escritos sin el menor cuidado por la gramática y la ortografía y su razonamientos son llenos de sofismas (“nadie es dueño de la verdad”, “la verdad es relativa”, “esas cosas era para ayer”, etc.). A semejanza de los animales, que sólo reaccionan ante lo concreto, las referencias son nada más a personas, hechos y conductas de la experiencia inmediata, muy limitada.
¿Qué le sucedió a la educación?: está secuestrada por la política, y no cualquier política, sino el radicalismo de izquierda, contrario a la cultura y la civilización occidental. Su objetivo no es educar, sino politizar, adoctrinar e inhibir la capacidad de razonar. Y en ese sentido: la educación estatal es todo un éxito.
martes, 24 de octubre de 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)