miércoles, 18 de enero de 2012

Dios y el Mercado

Por: Hugo Balderrama

Los hombres tenemos una diferencia natural de talentos y capacidades, Dios nos creó únicos e irrepetibles, se imagina que aburrido seria el mundo si a todos nos gustara la mismas películas, las mismas canciones y la misma comida. Lo natural es que cada ser humano explote sus talentos y elija su propio camino para potencializarlos (aunque en muchos casos dicha elección sea para degradarse), de la elección de esos cursos de acción es que tendremos una variedad de productos y servicios ofertados en un proceso complejo al que llamamos mercado, es decir la actividad comercial es algo inseparable de todo grupo humano.

Las grandes religiones Abrahanicas, (Judaísmo, Cristianismo e Islam), reconocen esa actividad natural y sobre todo establecen diques y barreras para que la misma no sufra intromisiones de ninguna índole (sobre todo del gobierno) pero también nos brindan marcos jurídicos para la convivencia civilizada entre personas prohibiendo el robo y el fraude. La economía libre es el sistema más eficiente para la producción y distribución de bienes y servicios, pero también es el más justo porque obliga al productor a satisfacer los deseos del consumidor. La propiedad privada que es la condición para que existan mercados abiertos permite asignar los escasos recursos para que sean administrados por las manos más eficientes para producir lo que demanda la gente, los que dan en el blanco son aquellos que en un momento determinado verán crecer sus patrimonios, en cambios los que no incurrirán en quiebras esto suele pasar en un mercado competitivo donde el empresario debe complacer al consumidor si quiere permanecer en el juego, todo esto se desmorona cuando aparecen los empresarios mercantilistas que viven en las oficinas públicas buscando el favor del gobernante de turno, esto siempre se traduce en mercados cautivos (aranceles a la importación, o monopolios artificiales), que son un robo disimulado al bolsillo del vecino, en especial de los más pobres, debido a que compramos menos y de peor calidad.

Por eso el Supremo Creador ordeno el servicialismo y prohibió el parasitismo que es impulsado por el estatismo, como lo muestran los textos sagrados por ejemplo en Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Javeh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”, en el Islam (la fe que este escriba practica) se encuentra valiosos elementos que respaldan el progreso económico a través del esfuerzo personal, la riqueza en el Islam se considera como un regalo de Dios. Es Dios quien le provee a la persona como premio al uso de los talentos y virtudes, como lo muestra el siguiente hadiz del Profeta Muhammad “La riqueza no disminuye a causa de la caridad, y Dios incrementa a Su siervo en honor cuando él perdona a los demás. Y nadie se humilla ante Dios sin que Dios lo eleve (en estatus)”, el Corán también encontramos grandes alegatos a favor de la economía de mercado, ya que ordena el cumplimento de los contratos comerciales junto el respeto a la propiedad privada como rezan las aleyas “Ustedes los creyentes cumplid con sus contratos y obligaciones”(5:1), y “No devoren sus bienes injustamente unos a otros, ni sobornes con ellos a los jueces para devorar ilegalmente la hacienda ajena” (2: 188)

El sistema de economía abierta o capitalismo liberal, es el que permitió los milagros económicos de Chile y los dragones del Asia, es al que de manera parcial y reducida está recurriendo Cuba para salvar el hambre de sus ciudadanos, es el sistema que una vez hizo grande a la Argentina y EEUU y finalmente es el modelo económico que Dios ordeno, o usted piensan que Marx, Keynes, Krugman o los Cepalistas saben más de economía que el Supremo Hacedor.

viernes, 6 de enero de 2012

El Islam y el Estado

Por: Hugo Balderrama

Me duele profundamente darme cuenta de lo arraigada que está en el mundo la creencia de que el Islam es una religión de asesinos comprometidos en una guerra contra el resto de la humanidad. Las crueldades cometidas contra la mujer en países como Afganistan, las locuras del desaparecido Bin Laden, las agresiones y amenazas de muerte al juez Said Al Ashmawy, parecen reforzar ese prejuicio. Sin embargo esa muestra de violencia desmedida no es la religión de grandes hombres como Ibn Khandul, Abul Mawdudi, Avicena y demás, mas al contrario a todos ellos les debemos aportes en la cultura, la historia y la económica. ¿Cómo llego a ocurrir que una fe reconocida por el esplendor de la cultura y su profunda tolerancia a otras creencias se convierta en el motor de una violencia extrema?

La respuesta es simple, el islam se vio contaminado por ideas que promueven un estatismo desenfrenado otorgándole a los gobernantes el patrimonio de la razón sobre los ciudadanos, primero a partir del Wahabismo, teología nacida en Arabia Saudita en el siglo XVII de manos de Abb Al Wahab y luego en los 30 a partir del Baathismo una variante del socialismo iniciada por Michael Aflak, ambas corrientes de pensamiento buscan crear un estado islámico ideal regido por los valores religiosos de antaño. Sin embargo, esos hombres han tergiversado la enseñanza del Islam y engañado sus prosélitos y al mundo no musulmán. La doctrina que pregonan es una pantalla para encubrir sus intereses políticos y su ambición de poder, se trata de un pensamiento que tienen que ver más con el marxismo y el fascismo que con la fe islámica.

Por ejemplo, los militantes instan a las mujeres a ponerse el Hijab, o velo, cuando salgan a la calle. En Argelia se ha llegado incluso a asesinar a colegiales por no cubrirse la cabeza, pero en ningún lugar del Corán se establece que los creyentes deban usar ese sofocante atuendo, los más radicales como los del movimiento Hamas, que mantiene una lucha armada contra Israel, justifican las acciones violentas citando el capítulo octavo “No dejes que los infieles crean que podrán escapar alguna vez”. El llamado a las armas, se relaciona en realidad con un episodio específico, cuando Mahoma se alistaba para atacar a sus enemigos desde la Meca. Nunca se pretendió que fuera un llamado a la guerra permanente, el Corán de hecho proclama que Dios no ama a los agresores y violentos.

Los predicadores demagogos han desvirtuado el sentido de la Yijah, que es una lucha del hombre por superar sus propias bajezas, por una supuesta guerra contra el resto de la humanidad. El islam al igual que el judaísmo y el cristianismo se rige por los principios del Iusnaturalismo que no es nada más que los derechos fundamentales del ser humano otorgados a este por Dios, es decir: la vida, la libertad y la propiedad los mismos que deben ser respetados, en toda circunstancia y momento, en consecuencia, ninguna asamblea legislativa, ningún gobierno y ningún gobernante, tiene el poder para abrogarlos.

El primer paso para acabar con esa amenaza para la paz debe ser el resaltar los principios coránicos que son un freno a la idolatría hacia estado, y un dique de contención para el mesianismo político tan peligroso para la convivencia y el respeto reciproco.

El Corán nos muestra los principios del gobierno limitado “No tomare ninguna decisión sin antes consultarlos” (27:32) o “Bienaventurados aquellos que consultan para resolver los asuntos” (42:38), en otras suras se reconoce la libertad de conciencia “No está permitido forzar a nadie a creer” (2:256), el derecho a la resistencia contra las opresiones “A Dios no le place que hables con términos impropios en público, pero no serán reprochados si lo hacéis en respuesta a una opresión” (4:148). El gobernante debe ser respetuoso hacia su pueblo, como lo mostro el primer Califa “Cooperad conmigo si obro bien, obedecerme siempre que obedezca los mandatos de Dios, pero no me debes obediencia alguna, si me alejo de ese camino”. La vida del ser humano es sagrada y no debe perderse sin razón “quien mata a una persona sin que esta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción es como si matase a toda la humanidad” (5:32). Mahoma también declaro “Vuestras vidas y vuestros bienes son sagrados”, “No entren en ninguna casa sin tener el permiso de los dueños”

El Islam condena con toda firmeza al Estado absoluto y su adoración; y no manda obediencia ciega, por eso en el Corán se basa el derecho de resistir a la opresión, corolario del principio de Gobierno limitado, y demás derechos naturales, dados por Dios. Y el concepto del Estado de Derecho: la ley por encima del príncipe garantizando la adoración solamente a Dios señor absoluto del universo.